Enrique Dans ha sido testigo de excepción de la acampada OccupyWallStreet y ha podido comprobar que el juego sucio de cierta prensa contra el movimiento de los indignados se sirve de las mismas malas artes. Es la táctica del calumnia que algo queda para condicionar a las masas. Bestializar más que caricaturizar. Vieja táctica.
Aquí lo sabemos bien. A los españoles indignados se les ha llamado terroristas, desarrapados, mugrientos, marranos (otra vez), sediciosos, golpistas, indignos, perroflautas y españoles.
Luego están esos supuestos guiños de Rubalcaba al 15-M en los que insiste la prensa amiga (por si cuela). Difícil dejarse engañar cuando acaba de eliminar del programa electoral toda referencia a la proporcionalidad electoral que es una de las principales reivindicaciones del 15-M. El candidato lo había prometido. Promesa fugaz que no ha llegado ni al programa electoral. Caso único. Ni dos meses ha durado la promesa.
Aunque en el caso de Rubalcaba, quemado por un pasado apegado al poder, es indiferente lo que prometa. No es creíble el aliado de Washington. No hay guionista ni publicista que pueda borrar la provocación de la porra de su socio Camacho o su desprecio al 15-M:
200 personas no pueden poner patas arriba Madrid
Tan increíble como esa otra teoría (de chiste) sobre la manipulación que Rubalcaba hace del 15-M o el papel que juegan los indignados para beneficiar al PSOE. Al respecto, una destacada periodista del diario El Mundo, Lucía Méndez, enviaba un mensaje a sus colegas después de las últimas manifestaciones:
La sorprendente exploxión de creatividad indignada en las pancartas del 15-M no sólo va dirigida contra los banqueros, el FMI, la UE y los partidos políticos. También contra los medios. "Detras de cada corrupto hay seis tertulianos", decía una pancarta de la manifestación del 19-J. Los que la mostraron quizá habrían oído en alguna tertulia que el 15-M fue ideado en las covachuelas de Rubalcaba para poner al PP contra las cuerdas mediante la lucha callejera. Afortunadamente, es una tesis en retirada. Hay que estar ciego para no ver que los platos rotos del 15-M los va a pagar el PSOE en las próximas elecciones generales. Como los pagó en las autonómicas y municipales.
Demasiado tarde, parece contestarle Carlos Sánchez Almeida desde su rincón personal en el mismo periódico (versión digital):
Los dueños de las rotativas impusieron su visión del mundo: establecieron su orden y su jerarquía, designando los líderes que mejor convenían a sus intereses. Hoy negamos la mayor, y ponemos en cuestión todo un orden mundial basado en la ficción. Aquellos que despreciaban el periodismo ciudadano hoy ya saben que sólo serán considerados periodistas los que escuchen a los ciudadanos: sus antiguos patronos ya están amortajados en papel de periódico.
Hoy negamos la mayor y ponemos en cuestión la gran ficción. Hoy es #15O.
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