En el capítulo anterior de ésta serie sobre la SOPA vimos de dónde salió y, en general, cómo funciona. Hoy veremos en qué nos afecta, ya seamos un mero internauta o estemos al otro lado del monitor, ya sea administrando un dominio o publicando cualquier cosa.
En primer lugar hay que dejar claro que esa distinción es, hoy por hoy, casi inexistente. No me refiero a lo de “todos somos autores” (que todos podamos serlo no quiere decir que lo seamos o que queramos serlo) si no porque no hace falta publicar nada para que la SOPA nos caiga encima. Basta con compartir un enlace. Tan simple como eso.
USUARIOS ACTIVOS
En éste artículo, entendemos por usuarios activos aquellos que generen algún tipo de contenido y que lo difundan a través de Internet: escritores, bloggers, periodistas, fotógrafos, pintores… cualquier cosa que pueda publicarse electrónicamente.
En el caso de material ‘escrito’, el mero hecho de citar un fragmento de una noticia, libro o publicación sujeta a copyright restrictivo, puede levantar la liebre y que el titular de ése copyright nos meta en su lista.
Si lo que hacemos es un videoblog, remixes y versiones de canciones, samples musicales, pases de fotos o vídeos en los que se oiga o se vea cualquier canción (o fragmentos de la misma) o imagen de películas o series, videos lip-dub, o te grabes a ti mismo tocando una canción con tu guitarra... cualquier cosa que pueda llevar a que en nuestro material aparezca, de cualquier manera, un mínimo de algo sujeto a copyright, los titulares de derechos pueden incluirnos en su lista.
La idea de los promotores de la SOPA es proteger a los “autores y creadores”, pero con esta forma de funcionar, la SOPA convierte a todos en policías de nuestro vecino (y de nosotros mismos). Mientras los “autores y creadores profesionales”, y aquí incluyo parte del mundo de la prensa, se afanaron a aplaudir este tipo de leyes basura, no están siendo capaces de ver que les afecta directamente.
Bajo la falsa premisa de que sus contenidos estarán más protegidos, no ven que los titulares de los derechos de cualquier fuente que usen para generar sus historias y trabajos también puede denunciarles y lograr que les cierren la web y empiecen a cortarle las alas económicas.
Esto puede llevar a un aumento de la susceptibilidad, de la autocensura, del “mejor de esto no digo nada, no vaya a ser que…” y a estar vigilando qué dice quién, y si nos copia un párrafo sin darnos compensación económica, meterle en la lista. Porque con la SOPA, nadie, ni los creadores, ni los autores ni los clientes ni los usuarios, está a salvo.
USUARIOS PASIVOS
Cuando en el inicio del artículo hablo de “compartir un enlace”, los buitres (o mejor pongo el genérico “carroñeros”, que los pobres buitres no me han hecho nada) del copyright estarán afilando las guadañas, pensando en que se trata de “compartir enlaces de BitTorrent o del eMule”. Pues no.
SOPA mediante, no sólo la publicación de “contenido ilegal” será delito, si no también enlazarlo, o “facilitar su difusión”. Antes hemos visto algunos ejemplos de “contenido ilegal”. Si como usuarios hacemos cualquiera de esas cosas listadas, estaremos infringiendo la ley.
Por otro lado, si tan sólo somos “usuarios llanos” que no hacemos vídeos caseros, ni ponemos música a nuestras propias fotos, también podemos vernos afectados si ponemos un enlace apuntando hacia ellas en cualquier medio, ya sea un servicio de redes sociales o en nuestro blog. No hace falta montar The Pirate Bay para caer en las garras de la SOPA. Simplemente basta con enlazar a un vídeo de alguien tocando la guitarra y estaremos difundiendo contenido ilegal.
Como ya hemos dicho, la SOPA prevé, para empezar, el secuestro de dominios que publiquen o difundan contenido sujeto a copyright. Y está diseñada para aplicarse y actuar fuera de los Estados Unidos de América. Por lo tanto, cualquier sitio web del mundo puede caer en sus garras. Y eso incluye sitios como la Wikipedia, Reddit, Menéame, El Rincón del Vago, una web con recetas de cocina, la edición electrónica de The Guardian o El País (o cualquier periódico) o cualquier blog personal.
Si cualquier presunto titular de derechos lanza una petición en contra de cualquiera de éstos sitios, podría ser que las autoridades federales ordenaran el secuestro del dominio mediante el borrado de los DNS, así como ordenar a los buscadores que borren de sus resultados cualquier mención a esa web, por lo que no podríamos acceder a él para nuestra labor de consulta o búsqueda de información, ni tan siquiera para leer el periódico.
En resumen, si somos usuarios ‘pasivos’ que no generamos ningún tipo de contenido ni publicamos nada, que simplemente navegamos por la red buscando información o leyendo el periódico, la SOPA nos puede afectar en el hecho que puede llegar a borrar del mapa algunas de esas webs. En casos que estas webs y dominios sean de medios de prensa (en el resto también, pero en especial en estos casos), si, hablamos de serias afectaciones a la libertad de información y de expresión.
Pero la SOPA no actúa sólo contra contenidos ‘escritos’, ‘graficos’ o ‘audiovisuales’, si no que también alcanza objetos físicos. Si usamos la web para vender cualquier cosa, o para comprarla, también estamos a merced de la SOPA. Pero lo dejamos para otro rato.