Como ya hemos comentado algunas veces, las industrias del ocio y del entretenimiento están explotando un nuevo modelo de negocio consistente en demandar a todo el que se ponga por delante, acusándole de una presunta (y más que dudosa) infracción de copyright.
El acusado suele ser alguien poco informado sobre estos temas y por lo general, al recibir una carta con amenazas de costosos juicios, se amedrenta y acaba aceptando la oferta de paz, previo pago de unos miles de euros o dólares.
Sin embargo, siguen habiendo clases. Hay ciertas profesiones que, por alguna oscura y/o esotérica razón, a la industria no le interesa demandar.
Entre los demandantes, se encuentra la amplia industria del cine para adultos, que también tira del filón de las demandas en masa usando direcciones IP sospechosas de descargar peliculas porno.
Pero el problema, para ellos, es que resultó que algunos de los malvados delincuentes que hunden al porno eran policías que, efectivamente, se bajaban porno. En esos casos, los demandantes desistieron el caso, pasaron página y fueron a por el siguiente de la lista.
Además de policías, en activo o realizando “operaciones encubiertas” (¿llevas una pistola encubierta en el bolsillo, o es que te alegras de verme?), la industria del porno tiene especial cuidado con no meterse, entre otros, con los soldados estadounidenses en servicio lejos de su país.
Famosos varios, incluyendo cargos políticos, y personas que murieron antes de poder ser debidamente identificadas por su dirección IP tampoco entran en los planes.
Los segundos, bien, resulta algo complicado esperar una compensación económica de parte de alguien que ya no está en éste mundo, y sobre los famosos, bueno, podría resultar que no mordieran el anzuelo y todo terminara en un juicio de verdad (ya que a diferencia de la mayoría de mortales pueden pagárselo), lo que comportaría riesgos para esos trolls de copyright, en concreto, el riesgo que se descubriese el pastel de engaños y abusos de forma pública y notoria.
El modelo de demandas en masa, incluyendo decenas de acusados en un mismo caso, reduce mucho los costes de la demanda, lo que les va bien a los trolls.
Pero un juez ya dijo que una IP no es lo mismo que una persona física, lo que podría forzar a presentar casos individuales. Y claro, esto aumentaría los costes de operación, y podría hacer que se replantease la viabilidad del modelo.
Igual así, los estudios de cine, familiar y para adultos, podrían pensar en abandonar éste tipo de aventuras y volver a su actividad tradicional, que es hacer películas.
Mientras tanto, siempre podremos buscarnos un carguito público, salir en la tele o peor aún, decidir morirnos. Aunque la verdad, todas las opciones dan bastante pereza…
Vía | Torrentfreak
Foto | Javier Aroche