Fiestas y representaciones de teatro de barrio, conciertos benéficos, bodas, bautizos y comuniones. Éstos eran, hasta no hace demasiado, algunos de los ‘modelos de negocio‘ de la Sociedad General de Autores y Editores. Consistían en que el Señor del Maletín se presentaba en alguno de los eventos listados, y pedía su diezmo.
Aún con palos lloviendo por todas partes por estos hechos, la SGAE siempre se escudó en que “la legislación les obligaba a hacerlo”, y claro, la Ley actúa cuando alguien es un delincuente cultural… pero siempre hay alguien que está por encima de las leyes terrenales.
En este caso, se trata del Obispo de Roma, Benedicto 1.6 (no llega ni a 2.0 a pesar de tener twitter) conocido por tener otras cosas mejores que hacer que someterse a las leyes terrenales, como por ejemplo pensar en el bienestar espiritual de todos nosotros, pecadores de palabra, obra, omisión e infracción del copyright, además de dictar moralinas y velar por el bienestar de los niños.
Resulta que, una vez límpias las calles de Madrid, los nuevos hombres de la SGAE, José María Díez-Picazo (ex-director financiero de Tele Madrid) y Ramón López Vilas, catedrático de derecho civil, exmagistrado del Tribunal Supremo y prestigioso abogado que alcanzó cierta notoriedad cuando ejercía la defensa de Juan Miguel Villar Mir, (marqués de Villar Mir y Ministro de Hacienda con Arias Navarro) también han querido sumarse a la fiesta, siguiendo una nueva política, que es ‘absolver’ de pagar los royalties por la música que se ponga durante la visita del Papa este fin de semana.
Todo ello se debe a una especie de acuerdo de patrocinio entre empresas colaboradoras (Coca-Cola, El Corte Inglés, Iberia, Banco Santander, FCC, OHL, Ifema, Mutua Madrileña, Nutrexpa o Caja Madrid Bankia), socios y peregrinos, elevando el presupuesto total del festival hasta unos 50 millones de euros, de los cuales ninguno va a salir de la caja pública, según Fernando Giménez Barriocanal, responsable financiero de la Jornada Mundial de la Juventud.
De éste modo, todas las canciones, músicas, interpretaciones, cánticos, salmos y letanías de los santos quedan exentos de tributar a la Sacrosanta Sociedad de Autores.
Lo que queda por ver es, como apunta Josep Jover, cómo se aplicará aquello que “los derechos de autor son irrenunciables (como los sacramentos, por cierto), y solamente puede establecerse el no-pago por otra compensación“. ¿Una bula absolutoria in perpetuam para cada autor que suene? ¿Una visita guiada a los Museos Vaticanos? ¿Una foto firmada?
España es la Reserva Espiritual de Europa, ¿en algo se tenía que notar, no? Total, el vil metal es la fuente del mal. Deus vult. Alabado sea el Señor.
Vía | El Economista
Foto | Alessio