Como en los chicles y las chapas de antaño. Es lo que va a hacer la ministra de Cultura Sinde, seguir buscando algún resquicio para seguir cobrando una tasa de compensación.
De ésta forma, el Gobierno de España vuelve, y ya van unas cuantas, a ignorar las voces que le piden cambios. Que no son formas de hacer las cosas. Que lo dijo la Unión Europea, ese concepto al que cuando les conviene se agarran con locura. Pero no ahora.
No ahora que la Plataforma Todos Contra el Canon presentó una petición formal escrita ante las Cortes, siguiendo las Reglas de la Democracia, en la que solicitaba al Gobierno que eliminase de una vez por todas el Canon Digital ilegal.
Un impuesto que podría haberse llegado a aplicar a las balanzas de cocina si no hubiera sido por un juez que determinó que, aunque el tamaño de las descargas se verbalice en "peso", las básculas no constituyen mecanismos aptos para la reproducción de obras (el chiste es de Bravo).
La petición de Todos Contra el Canon fue clara y concisa:
Que la compensación del derecho de copia privada se aplique directa y exclusivamente sobre la obra que lo genera y no sobre equipos, soportes, dispositivos o líneas que puedan ser utilizados para otros fines.
La respuesta de la Ministra, como las anteriores, echando balones fuera como las excusas que dio cuando le preguntaron por las responsabilidades de su Ministerio frente a los presuntos casos de presunta corrupción de la ¿presunta? SGAE: que la culpa era de Esperanza Aguirre, que el Tribunal Constitucional dijo que Cultura no tenía por qué vigilar ... vamos, que los españoles le tienen manía, como aquello que se dice de los profesores cuando te suspenden.
Pues eso, volvamos al cole, a las chapas y a los cromos de los chicles, que nos conminaban a seguir buscando los miles de premios que nos aguardaban. La ministra sigue buscando un sustitutivo para un canon que es ilegal.