Pedro Pinto es el nombre del investigador que parece haber dado con la clave para detener uno de los enemigos tradicionales de internet: los hoax, o bulos de toda la vida que al pasar a la red adquieren varios valores: el primero y más importante, el de la viralidad. Y es que si toda la vida habíamos convivido con personas que nos enchufaban una trola y se quedaban tan tranquilos, al tener esos mismos individuos acceso a la red de redes sus mentiras se propagan con la misma facilidad que corren las verdades, las medias tintas y las opiniones. ¿Cómo diferenciar el grano de la paja?
Pinto, que trabaja en el Laboratorio de Comunicaciones Audiovisuales de la Escuela Politécnica Federal de Lausana, en Suiza, ha liderado el diseño de un algoritmo que usa la viralidad para llegar hasta el fondo de cada asunto que se quiera investigar. ¿Alguien ha lanzado un bulo sobre ti en Facebook, por ejemplo? Comencemos por un grupo de 15 a 20 personas de tus 500 contactos (son los números con los que ejemplifica Pinto) y exploremos el tiempo que pasa entre que reciben el bulo y lo propagan. El algoritmo hará el resto hasta dibujar con nitidez la cara (dura) de la persona que buscas.
Además, este algoritmo puede suponer también un avance en el rastreo de epidemias, modelando las redes de suministro de agua, el curso de los ríos y el transporte de personas, o hasta identificar el origen de un posible ataque terrorista. En el desarrollo del algoritmo se usaron las conversaciones telefónicas mantenidas por los artífices del 11-S y la prueba del nueve resultó exitosa: Pedro Pinto y su equipo hallaron mediante cálculos matemáticos la identidad de tres sospechosos, entre ellos, uno de los cabecillas oficiales del atentado de Nueva York. Nuevo paso en el mundo de la ciberinvestigación. Ahora sólo falta que el algoritmo se use con tino.