Vaya por delante que este post estará desactualizado cuando sea leído. Así será porque Twitter arde para que la manifestación del #15M no se quede fría.
Resulta casi imposible saber todo lo que se va cociendo porque cuando nos enteramos que los detenidos por la acampada de Sol salen con libertad con cargos y parece ser una noticia, de golpe salen otras tantas sobre las nuevas manifestaciones en diferentes puntos de la península para dentro de menos de una hora. Muchos se juntarán a las 20:00 en Sol para "pasear por casualidad."
El éxito de antes de ayer ha cogido por sorpresa a casi todos y de pronto vemos como todos los "grandes medios" se hacen eco de noticia e incluso cubren en directo todo el caldo de cultivo que se prepara para hoy. El ruido ha llegado tan lejos que si no es con #spanishrevolution es con #nonosvamos, pero el tema lleva en lo más alto de Twitter un par de días y Anonymous lo apoya desde Londres.
Todo comenzó con la llegada de Willy Toledo, aficionado a estas cosas, y continuó con el desalojo a los que acampaban a manos de la policía. Probablemente el tiempo los habría abandonado al olvido de no ser por esto, así que el movimiento de Gallardon y Rubalcaba (PP y PSOE) ha salido por la culata. Lo que se ha despertado es la segunda manifestación en 3 días sin que ningún organismo la convoque, sin respaldar a ningún partido y sin una ideología clara.
Tanto esperpento resulta tan sorprendente que no había sucedido nunca antes en esta joven y criticada democracia (falsa o real). El fin de la ideología y del dogma, un icono del siglo XX.
Como en las redes sociales, ya no hay consignas masivas, sino una idea común entre individuos que tienen tanto que ver como un huevo y una castaña. Entre partidarios del movimiento #nolesvotes se cuelan opiniones tan diferentes que chocan a las que se adscriben nuevos. Así pasa que lo que unos gritan no es compartido por el resto, pero al final ha calado la idea para algunos de que se trata de jóvenes anti-sistema. No todos son jóvenes y ni mucho menos anti-sistema.
Para demostrar que no son cuatro cafres con ganas de quemar contenedores se ha propuesto una concentración tranquila e ir bien documentados para que se respeten los derechos de reunión, aunque nadie sabe bien para qué. Las asambleas se esfuerzan en unificar un mensaje que en realidad no necesita ser unificado en torno a nada. Lo mejor que le puede pasar es seguir así de caótico, despolitizarlo (pese a los intentos) y dar un toque de atención a los de arriba cuando toque ir al colegio electoral.
La falta de coordinación y de propuestas puede hacer ver que no hay un objetivo común por el que luchar más que mostrar descontento por la crisis. Ni mucho menos. Es cierto que las peticiones son tan aleatorias que difícilmente nadie tomará una medida, ¿cuál? Sin embargo, el objetivo a casi una hora de que volvamos al principio ya está conseguido. Ahora se huele, se escribe, se rumorea que hay gente molesta con el bipartidismo y, quién sabe, quizás nos animan cambiar el voto, que es lo que cuenta.
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