La mayoría de casos judiciales por descargas de ficheros mediante redes p2p, incluyendo los pocos que llegan a juicio y no terminan con un acuerdo, se hacen una vez los trolls de copyright consiguen una IP desde la cual se ha realizado un intercambio.
Hasta ahora, los trolls de copyright lo tenían relativamente fácil, hasta que un juez dictaminó que una dirección IP no era equivalente a una persona, concretamente el titular de la cuenta.
Ahora, las cosas se les van a poner un poco más dificil, ya que como dice la canción, la tecnología avanza que es una barbaridad.
Los clientes de intercambio p2p realizan las transferencias de forma ‘pública’, y eso permite rastrear de forma fácil las IP de los usuarios. OneSwarm es un nuevo cliente peer-to-peer que no solamente protege la privacidad de sus usuarios ‘oscureciendo’ la fuente de los ficheros, si no que permite crear una red privada de intercambio.
Técnicamente, esa ‘ocultación’ se hace mandando los bits a través de múltiples intermediarios, creando una especie de laberinto bastante difícil de rastrear.
Pero lo realmente interesante, es que sus usuarios podrán crear redes privadas, y solamente compartir ficheros entre ellos.
Esta opción es perfecta para empresas con sedes distantes, estudiantes o ciudadanos corrientes mandando fotos y videos de sus vacaciones a familiares y amigos.
Aunque la industria del ocio intente manipular el lenguage, el intercambio p2p no sólo sirve para descargarse peliculas o música. Una enorme cantidad de gente lo utiliza diariamente para su trabajo habitual.
OneSwarm está disponible para usuarios de Windows, Mac y GNU/Linux, y está desarrollado por el mismo equipo de la Universidad de Washington que recibió una orden judicial contra una de sus impresoras por ‘infracción de copyright’.
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Video | OneSwarm