En sus intentos para intentar disminuir la mal llamada “piratería de contenidos culturales”, la industria del ocio y del entretenimiento ha probado de todo. Desde prohibir a convertir a sus propios clientes en delincuentes, haciéndolo a veces al margen de la ley.
Pero ni así. Sea por aquello de “lo prohibido siempre sabe mejor” o porque, al final, uno no puede prohibir el hecho de respirar, ninguna solución parece funcionar al cien por cien.
Pero ahora parece que llega otro nuevo intento: una mezcla de “si no puedes con las redes de intercambio, únete a ellas”… y romper el sistema “desde dentro”.
Es lo que hace la tecnología de la empresa rusa Pirate Pay, cuyo software se dedica a ‘infiltrarse’ en las redes p2p y dificultar, cuando no impedir, que dos usuarios consigan conectarse.
En las primeras pruebas, el software de Pirate Pay consiguió impedir que el tráfico p2p fluyera correctamente, lo que llevó a pensar a los desarrolladores que, quizá, habían logrado el arma definitiva.
Y luego les llovió el maná del cielo, en forma de 100.000 dólares invertidos por Microsoft, para poder seguir desarrollando su producto, hasta que el pasado Diciembre tuvieron los primeros dos clientes, Walt Disney y Sony Pictures.
El software se dedica a realizar conexiones a cada uno de los clientes p2p que distribuyen un fichero concreto. Luego, se manda una gran cantidad de datos destinados a confundirlos acerca de la dirección IP real de los otros clientes para intentar que se desconecten entre ellos.
En el primer mes, Pirate Pay consiguió detener unas 45.000 transferencias, aunque no se sabe cuantas descargas consiguieron terminarse satisfactoriamente, ni cuantos usuarios volvieron a probarlo una vez desconectados.
No es la primera vez que se intentan detener las descargas mediante el lío del tráfico p2p. MediaDefender, ahora Peer Media, ya lo intentó hace un tiempo a través de ataques a los trackers y subiendo ficheros torrent falsos. Y cobrando por ello miles de dólares.
Pirate Pay cobra por sus servicios entre 12.000 y 50.000 dólares, dependiendo de la envergadura del proyecto a defender. Pero la mera naturaleza de las redes p2p hace que sea realmente difícil detenerlas.
Las empresas de la industria del ocio y del entretenimiento harían bien en no gastarse los cientos de miles de dólares y euros que se gastan en sistemas de protección que fallan más que una escopeta de feria.
Podrían empezar por contabilizar todo el dinero tirado por el retrete y compararlo con las “pérdidas“ causadas por su “piratería”. Seguramente se llevarían una bonita sorpresa.
En vez de eso, podrían desarrollar nuevos métodos para facilitar que los usuarios, sus clientes al fin y al cabo, pudieran conseguir acceder a sus productos de forma más fácil, limpia y, por qué no, barata.
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Vía | Torrentfreak
Imagen | Ryan Van Etten