Australia no conoce la recesión. En 2009 su economía crecía un 1.4 por ciento. La "crisis" no oscurece otras propuestas y debates. Internet se ha colado en la agenda electoral. Un "logro" del anterior primer ministro que hizo del control de la red una obsesión.
Al final el el lanzamiento del filtro censor se volvía, como un boomerang, contra quien lo lanzó. Días antes de elegirse formalmente los candidatos de cada partido o coalición, Kevin Rudd, primer ministro laborista, era sustituido en una revuelta interna por Julia Gillard.
La actual primer ministro ha cambiado radicalmente el discurso en lo que respecta al control de internet y ya ha declarado que "hay que estudiar más" la puesta en marcha del polémico filtro censor. La iniciativa pretendía bloquear el acceso a webs relacionadas con la pornografía infantil. Pero al gobierno se le había ido la mano elaborando la lista de webs que serían censuradas, tal y como desveló WikiLeaks.
Entre los sitios de supuesta “pornografía infantil” se habían “colado” sitios legales de pornografía para adultos e incluso webs con referencias al aborto, la eutanasia o la anorexia. Se pretendía incluso censurar (o intentarlo) webs con imágenes de mujeres con senos pequeños, que podían parecer niñas.
No se puede entender está obsesión del anterior primer ministro sin hacer una mención a su dependencia de los lobbies cristianos. Tanto él como el ministro de Telecomunicaciones, el inefable y contestado Conroy, pertenecen a la poderosa corriente "católica" (muy conservadora) del laborismo. Le declararon la guerra a internet y su propio partido los sacrificó. Su valoración entre los jóvenes y profesionales liberales urbanos estaba por los suelos. Había que hacer algo y se hizo, parece que bien.
Pero los ciudadanos digitales más comprometidos no están por la labor de fiarse ni de los laboristas ni de los dubitativos liberal-conservadores (más lo segundo). El bipartidismo australiano es reacio a la libertad y por lo tanto a la red. Son dos los partidos que abanderan la defensa de un internet libre. Los Verdes, como en tantos países, y el peculiar "Partido del Sexo".
Estos últimos se solapan, salvo en el nombre, con los partidos piratas que amenazan las costas de la vieja política en otros continentes. Entre el voto a uno de estos dos partidos se debaten los ciudadanos digitales australianos. Lleva todas las de ganar la opción verde (12% en las encuestas) pues las barreras electorales y por lo tanto el síndrome de "tirar el voto" pesa como una losa sobre las posibilidades del "Partido del Sexo".
Diluídos en el apartado "otros" de las encuestas publicadas, sus posibilidades se confían a la buena acogida que el partido recibe en sus actos y en la red. Un acto de fe que mueve a los activistas más festivos de todas las candidaturas. Pero no sólo el "voto útil" juega en contra de las posibilidades del "Partido del Sexo", también lo hace la propia "censura" contra la que luchan. Su página web fue clasificada como "pornografía", luego el gobierno rectificó, pero muchas empresas han tomado nota y han mantenido filtros que la hacen innacesible para sus clientes. Prueba de que la mojigatería ultraconservadora ha calado fuerte en el país.
Sin espacios en los grandes medios, como la televisión, con un amplio electorado "rural" en su contra, al ser demonizados por los medias y los dos grandes partidos, los activistas del "Partido del Sexo" se ven obligados a llamar la atención. Razón por la que han elegido a algunos candidatos "mediáticos" en los distritos que los demás partidos presentan a sus líderes. El peculiar Mr Tayshus hace campaña en las playa y se enfrentará al líder del principal partido opositor. Asegura llevar demasiada ropa en esta campaña y estar dispuesto a todo. Ha conseguido romper el cerco informativo sin necesidad de subastar su bañador.
Más recatada en las formas, la presidenta del partido y principal candidata, Fiona Patten, hace bandera de la libertad personal y exige a los políticos que dejen en manos de la gente las decisiones sobre las cuestiones morales que no dañan a terceros.
El bipartidismo ha impuesto el "Estado Niñera", sostiene Patten, que aprovecha para criticar a su gran "adversario", el Partido Verde. "Es ya una opción centrista que incluso cuenta con destacados dirigentes "comprensivos" con la propuesta del filtro censor como Clive Hamilton.
Realmente el Partido Verde se opone al filtro censor, otra cosa es que su planteamiento sea más el de un partido de gobierno que puede verse abocado a coaligarse con los laboristas. Además la demonización de internet ha calado entre un amplio sector del electorado que lo percibe como un peligro para sus hijos. La moderación de Los Verdes, más formal que real, juega a favor del partido de Fiona Patten. En política lo que se esconde no se defiende.
Como senadora voy a exigir una comisión para investigar el abuso sexual infantil en todas las instituciones religiosas. También vamos a defender que se ponga fin a la censura en la red que ha dado lugar al mayor mercado negro de contenidos sexuales para adultos que hemos conocido.
También trabajaré para colocar el aborto en un sistema nacional de salud, legalizar la eutanasia y la despenalización del consumo de drogas.
Fiona reconoce que el nombre del partido se debe más a la obsesión anti-sexo del anterior primer ministro que a un deseo de hacer del sexo la bandera de su partido. Es más un símbolo. En la práctica su partido y ella misma se ha convertido en una alternativa a los inquisidores de la red que defienden oscuros intereses y favorecen el mercado negro al impulsar un prohibicionismo religioso y paternalista más próximo a los postulados de la democracia-cristiana europea, la derecha norteamericana o los grupos islamistas.
A medio camino entre un partido de piratas y un partido laicista, radical o libertario, el "Sex Party" se ha convertido en la opción más comprometida con las libertades digitales. Se vota el 21 de agosto.
Foto | Sex Party En Nación Red | Australia aplaza la puesta en marcha del "filtro censor"