Mientras el trabajo remoto se expande y en muchas empresas se asienta; y mientras las oficinas de recursos humanos van analizando qué conviene más a las firmas para reteneer el talento.... van saliendo diversos análisis y preocupaciones sobre las consecuencias sociológicas que puede traer esta nueva modalidad de trabajo después de los años de pandemia en los que fue algo más forzado que opcional.
Ahora se analiza si trabajar desde casa puede ser más o menos productivo que hacerlo desde la oficina: cómo nos afectan las notificaciones constantes si tenemos que comunicarnos con nuestro equipo de trabajo por mensajería; el fenómeno del presentismo digital; si se ahorran costes o no; o cómo las empresas pueden ahora buscar mano de obra barata y online para cubrir puestos de trabajo.
Hace unos días, publicábamos que si una empresa quiere que sus trabajadores vuelvan a la oficina contentos tienen que darse sentido a esa vuelta, fomentando que el despacho sea un entorno al que llegar para compartir con los compañeros de equipo. Y hoy encontramos la otra cara de la moneda: mientras la oficina debe presentarse como un lugar donde socializar, uno de los efectos negativos del teletrabajo puede ser la soledad.
Los efectos de la soledad
El cofundador y consejero delegado de Airbnb, Brian Chesky, ha dicho en una conferencia de Lesbians Who Tech, que hay un futuro en el que no hará falta salir de casa "y después de que se acabe el COVID, lo más peligroso será la soledad".
Realmente, si vives solo o sola y trabajas desdde casa, podrías llegar a pasar días sin ver a gente, dependiendo de tu modo de vida. Podemos comprar online desde supermercados y tiendas de ropa, podemos pedir comida a domicilio desde bares y restaurantes... y si entre tu ocio favorito está ver películas y series de Netflix u otras plataformas streaming, la idea no es descabellada.
Hay que recordar que incluso antes de la pandemia, el aislamiento y la soledad se estaban convirtiendo en importantes problemas de salud pública, según la Asociación Americana de Psicología. La pandemia trajo mucha soledad a muchas personas, lo que se convirtió el aislamiento en un problema de salud pública, más allá del Covid-19. En Japòn, por ejemplo, se creó un Ministerio encargado de la soledad, ya que este país asiático registra una enorme tasa de suicidios. Hace pocos días un estudio que se hizo viral decía que la soledad puede envejecer más que fumar.
La empresa JLL ha explicado al respecto que, además de las consecuencias para la persona, también esto tiene impacto en las empresas. "El cruce entre la soledad y el agotamiento tiene un impacto negativo en la productividad de los trabajadores. Los trabajadores solitarios tienen el doble de probabilidades". Otro dato importante es que "los trabajadores solitarios también dicen que piensan en dejar su trabajo con más del doble de frecuencia que los trabajadores no solitarios".
La soledad en el espacio de trabajo
Psychologytoday ha analizado también cómo una empresa puede fomentar espacios de trabajo más agradables en los que la gente se sienta parte de un grupo. Dicen que no se puede asociar la soledad al hecho único de estar a distancia y es que muchos empleados se sentían aislados desde mucho antes de que empezaran a teletrabajar.
Dicen los expertos que la soledad es un estado percibido. Mientras que el aislamiento es un estado objetivo de estar apartado de los demás, la soledad es una percepción subjetiva de una brecha entre las relaciones que nos gustaría tener y las que tenemos. Es decir, la soledad no tiene que ver con el número de personas que nos rodean, sino con la forma en que experimentamos nuestra vida social.
Por ello, propone que las empresas fomenten, tanto si es trabajo online como en oficina, actividades adaptadas a los empleados con una fuerte necesidad de afiliación para ayudarlos a construir conexiones y comunidades sociales más significativas. Y es que los empleados con preferencia por la conexión humana o por hacer cosas juntos declaran niveles más altos de soledad cuando trabajan desde casa.
Otros estudios han mostrado que quienes tienen una fuerte necesidad de afiliación están más sujetos al estrés, la ansiedad y la soledad. Al mismo tiempo, quienes son más estables emocionalmente y tienen preferencia por la soledad tienen una experiencia mucho más positiva del trabajo a distancia.
Por tanto, se recomienda, sea trabajo físico o virtual, que las empresas promuevan espacios colaborativos en los que compartir ideas.
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