El coordinador de Izquierda Unida, Cayo Lara, fue el primer responsable político en salir a la palestra para atacar el acuerdo PP-PSOE que salva la Ley Sinde. Lo hizo horas después de materializarse el compromiso bipartidista contra Internet (y CiU que se ofreció encantada). Cayo Lara estaba en Mallorca y desde las islas lanzó toda su artillería dialéctica contra el pacto que según sus palabras le hace un “flaco favor a la libertad de expresión”. Lo hacía con la autoridad del que ha promovido la enmienda de supresión de la dichosa disposición final segunda que todos llamamos Ley Sinde.
Para el líder de Izquierda Unida, socialistas y populares con el impulso a la Ley Sinde “han apostado por los intereses de las multinacionales discográficas” y, “no ya por los intereses de los creadores, sino de los que hacen el negocio con esta cuestión”. A su parecer, se tienen que conciliar los intereses de los creadores con los de los internautas y de los usuarios. Para IU, esta ley no cumple con este objetivo.
Este acuerdo únicamente pone una pata judicial más, en vez de un juez pone dos, pero al final quien hace la propuesta de cerrar las páginas es la comisión ministerial que se crea y, por tanto, una comisión política. (...) Esta ley es un invento que se han montado el PP y el PSOE. Y la pata necesaria, que siempre, gobierne quien gobierne, la buscan en CiU en Cataluña.
Lara recuerda estos días que WikiLeaks ha desvelado “como el gobierno de Zapatero le ha pedido a la embajada que Washington presionase a PP y CiU para que le echara una mano a Sinde en el Parlamento”.
Hoy el Coordinador de Izquierda Unida ha vuelto a la carga en Los desayunos de TVE para pedir la dimisión de la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde:
La que tiene que dimitir es ella y no el presidente de la Academia de Cine, Alex de la Iglesia.
Se tendría que llegar a un gran acuerdo entre los intereses de los creadores, de los internautas y de la libertad de expresión. Y ese acuerdo no se ha conseguido. El gobierno ha estado más en la servidumbre a los EEUU.
Por otra parte ayer el presidente del gobierno contestaba a la interpelación que le hacía Gaspar Llamazares sobre las revelaciones de WikiLeaks que afectan a España. Zapatero se limitó a decir que “no son como tal informaciones sino valoraciones de parte, valoraciones de quien redacta sus argumentos (el embajador)”. El diputado de Izquierda Unida se extendió más en la réplica:
Señor presidente, no me convence su respuesta. Si son valoraciones de parte, son valoraciones que acusan al Gobierno de delitos; acusan al Gobierno españolel propio embajadorde revelación de datos de sumarios en ese momento secretos, acusan al Gobierno de asesoramiento ilegal, de encubrimiento, de vulneración de derechos de las víctimas. Eso es lo que hay en las declaraciones del embajador y, por tanto, el Gobierno debería haber planteado una queja al Gobierno norteamericano por haber sido acusado de delitos.
Pero, aparte de la acusación, señor presidente, es que la relación causa-efecto es evidente en estos casos. Año 2005, comunicación del Gobierno español al Gobierno norteamericano: el Gobierno español trabaja para posponer las órdenes de detención. Inmediatamente después, de manera mecánica, suspensión de las órdenes de detención. Año 2007: el Gobierno español ayuda a la fiscalía para que apele la decisión del juez. Inmediatamente después, apelación de la decisión del juez. Año 2007, comunicación: el Ministerio de Justicia trabaja con los fiscales para lograr el archivo del caso. Inmediatamente después, archivo del caso.
Señor presidente, no es la opinión de un embajador, son relaciones causa-efecto que necesitan ser investigadas por parte del Gobierno y que, en nuestra opinión, requieren una explicación porque no solamente remiten a que el Gobierno mire para otro lado – que ya lo sabíamos -, sino que remiten a la sumisión y a la complicidad del Gobierno con el Gobierno norteamericano frente a las víctimas españolas, es decir, frente a sus propios compatriotas, vulnerando principios fundamentales como la independencia del Poder Judicial. Muchas gracias.
Foto | Izquierda Unida