Rubalcaba y Rajoy piden hoy el voto desde miles de vallas publicitarias. Es tradición española que la Junta Electoral lo permita. Mañana, cuando vayas a votar, ahí seguirán. En la España de los Santos Inocentes los abusos de los poderosos fertilizan y conforman el paisaje (natural) de la servidumbre. Queda, como siempre, una inmensa minoría que no traga con la ocupación y el abuso del poder.
La creación de una comisión gubernamental (Ley Sinde) para perseguir webs que fue aprobada con los votos del PSOE, PP y CiU es un claro ejemplo del abuso del poder. La ocupación de las cajas (o de la Justicia) por la partitocracia reinante ofrece más ejemplos de la degeneración ética y política que sufre España. Véase la última hora del Caso CAM.
Pero en la sociedad civil española, por contraposición al Estado de dos partidos y sus votantes no críticos, hay millones de españoles dispuestos a relegar definitivamente los viejos demonios que han condicionado el futuro de España (el miedo, la servidumbre, el caciquismo, el abuso del poder). El mejor ejemplo de ello es la #SpanishRevolution.
La democracia no es la tiranía de la mayoría. Si ellos adulteran la democracia y ocupan el poder que no les correponde, como han hecho hasta ahora, es deber civil defender la democracia en las calles, en las plazas y en la red. El voto a las minorías, más necesario que nunca, no es más que otra expresión de la movilización permanente contra los abusos del poder que se ha iniciado en España.
Como dijo Eduard Punset, él también lo intentó desde la política, "no paréis".
En Nación Red | Notas (fin) de campaña