Imagínense un mundo en el que todo aquello que no pueda hacerse mediante Internet no se haga en absoluto. En tiendas sin clientes. En elecciones sin participación... En el fin de la democracia en tan solo 20 años.
Este es el futuro que Eugene Kaspersky, el fundador de la empresa de seguridad, imagina si no se desarrollan sistemas de identificación segura en Internet.
El magnate de la ciberseguridad soltaba esta perla en Australia, un país en el que el voto es obligatorio, delante de un público completamente silencioso y el día después que supiéramos que Australia y los Estados Unidos de América han firmado un acuerdo para vigilar la red.
Lo hizo alegando que los gobiernos y estados deben empezar ya a desarrollar sistemas de credenciales digitales para la ciudadanía del futuro, para los niños. Porque ya nadie piensa en ellos, claro.
Según Kaspersky, los niños de hoy en día son nativos digitales, mientras que los adultos somos immigrantes. Mientras que nosotros hemos crecido en un mundo offline, los pequeños estan todo el día conectados, por lo que en el futuro, cuando se hagan mayores, no realizarán ningún trámite presencial en el mundo de los átomos si creen que éste debiera poderse hacer mediante Internet.
Si no existen pasaportes en Internet, los niños no van a ir a los colegios electorales. Si no van a los colegios electorales, en 20 años no habrán suficientes votantes para elegir a los futuros presidentes o primeros ministros. Si no tenemos pasaportes en Internet, el fin de la democracia llegará en 20 años. Las nuevas generaciones no votarán. Estarán desconectadas. Por eso pienso que necesitamos métodos de identificación criptográfica digital.
El discurso del miedo, hasta ahora, lo usaban en mayor parte los halcones de la ciber-paranoia en los Estados Unidos de América. Kaspersky parece haberlo comprado a ojos cerrados.
¡Que digo comprado! Lo ha llevado un paso más allá. Ya no es que los malvados ciber-criminales acechen y tengamos que protegernos. El fin de la democracia, ni más ni menos.
Conflictos sociales, revoluciones y disturbios. Todo ello puede evitarse si renunciamos a nuestros derechos y aceptamos vivir en la sociedad de control en la que todo se podrá hacer por Internet, y en la que todos y cada uno de nuestros movimientos en la red serán monitorizados y espiados por agentes y funcionarios del Estado. Obviamente, esas tareas se realizarán con algunas herramientas de Casa Kaspersky.
Recordad, el futuro de los niños reside en esa renuncia. Pensad en los niños. Hacedlo por ellos. La cuenta corriente de Kaspersky os lo agradecerá en el futuro.
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Vía | ZDNet Australia Foto | CeBIT