Mariano Rajoy fue un ministro de Cultura fantástico, al que la SGAE le concedió la Medalla de Oro – Teddy Bautista
“Este medio (El País) ha sabido que para el gestor externo se barajan cuatro nombres y todos han estado en algún momento vinculados al PP”. Al parecer esa es la idea que llevan en mente y cartera los “ultimos de Bautista”. Si bien, Víctor Manuel y Caco Senante no parecen muy conscientes de lo que está pasando, como ayer se comprobó en la esperpéntica rueda de prensa que ofrecieron en la sede de la SGAE, donde como si de un espacio con soberanía propia se tratase – ¿un paraíso fiscal? – se contestaba al auto del juez Ruz, en el que cuestiona la imparcialidad y legalidad de su propia elección, anteponiendo el “visto bueno” de la Comisión Electoral de la SGAE, de la que formaba parte el propio Neri, ahora preso en Soto del Real.
A partir de aquí, cualquier iniciativa promovida por los del “estado soberano de la SGAE” debe ser puesta en cuarentena, hasta que recuperen la cordura o la legitimidad para tomar decisiones, aunque en España puede pasar cualquier cosa en un reservado cuando los intereses del poderoso lobby están en juego. ¿Te imaginas a un Pimentel o Eduardo Serra en la SGAE?, preguntaba un periodista político a este bloguero. Me lo tomé a broma y contesté que mejor Olcese que viene de la FAES o el señor Oliart que ahora tendrá disponibilidad.
Una suerte burlesca se ha apoderado de la faena informativa por imperativo de la actualidad. La intervención de la SGAE o la repetición de las elecciones es el deseado titular – como la dimisión de Bautista y Sinde – que ponga en marcha el proceso de recuperación de la cordura en un país al que sus élites han llevado a una deriva tragicómica que simboliza ya el Palacio de Longoria y sus fantasmas.
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