En las redes sociales no son pocos los tunecinos que advierten de los hombres del antiguo régimen que siguen manejando los hilos, ¿alentando candidaturas sobradas de presupuesto?
Nos lo preguntábamos en Nación Red el pasado sábado, día de reflexión en Túnez. La lista electoral del empresario Mohamed el Hamdi generaba mucha inquietud en sectores afines a la revolución tunecina, incluso más que una victoria arrolladora (por mayoría absoluta) del partido islamista (Ennahda) "que no se produciría" y que no se ha producido. Los partidos laicos de centro-izquierda y de izquierda consiguen igual número de escaños que el Movimiento Ennahda.
Pero los resultados electorales, todavía no oficiales, han confirmado que el candidato que generaba más inquietud, ha conseguido un resultado espectacular al obtener una veintena de escaños y convertirse en la cuarta fuerza política de la Asamblea tunecina después de lanzar una campaña a la "americana" (abundante de dinero y trucos diversos).
Una de las acusaciones que se le hacen al político-empresario, además de ser un tapado de los hombres del tirano Ben Ali o de comprar votos, es la de aprovechar la jornada de reflexión para seguir haciendo campaña a través de su televisión. Y es que Mohamed el Hamdi es el dueño del canal Al Moustakilla, que vía satélite se cuela en los hogares tunecinos.
Paradojas de la historia. En la región donde un joven llamado Mohamed Bouazizi se prendía fuego y desencadenaba la primera revolución de la primavera árabe, ha ganado el partido del populista Mohamed el Hamdi.
Ayer, después de anularse seis listas del partido del empresario, las protestas volvían a las calles y plazas de Sidi Bouzid. Son los votantes del "candidato televisivo" que han salido en defensa del acaudalado hombre de negocios que vive en Londres desde mediados de los 80 y no ha puesto un pie en Túnez desde la caída de Ben Ali, el 14 de enero.
El empresario anunciaba poco después, a través de su televisión, que los diputados de su partido no van a tomar posesión de sus actas de diputados "por dignidad y para evitar enfrentamientos". El discurso del sacrifico patriótico (victimista) ha conmovido, seguro, a un buen número de espectadores y fieles. La "alternativa del pueblo" queda en la reserva con más apoyo popular que antes.
La tele sigue siendo determinante. En el caso concreto de Túnez, más allá del canal privado del Berlusconi árabe, los blogueros tunecinos que apoyaban candidaturas independientes, el 45% de las presentadas, han venido denunciando durante toda la campaña que "no existen" para la televisión (ni para la pública). Nos parecemos tanto en esta orilla del Mediterráneo...
Aunque ya hay casos excepcionales en los que la fuerza de la red puede ganarle un pulso al poder de la televisión, la realidad es que a la hora de votar la tele gana (a internet) y condena a las minorías.
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