Harry Clarke es un economista australiano muy alejado de los planteamientos socialdemócratas, que ha votado durante 30 años a los liberales. Partido del que es militante. Pero en las pasadas y recientes elecciones votó por Los Verdes.
Yo no podía apoyar al candidato liberal. No votaré a los liberales hasta que cambien.
Se refiere, el nuevo votante verde, que se sigue considerando liberal, a la postura conservadora del Partido Liberal en asuntos como la inmigración o las libertades "morales" (aborto, drogas, parejas de hecho...) pero también y sobre todo al dubitativo discurso sobre las libertades en la red de sus viejos colegas liberales en comparación con la determinación liberal de Los Verdes en la defensa de Internet frente al acoso de la censura gubernamental.
También el empresario, William Gill, reconoce haber abandonado a los liberales y entregado su voto a Los Verdes, después de haber colaborado en numerosas campañas con el Partido Liberal.
Y es que, como explica el reportaje del diario australiano de centro-derecha, esta vez existía una poderosa "consigna" que circulaba entre sectores profesionales liberales y que se resumía en un slogan "Esta vez voy a votar Verdes".
Esta corriente de opinión "ilustrada y liberal" soplaba con fuerza en el "corazón aburguesado" de los núcleos urbanos australianos y tenía mucho que ver con la escasa defensa de internet que han hecho los partidos tradicionales, en el caso de los laboristas más que defensa fue un ataque directo. Pero también tiene que ver con el desencanto general con la manera de hacer política y que ha arrastrado un voto útil a Los Verdes, que llevó a muchos liberales y liberal-conservadores a cambiar sus costumbres políticas por una vez.
Quizás el mejor ejemplo de este "salto" del liberalismo al ecologismo político electoral, desde una coherente biografía liberal ya previamente respetuosa con el discurso ecologista, lo represente el investigador australiano, Guy Pearse, un asesor en temas de Medio Ambiente del Partido Liberal, que fue redactor de discursos para el primer ministro australiano, John Howard y que trabajó en el departamento del Vicepresidente de EE.UU. Al Gore.
Guy Pearse, que se define como ecoliberal, también se ha destacado en la defensa de una Internet libre, y por supuesto, ha pedido el voto para Los Verdes.
Liberal con alma libertaria y referente mundial de los Partidos Piratas
También el único eurodiputado pirata, el sueco Christian Engström (en la foto), fue hasta su ingreso en el Partido Pirata (2006) un destacado militante del Partido Liberal (pdf en español). Su afiliación liberal data de 1980, desde su adolescencia, allí pasó 26 años. Toda una vida política hasta saltar la borda y abandonar a los liberales, sin dejar de ser liberal. Christian Engström fue asesor legal del partido y estuvo siempre muy implicado en la política municipal en Estocolmo.
Los 26 años de militancia liberal del eurodiputado sueco son algo más que una anécdota en la biografía del gran referente internacional de los piratas.
Según ha podido saber Nación Red, el liberalismo original de Christian Engström, le llevó a intentar, antes de acomodarse en el Grupo de Los Verdes, a ingresar en el Grupo Liberal del Parlamento Europeo, pero al final, probablemente ante el escaso entusiasmo de sus viejos colegas de volver a tenerlo entre los "suyos", se integró con los verdes y nacionalistas de EFA. En Suecia, claro, combate electoralmente a unos y otros.
También en España la opción pirata es seguida con atención por algunos liberales, que como en el caso de D66 en Holanda o los radicales italianos, han hecho y hacen de la defensa del software libre y un Internet Neutral, como mejor exponente de un orden espontáneo, una de sus principales banderas liberales. A nadie le debería extrañar que liberales con alma libertaria, como Christian Engström, se envuelvan en la bandera pirata, también, en España.
Foto | mathei