Trabajas bien y mucho, pero tu jefe no lo valora. No hay que esperar, tienes que ser tú la que pidas lo que crees que te mereces

Muchas mujeres están tan ocupadas haciendo los aspectos operativos de su trabajo que no tienen tiempo para centrarse en sus necesidades como pedir un aumento de sueldo

Amy Leigh Barnard Nklo7vl34bo Unsplash
6 comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail

Carol Frohlinger y Deborah Kolb, ambas expertas de la consultora estadounidense Negotiating Women, acuñaron hace año un término que no se pasa de moda, con el que podemos seguir sintiéndonos identificadas a día de hoy. Tiene el nombre de "El Síndrome de la Tiara" y afecta mucho más a las mujeres. Algo que, obviamente, tiene una explicación.

Veamos: imagínate que trabajas bien, te esfuerzas por sacar todo adelante de forma excelente, incluso regalas horas a tu trabajo. Pero tu jefe nunca te aprecia ese trabajo que haces, nunca te valora ese esfuerzo. Al final trabajamos a cambio de un sueldo para poder vivir y, sin un salario decente, nuestra vida se ve mucho más limitada.

Según estas autoras, suele pasar más a las mujeres, que "esperan que, si siguen haciendo bien su trabajo, alguien se fijará en ellas y les colocará una tiara en la cabeza. Eso nunca sucede".  Su comentario se centró especialmente en la negociación de salarios iniciales y aumentos salariales, tarea que los hombres tienden a realizar con mayor comodidad que las mujeres.

Creer que el esfuerzo tiene recompensa

Tiene mucho que ver con la educación que recibimos y con el trato social al que nos enfrentamos. Como escribe Sheryl Sandberg (reconocida ejecutiva, ex ejecutiva del imperio Meta) en Lean In:  "las mujeres también son más reacias a solicitar ascensos, incluso cuando los merecen, creyendo a menudo que un buen desempeño laboral conducirá naturalmente a recompensas".  Muchas mujeres sienten que trabajar duro y "hacer un buen trabajo" será suficiente.

Según Catherine Cuffley, es una coach ejecutiva que se especializa en ayudar a mujeres profesionales de la ciudad de Londres a desarrollarse como líderes y al mismo tiempo crear un equilibrio positivo entre el trabajo y la vida personal.  Dice que "igual que en la escuela, donde la escrupulosidad de las niñas a menudo conduce a resultados académicos más altos que los logrados por los niños, muchas mujeres creen que esta misma estrategia conducirá al éxito en el trabajo".  Por supuesto, un alto nivel de desempeño es el boleto de entrada al progreso profesional, pero a veces esta misma diligencia se interpone en el camino para acelerar su carrera.

Muchas mujeres con las que trabajo en la City explican que están tan ocupadas haciendo los aspectos operativos de su trabajo que no tienen tiempo para dar un paso atrás y centrarse en prioridades estratégicas, por ejemplo.

Tampoco sienten que tengan espacio en sus ocupadas semanas laborales para hacer networking, lo que se considera un uso innecesario (y a menudo incómodo) de su tiempo.

Foto de Amy-Leigh Barnard en Unsplash

Inicio