La proposición de Ley para Detener la Piratería en Internet (Stop Online Piracy Act, SOPA) lleva la firma de su promotor, el congresista republicano por Texas, Lamar Smith, el conservador que dice querer menos Estado, salvo el policial. Pero sobre todo es la campaña a favor de la ley la que lleva su sello personal.
Smith, por ejemplo, acaba de anunciar, desafiante, que no piensa dar marcha atrás y ha atacado a las compañías que como Google hacen campaña contra su ley.
Es el desafío del poderoso congresista que recibe fondos para financiar sus campañas del cartel o lobby del copyright, aunque algunos lo señalan como infractor. De Lamar Smith se dice que vive obsesionado con dos listas: la de los miles de inmigrantes que quiere deportar y la de las webs que quiere cerrar, que gracias a su ley, explica el propio Smith: serán las webs extranjeras con las que algunas compañías como Google ganan dinero al dirigir a los consumidores a esos sitios ilegales de Internet.
Por eso el promotor de la SOPA atiza la campaña contra Google y otras compañías de la Gran Coalición que planta cara al Eje del copyright y la censura en la red, atizando, a su vez, la amenaza exterior. Es un patriota.
Lo que me sorprende es que quienes se oponen aparentemente no quieren proteger a los consumidores y negocios estadounidenses. ¿Acaso ellos se benefician al dirigir clientes a estos sitios extranjeros? ¿Acaso ganan dinero vendiendo publicidad a estos sitios extranjeros? Y si lo hacen, es necesario detenerlos. Y a mí no me importa asumir esa tarea.
El halcón del lobby que se resiste al futuro amenaza a Google.
Foto | Ryan J Reilly
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