A partir del próximo 16 de enero, Instagram, ya parte de Facebook, va a cambiar las condiciones de su política respecto de sus usuarios para pasar a permitir que cualquier compañía emplee los datos de estos, sus gustos y fotos, en campañas publicitarias sin mayores permisos, ni haciéndolos partícipes de una intromisión en la privacidad que esperan sea consentida.
Se trata de una desacertada decisión, que llevará a muchos de los usuarios de esta red social de fotografías a darse de baja ante una cláusula completamente abusiva. Todos conocemos el afán recopilatorio de Facebook, en cuanto a los datos de los usuarios de su red social, elemento fundamental para elaborar un completo Big Data, un mapa de gustos, aficiones y tendencias de consumo en general, a partir de la que vender y llevar adelante campañas publicitarias más acertadas y rentables.
Todos podemos reconocer como cualquier empresa de Internet, lo que busca, como objetivo último, es monetarizar sus servicios, o llegar a una masa crítica de usuarios para que sea suficientemente atractiva para que una compañía de “las grandes” apueste por ella, la compre o la absorva, a un precio que haga olvidarse de la cesta de la compra a su fundador de por vida. Lo que no es tan legítimo es que lo haga a costa de vender una privacidad que en sus inicios salvaguardaba, o cerraba en unos parámetros ajustables por el usuario.
Las nuevas cláusulas pueden ser ya consultadas, y solo con ver el tremendo aluvión de comentarios acerca del cierre de sus cuentas, ya debería de hacerse una idea del camino tan desacertado que está tomando al respecto.
Foto | Morguefile
Vía | TreceBits
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