Después que un escuadrón de las fuerzas anti-terroristas entró en casa de Kim Schmitz y lo detuviera, vino una órden de confiscación de bienes del fundador de Megaupload. Los agentes se incautaron de unos 11 millones de dólares neozelandeses y más de una docena de coches de lujo.
El viernes pasado, la juez Judith Potter falló en contra de la orden de confiscación de los bienes de Schmitz debido a que la policía actuó usando una orden que nunca debió entregarse.
Concretamente, el error se cometió cuando la policía solicitó una orden que le permitiera confiscar las propiedades de Kim Schmitz. En lugar de pedir una orden de detención provisional que impidiera a Schmitz destruir pruebas, se solicitó una orden internacional que directamente incluye la confiscación de sus bienes y propiedades, dejando a Schmitz incapaz de preparar su defensa.
La juez Potter afirma también que el oficial al mando, Peter Marshall, intentó rectificar el error con la solicitud de la orden correcta, una vez se había realizado el registro y confiscación de propiedades, añadiendo a la misma las propiedades confiscadas con anterioridad.
Este tremendo error en el órden de petición ha causado que Potter haya dictaminado que la confiscación de bienes a Kim Schmitz es nula y completamente no válida, por lo que el fundador de Megaupload termine, seguramente, recuperando sus propiedades.
El equipo legal de Dotcom asegura que éste ‘error’ en el orden no es tal, si no que demuestra la mala fe de las autoridades, que se han pasado por el forro sus propias reglas actuando en el orden que les dió la gana.
Eso si, una cosa no quita la otra, y aunque el orden de la emisión de ordenes judiciales fue erróneo, no altera el curso del juicio a Dotcom. Simplemente añade un episodio más en ésta historia carnavalesca.
Esta semana deberá decidirse si Dotcom recupera su dinero y propiedades físicas, pero el sumario contra él y sus socios de Megaupload por infracción de copyright y blanqueo de dinero sigue inexorable. Como dicen por ahí, es hora de ir a por palomitas.
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