Ante los acontecimientos de ayer, cabe hacer cinco reflexiones:
<li><strong>El Gobierno sigue sin tener ni idea:</strong> ocurrió en varias ocasiones y en distintas ciudades españolas en mayo y junio. Se desalojaron las acampadas y la respuesta fue <strong>rotunda</strong> con las calles desbordadas por ciudadanos. Esta vez, el Ministerio de Interior y el Ayuntamiento de Madrid han tropezado con la misma piedra. Desmontan la Puerta del Sol y, la misma tarde, <strong>entre 5.000 y 10.000 personas salen a la calle</strong> a manifestarse por todo el centro de la capital. Los políticos no han aprendido nada. <strong>No han escuchado nada.</strong>
</li><li><strong>Comerciantes:</strong> ¿Desde cuándo un grupo relativamente reducido de comerciantes tiene derecho a <a href="http://www.elpais.com/articulo/espana/comerciantes/Sol/reclaman/uso/fuerza/concentraciones/15-M/elpepuesp/20110803elpepunac_10/Tes">pedir más uso de fuerza a la policía</a> sobre un conjunto de personas que ha superado los <strong>50.000 ciudadanos sólo en Madrid</strong>? No cabe en ninguna democracia que un grupo pequeño de personas tenga capacidad ni derecho de presionar al Gobierno para satisfacer su propio beneficio económico. No se trata de lobbying, se trata de un grupo de minoristas que no quieren que la ciudadanía se manifieste. <strong>Pero no se quejaron ayer</strong>, cuando la policía dejó la plaza sin un alma y <strong>no ingresaron ni un mísero euro</strong>. Las personas, en una democracia, tienen derecho a manifestar su opinión de forma libre y sin coacciones, algo que <strong>no sucedió ayer</strong>.
Foto | Sergio Rus