Tras el cierre de Megaupload, ¿qué, exactamente?

Hombre, decir que al cerrar Megaupload la gente va más al cine así de entrada ya huele a chamusquina mal quemada, que una cosa es maquillar los datos y otra muy distinta dar a la gente forraje para comer, tal y como quedó demostrado ayer por el ombudsman de la red, que pone en evidencia lo que es evidente de por sí: que una flor no hace verano, como diríamos en mi pueblo, y que no se puede extrapolar un dato en caliente porque los números los carga el diablo, que es un tipo muy chungo, dicen.

Tampoco han estado finos los que han hablado de un gran crecimiento en los ingresos de filmin, el (teóricamente) gran beneficiado español de la movida de Megaupload. Tráfico, sí. ¿Ingresos? Se verá. Qué manía de querer tener los resultados del balance antes que los departamentos financieros de las empresas. Si tienen que ganar más, no nos preocupemos, que ya se sabrá. Y, desde luego, si comparamos el cese de un sitio con millones de usuarios con los anunciados crecimientos, casi que lo dejemos correr. ¿Llegará a representar ese movimiento un 1 % del tráfico de Megaupload? Ni eso.

De momento, lo que se está demostrando es que la gente que se mueve por internet no está por el todo gratis, y eso es palmario tanto si tenemos en cuenta la millonada que atesoraba el ahora detenido y vapuleado por todo el mundo, por friki y por internauta, como si tenemos en cuenta el interés que despiertan los stores de diferentes empresas.

¿Y los otros sitios de descargas? Pues haciendo las maletas están. Los hay que retiran sus programas de pago por subidas, como Fileserve, que ya estaba el segundo de la lista en la agenda del FBI, los hay que optan por reconvertir lo de compartir en compartir con uno mismo y trasformarse en un servicio cutre de almacenamiento, como es el caso de Filesonic, y los hay que proceden al vaciado de servidores como ocurre en varios sitios similares al ahora desmantelado, por aquello de las barbas del vecino.

Veremos también qué pasa con las webs de enlaces. Ya reconocimos la pifia de SeriesYonkis, que a nosotros no nos duelen prendas, pero la idea de fondo era real: aunque la persecución se va a cebar con la raíz del “problema”, las páginas de enlaces irán detrás si no han muerto antes de aburrimiento, en cuanto se queden sin servidores a los que enlazar. Buscando un paralelismo, ¿alguien se acuerda de lo peñazo que era encontrar en el eMule servidores caídos por la gracia de Alemania?

Y hablando del eMule, luego tenemos ese clamor popular por la reivindicación del p2p, así en plan recordatorio por parte de los puristas de la red, esos que siempre despotricaron del carácter mercantilista de las páginas de descargas directas y abogaron por que tener un amigo en las antípodas con el que te intercambias información es lo más natural del mundo.

Volvamos pues a la mula y a los torrents, y volvamos a los tiempos de descartar los archivos que, tras haber sido descargados, nos revelaban una secuencia inesperada de dos (o más) personas en actitud muy cariñosa que alguien con muy mala baba decidió poner ahí. Pregunta al margen: ¿quién puede tener interés en desprestigiar así una red que no tiene ánimo de lucro?

¿Y qué pasa con los datos de los que se ha incautado el FBI? Porque ahí, no nos engañemos, no sólo hay archivos privados de esos que Rajoy debería reclamar según Facua (ay, que me LOL), sino todo un registro de conexiones e IP fijas o dinámicas que según la mentalidad de los de la oficina federal convierten al 200 % de los internautas en peligrosos criminales, sólo comparables a los terroristas más sanguinarios, que pueden ser perseguidos y detenidos en cualquier momento y en cualquier lugar.

¿Debemos tener miedo, aquellos que un mal día nos descargamos las aventuras completas de ‘Doraemon’ por hacer una gracia? Hombre, quizá no bajen hasta este nivel, máxime si se quedan satisfechos con la reacción que han tenido el resto de las páginas de descargas tras la espectacular detención y disposición al escarnio público del señor Megaupload, pero…

En Nación Red | Cierre de Megaupload: lo que el FBI cree que consigue

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