Soy trabajador de una importante industria farmacéutica en Madrid y puedo hacerme de suficiente sustancias peligrosas para boicotear las protestas antipapa. Esta es mi lucha: A matar maricones y cualquier aberración antihumana durante sus manifestaciones en contra de la Iglesia Católica
En España hay demasiados policías, como al que se escucha en el vídeo que encabeza este post, a los que se les va la mano y la cabeza. Hay otros policías y servidores públicos, que también parecen indignados, pero por como se resuelven sus investigaciones (tarde o/y mal) en los tribunales (corrupción política, financiera, secuestro de bebés, caso SGAE...) cuando aparecen implicadas ciertas instituciones, grupos o personalidades.
A alguno de estos mismos polícías, honestos y brillantes profesionales, que en un país moderno estarían al frente y no detrás, amenazados o marginados, les ha sorprendido la puesta en libertad de alguien que según el propio auto judicial demuestra “una racional sensación de veracidad a la amenaza y su posible cumplimiento” (más después de encontrarle ciertas anotaciones en una libreta). No sabemos si al final la policía conseguría la autorización, como en el caso de Anonymous, para “enchufar las escuchas de SITEL”. No es lo mismo, desde luego, nos dicen, “amenazar con tumbar un rato una web” que “amenazar con gasear a personas con productos que pueden provocar la muerte”.
Una amenaza que según el juez “hay que calificar de grave” y que se investiga como delito de terrorismo, requisito indispensable para que la competencia continúe residiendo en la Audiencia Nacional y no se traslade a un juzgado ordinario.
También es grave, muy grave, que en España varios periodistas hayan denunciado retenciones de la policía mientras cubrían la denominada marcha laica (ver también el vídeo que encabeza este post). Otro escándalo, que como en el caso de la detención del periodista Gorka Ramos, no será noticia en los telediarios de la televisión pública.
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