Excelentísimo Presidente Mariano Rajoy Brey:Le pido democracia, le exijo justicia, le reclamo que mi voto valga tanto como el de cualquier otro ciudadano español. Por favor, reforme la ley electoral para que se respeten mis derechos fundamentales: promueva la creación de la circunscripción electoral única.
Atentamente,
Un ciudadano vía Actuable
Esa inmensa minoría de ciudadanos españoles indignados que defiende su propia agenda política (una nación más democrática, más justa y más moderna) hace uso de su ciudadanía digital para expresar su indignación ante la gran estafa del reparto de escaños al que una vez más nos ha conducido una ley electoral diseñada en el postfranquismo (de antes de la aprobación de la Constitución y de las elecciones de 1977).
Aquello ya no se modificó y desde 1977 hasta hoy se han sucedido esporádicos debates, nunca tan intensos como el que ahora se ha abierto, sobre la anomalía que supone tener muchos menos diputados con muchos más votos que otra fuerza política. En ¡1981! todos los partidos ya reconocían que la ley electoral era injusta, incluidos los socialistas (con la boca pequeña) y Alianza Popular (por la boca de Jorge Verstringe).
Ya entonces existía un consenso sobre la necesidad de ampliar las circunscripciones de lo provincial a lo autonómico (como propone el autor del gráfico que encabeza este post, el ciudadano Alfonso Ferrero) para ganar algo de proporcionalidad. Era el término medio. Una buena solución. El problema: había que modificar la Constitución. 30 años después, la reforma constitucional exprés, en dos semanas y con el consenso de dos partidos, en un aspecto de gran calado como la limitación del déficit, les deja ya sin el argumento de entonces: la Constitución es intocable.
Ayer escuché por fin, en público, otro de los argumentos con los que las élites españolas justifican la injusta ley electoral en desayunos informativos, comidas reservadas y cenáculos. Lo desveló Margarita Sáenz Díez en TVE. Modificar la ley electoral en perjuicio de los nacionalistas, aunque perderían muy pocos escaños, haría crecer el sentimiento independentista (en Cataluña y Euskadi). Me llama la atención el argumento del ¿miedo? (o del chantaje) cuando desde ERC se considera del todo intolerable que los pequeños (o medianos) partidos españoles sean penalizados por la ley electoral. La cosa no va por ahí.
Ayer, como hoy, las élites atacan el principio democrático de igualdad ante las urnas para defender los privilegios de los dos grandes partidos (y el comodín convergente) en claro perjuicio para el tercer partido a la izquierda del PSOE (ayer el PCE, hoy IU) y el partido intermedio entre socialistas y populares, ayer el CDS de Suárez, hoy la UPyD de Rosa Díez.
El tercer partido beneficiado y bendecido se convierte en comodín en la reserva para garantizar los intereses de los lobbies (CiU) si uno de los dos grandes partidos pierde la mayoría absoluta. CiU obtiene prácticamente los mismos votos con uno u otro sistema, pero otros partidos con sus mismos votos o más, no tienen la influencia que el sistema le reserva a CiU por la sencilla razón de que obtienen muchos menos diputados lo que lastra su influencia y convierte a sus votantes en votantes de tercera y escasa influencia.
IU-ICV 1.680.810 – 6,92% – 11 escaños
UPyD 1.140.242 – 4,69% – 5 escaños
CiU 1.014.263 – 4,17% – 16 escaños
El Sistema (Rajoy hoy, Zapatero ayer) cuida a la bisagra que interesa al Sistema. Blindar esa bisagra es una garantía de futuro (para los lobbies de la Ley Sinde por ejemplo). Pero deberían reflexionar sobre la sensación de estafa, que va en aumento. Se cuece la indignación en un ambiente de abusos y corrupción, lo que hace más grave el autismo de Rajoy frente a las demandas de igualdad ante las urnas.
Con un sistema respetuoso con el principio de igualdad ante las urnas el PP no tendría mayoría absoluta y la única bisagra ya no sería CiU (favorable a la Ley Sinde), por cierto. El sistema proporcional, una persona/un voto, se aplica desde 1917 en Holanda. Nadie ha convencido a ese pequeño gran país de las bondades de otros sistemas.
¿Se convencerá Rajoy de las bondades de la proporcionalidad o es una tema tabú y no abordable ya que el consenso (y los intereses) de las élites está por encima del clamor y las demandas ciudadanas?.
Rubalcaba hasta borró del borrador del programa electoral la dichosa palabra: proporcionalidad.
Imagen | Alfonso Ferrero
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