El panorama del streaming es desolador para mi bolsillo y con todo, se ha convertido en la mejor alternativa a ir al cine
La era en la que podías ver el contenido de Netflix y Disney+ a precio irrisorio y compartiendo cuenta pasó a mejor vida. Ambas plataformas han ido subiendo precios a lo largo de los años y las producidas respectivamente en los últimos días ni son las primeras ni (me temo que) sean las últimas. También se han puesto duras con lo de compartir cuentas porque al fin y al cabo, eso se traduce en que les entra más dinero. Es lo que tiene pasar de la fase de penetración en el mercado y adherencia a intentar ser rentables: y les está funcionando.
Así quedan los precios estándar con anuncios. El plan más barato de Netflix a día de hoy cuesta 6,99 euros al mes, un 27% más. Disney+ por su parte ahora cuesta hasta un 17% más, aunque el plan más asequible se ha mantenido a 5,99 euros al mes. Los dos planes están cortados con el mismo patrón: ambos tienen anuncios, permiten dos reproducciones simultáneas y la calidad es Full HD. Eso sí, aunque Netflix es algo más caro, permite algunas descargas.
La oferta del streaming es insostenible para mi bolsillo, pero ahora ocupa el lugar del cine
En ningún caso nos beneficiamos de descuentos adquiriéndolos por un año porque tienen en mente un tipo de usuario: el temporal que se da el atracón, entre las que me incluso: me doy de alta (y después, de baja) cuando una serie o película concreta me interesa, me pego un buen maratón y adiós muy buenas.
Porque puede que a Netflix y Disney les salgan las cuentas, pero a mí no. Para gustos, los colores y los planes, pero esa época de seguir suscrita a una plataforma por inercia también ha pasado a mejor vida sencillamente porque no me renta. Entre que los precios suben y no puedo compartir cuenta sin pagar más, que el contenido está cada vez más atomizado, cancelaciones y variaciones clave en el catálogo, no hay streaming que resista más allá de Prime. Pero es que Amazon Prime Video es una maravillosa consecuencia colateral de los envíos gratis del gigante del ecommerce, pero esa ya es otra historia. Amazon tiene otra vía de negocio y se nota.
En pocas palabras, Disney y Netflix cambiaron de estrategia hace tiempo y les está yendo bien, pero yo también ajusté la mía y sé que no estoy sola en esto. No pasa nada, soy solo un tipo de usuaria entre otras tantas personas. Al final, es cuestión de encontrar el punto de equilibrio.
Hay que echar un vistazo a los estrenos. Si echo un vistazo a los de Netflix, veo el documental 'Los hermanos Menéndez', la segunda temporada de 'Heartstopper' o en cine 'El hoyo 2', tres contenidos que me interesan suficiente como para pagar esos 6,99 euros durante un mes. Con Disney+ todavía lo tengo más fácil: en cuanto lanza una película, me suscribo para verla. Y en estos momentos, 'La Máquina' con Diego Luna y Gael García Bernal me hace ojitos, pero el 30 de este mes se estrena la serie 'Yo, adicto', así que nuevamente podría pasar por caja.
Sí, ya sé que ahora se ha vuelto a poner de moda lo de no poner la temporada de una serie al completo para ir dosificándola, como en la tele de toda la vida. Es paradójico como el streaming le ha ido comiendo la tostada a la tele tradicional para terminar pareciéndose tanto. Pero a grandes males, grandes remedios: a costa de comerme algún spoiler, en ese caso espero hasta que se liberen los últimos capítulos para darme de alta.
El cambio estratégico del streaming me ha convertido en una usuaria esporádica y temporal pero me he llevado algo en ese proceso de disfrutar de tantas series y películas: un Smart TV 4K de 55 pulgadas bastante apañado en calidad de imagen y unas luces ambientales Philips Hue. No es la experiencia envolvente de ir al cine, pero no hay mal que por bien no venga.
Porque los precios del streaming han subido que da gusto, pero la situación en los cines no es mejor. 7,40 euros cuestan los Cines Yelmo de Pamplona para una película cualquiera como público general y fuera del día del espectador. Aunque no hay anuncios en medio del contenido, no te libras de cinco minutos promocionales al inicio por la cara.
Y eso sin hablar de comprarse algo para picar: como compres palomitas y un refresco, el plan de ir al cine con tu pareja se va a los 30 euros fácilmente. Nuevamente, adjunto folleto de los Cines Yelmo a modo de ejemplo porque no es un caso excepcional, sino la norma. No es que haya dejado de ir al cine: ahora lo reservo para películas y momentos excepcionales (una o dos veces al año).
Mi salón dista mucho de una sala de cine y sus condiciones (para bien y para mal, que también hay gente molestando y la tranquilidad de poner la peli cuando quieras o parar para ir al WC), pero a día de hoy el streaming con todos sus hándicaps se ha convertido en una buena alternativa a ir al cine. Y todavía me sigue saliendo rentable.
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