El secretario del Partido Comunista de Pekín, Liu Qi, visitó el pasado lunes la sede de Sina Corp., gigante chino de Internet, para recordarles a sus directivos que las empresas de internet "tienen el deber de impedir la difusión de información falsa y perjudicial".
Poco después 200 millones de usuarios de la red social más popular de China, el servicio Weibo de Sina, recibían un mensaje en los que se les advertía contra la difusión de rumores falsos y cancelaba numerosas cuentas de usuarios con el argumento de haber originado o difundido esos rumores.
Los dos casos que han recibido los usuarios de Weibo como ejemplos de motivos de cierre de una cuenta son la noticia sobre el asesinato de una joven de 19 años en la ciudad de Wuhan, en el centro de China, en el cual se acusaba de forma velada a las autoridades locales. Mientras que el segundo caso hace referencia a una denuncia de reventa de bolsas de sangre procedentes de la Cruz Roja en distintos hospitales de Pekín.
Los microbloggers de China han demostrado su capacidad para poner nervioso al gobierno en una serie de escándalos recientes. Incluso algunos periódicos y revistas muy criticados en las redes sociales por su "miedo al poder" se han atrevido a desobedecer una de las consignas predilectas de los censores del Partido Comunista: publicar y destacar noticias positivas.
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