Cantaba con sorna el Duque de Mantua que "la donna è mobile qual piuma al vento", pero si el cínico personaje de la ópera de Verdi hubiera sabido de la existencia de Lucía Etxebarría seguramente se habría quedado sin palabras ni ganas de cantar al conocer los cambios de estrategias comerciales opinión de la escritora en función de cuál es el viento que sopla.
Si hace menos de un mes enviaba la literatura al traste porque no le daba ni para pagar a su fontanero, ahora dice que se pasó tres pueblos y una farmacia, que todo le vino por un calentón tras recibir un informe sobre las descargas de sus libros y que, con las promesas del ministro Wert en la mano, vuelve a escribir.
Por otra parte, ya son curiosos los movimientos que estamos observando en los últimos días alrededor de Wert, el hombre que cuando habla catapulta el precio de la harina, el agua, la levadura y la sal hasta ubicaciones estratosféricas. En menos de un mes se ha convertido en personaje mediático, estableciendo una rara sintonía con la industria cultural que luego resulta ser no tan rara: al asunto de las audiencias televisivas me remito.
Y de la Etxebarría, ¿qué más podemos decir? Pues nada, que una vez que hemos visto que sus principios son marxistas, de la escuela de Groucho concretamente, esperamos atentamente la siguiente parte de este sainete por entregas. No tenemos otra cosa que hacer.
Vía | El Mundo Foto | Suckfromthecan En Nación Red | Lucía Etxebarría se queja de sus editores, las copias ilegales, Hacienda, Movistar, el abogado, el fontanero..., De Casciari a Etxebarría, del "mundo nuevo" al "mundo viejo"