Estados Unidos quiere ahora que los gobiernos tengan un papel preponderante en las decisiones acerca de la ampliación de nuevos dominios. Más poder para los gobiernos como exigen algunas de las peores dictaduras del planeta. El propio Obama es el impulsor de la iniciativa. La propuesta de su administración consistiría en dar derecho de veto antes de decidir si se lanza un nuevo dominio.
Un cambio radical que alteraría el funcionamiento y “competencias” de la ICANN. La administración Obama defiende el veto para evitar a posteriori que otros gobiernos pueden frenar la introducción de un dominio cuando ya se haya activado o bloquearlo provocando la fragmentación de Internet. Curioso.
La Administración Obama sugiere que el proceso de aprobación de dominios se cambiará para incluir esa revisión obligatoria por una serie de representantes procedentes de unos 100 países. Elegidos por los gobiernos, claro. Un camino intermedio pero escorado a la propuesta de China que defiende que tengan que ser aprobados por Naciones Unidas.
Considerando la posibilidad de que entre esos países con derecho a veto se encuentren algunos que persiguen a los homosexuales, no parece que el esperado dominio .gay pasase el filtro o veto del Senado de expertos de 100 naciones propuesto por Obama. En apenas tres semanas se verá la propuesta “senatorial” en la reunión que la ICANN tiene previsto desarrollar en Bruselas con una llamativa asistencia de delegaciones gubernamentales.
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