Fue una fieshta, pero de las grandes. Matthias L. es un joven alemán de 20 años que había asistido a varias fiestas convocadas a través de Facebook. Pero, cosas de la envidia y el orgullo, al chaval le pareció que él podía hacerlo mejor. Y dicho y hecho. Convocó una fiesta a orillas del lago Constanza y a su llamada respondieron… miles de personas.
Claro, entre las autoridades municipales cundió el pánico, y destacaron a 300 policías para cubrir toda la zona, por si las cosas se desmadraban. Al final, resulta que la fiesta se quedó en una nada despreciable afluencia de… vaya, 150 asistentes. Y ojo, que hubo disturbios. Bueno, ocho detenidos que no quisieron abandonar la orilla del lago cuando los agentes se lo ordenaron. Bastante triste todo, sí.
La cosa se ha saldado en una multa de 227.052 euros para compensar el despliegue de medios que hizo la ciudad. Matthias gana 560 euros al mes y dice que no ve cómo pagar ese dineral: casi 34 años a golpe de calculadora y sin tener en cuenta las posibles variaciones de la Economía, destinando todo su sueldo a la causa. Cuando acabe de pagar la fiesta, tendrá 54 años y ya podrá celebrarlo. O mejor no, que la gente dice en Facebook que se apunta a un evento, luego no cumple, te deja en mal lugar y encima te toca pagar los platos rotos. ¿Para cuándo, un control de compromiso en la red social?
Foto | Paulina Spencer
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