El ACTA ya está aquí. Los negociadores de los Estados Unidos, la Unión Europea y otros nueve países (Australia, Canadá, Japón, México, Marruecos, Nueva Zelanda, Singapur, Corea del Sur y Suiza) se reunieron discretamente la semana pasada en Washington y alcanzaron un acuerdo casi total, cuyo contenido permanece secreto.
Hoy han anunciado que tienen previsto concluir el próximo mes de septiembre los trabajos sobre la propuesta de un pacto para castigar, incluso con penas de prisión, la falsificación de productos y bienes comerciales.
Los representantes de estos países en las negociaciones se comprometieron a divulgar públicamente el texto final del Acuerdo Comercial contra la Falsificación, que tanta preocupación ha generado en la red y entre los defensores de los derechos digitales. Pero ahora adelantan que en septiembre harán público el texto definitivo antes de firmalo. Lejos de los requerimientos de la sociedad civil o el Parlamento Europeo que exigía conocer el documento para generar un debate público.
Asi que será en Japón donde concluya el proceso de elaboración de un documento final, que no se sabe ahora cuando se firmará, pero cualquier cosa puede pasar, incluso una firma rápida nada más "presentar" el documento. Los participantes en las negociaciones que, como decimos, se reunieron con gran secretismo la semana pasada en EE.UU acordaron por unanimidad resolver "todas las cuestiones de fondo" en Japón.
También apuntaron que se ha avanzado en todas las áreas, incluyendo lo relacionado con "el entorno digital". El gobierno de Japón quiere liderar las conversaciones finales y atraer a países como China y la India que no asistieron a la reunión celebrada en Washington la semana pasada.
Pero los países participantes apenas hacen mención a estas importantes ausencias en el comunicado que han hecho público y vuelven a subrayar "la importancia de ACTA como un acuerdo que establecerá un marco internacional por sus esfuerzos para combatir más eficazmente la proliferación de la falsificación y la piratería, que socava el comercio legítimo y el desarrollo sostenible de la economía mundial.
Las prisas y avances por alcanzar un acuerdo, eficaz reunión informal y veraniega en Washington incluida, han recordado a algunos activistas, que ya se han puesto manos a la obra, que la disputa entre los partidarios y adversarios del ACTA tendrán un partido decisivo, quizás la última oportunidad, en el el Parlamento Europeo que vivirá a primeros de septiembre dos acontecimientos de primer orden:
1. ¿Se conseguirán las firmas de 16 eurodiputados que faltan para declarar al Parlamento Europeo institución anti-ACTA?
2. ¿Conseguirán los socialistas anti-ACTA movilizar a un buen número de sus compañeros para frenar el Informe Gallo?
Por cierto, ¿qué harán los eurodiputados del PP?
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