Cuando desde el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (DHS) empezaron a secuestrar dominios, no tuvieron en cuenta que Internet es una red distribuida. Tampoco cayeron en la cuenta que sus colegas de I+D militar la diseñaron para resistir la caída de múltiples nodos y seguir difundiendo información.
Actuando como una buena red distribuida, al poco tiempo de los secuestros de dominios apareció una pequeña utilidad que re-direccionaba el tráfico desde el dominio secuestrado a otro dominio, tal y como si fuera un servicio de enrutado de correo electrónico. En Internet, ningún nodo “sabe” nada más que quién es su nodo vecino, al que tiene que mandar la información. Tarde o temprano, y dando más o menos vueltas, la información llegará a su destino. Exactamente esto es lo que hace la aplicación que comentábamos, MafiaaFire Redirector.
Pero obviamente, al DHS no le ha gustado que se les vea el plumero, que se haya demostrado que tienen poco conocimiento del funcionamiento técnico de la red, y que cueste tan poco saltarse restricciones tan poco útiles como secuestrar un dominio. Por eso el Departamento que dirige Janet Napolitano ha solicitado a Mozilla que retire la aplicación. Así sin más.
Obviamente, desde Mozilla le han dejado claro que ellos si son cumplidores de las leyes y que, por tanto, solamente se van a mover si les llega una orden de un juez. Por esa razón han devuelto la petición de retirada con una carta preguntándole al Departamento de Seguridad Nacional unas cuantas cosas. Por ejemplo, les preguntan si hay algún juez o corte que haya determinado que Mafiaafire es una aplicación ilegal, y si lo han hecho, bajo que premisas. También les preguntan si Mozilla tiene obligación legal de retirar la aplicación sin más, o si la petición del DHS se basa en otras razones... y si fuera así, en cuales. Por último, les piden una copia de la orden de clausura en que se basa la petición de retirada de Mafiaafire.
Como era de suponer, en Mozilla aún siguen esperando que les respondan. Nos encontramos con otro caso de intento de auto-censura por aplicación de miedo. Primero se inculca a todos que ciertas actividades podrían llegar a constituir delito, y luego solamente hace falta que un tipo corpulento y con pinta amenazante se plante delante de uno y le pida, sin más, que se auto-censure.
Si lo hace depende de quien, es extorsión. Si lo hacen los Departamentos de Seguridad o cualquiera de sus amigotes, es una actividad 100% legal y destinada a proteger a alguien o algo. ¿A quien? Por lo general a una parte muy pequeña de la sociedad. Los mecanismos legales actuando como una vigilantes de seguridad privada para cuatro empresas… y dicen que se llama “Democracia”.
Vía | Harvey Anderson
Foto | emdot