Jack Ma, 'el hombre más rico de China', no se llama Jack Ma. Y tampoco es ya el hombre más rico de China. Nació en 1964 con el nombre de 'Ma Yun', con el apellido delante, como en la mayor parte de naciones del Extremo Oriente. Cambiar el orden y adoptar un nombre anglosajón es sólo una costumbre china cuando se interactúa con occidentales.
Y lo cierto es que Ma empezó a interactuar con ellos bien pronto: a los 12 años se interesó por aprender inglés y decidió comprarse un radio para escuchar emisoras en ese idioma, y visitar diariamente el Hotel Internacional de Hangzhou para ofrecer tours gratuitos a los turistas a cambio de que hablasen con él en inglés. Hizo esto durante 8 años seguidos.
Sin embargo, su historia de 'hombre triunfador hecho a sí mismo' cuenta con varios 'borrones' que él mismo nunca ha ocultado: tuvo que presentarse en tres ocasiones a los exámenes de acceso a la Universidad de Maestros de Hangzhou, fracasando las dos primeras (se le daban fatal las matemáticas). De hecho, fracasó también a la tercera, pero al haber quedado cerca de la nota de corte, pudo matricularse cuando las inscripciones para el título de profesor de inglés quedaron por debajo de las previstas.
Una vez en la universidad, sin embargo, sus notas fueron destacables, y Ma consiguió convertirse en presidente del consejo de estudiantes. Y, ya graduado, durante 5 años, logró ocupar un puesto de profesor. Pero su racha de mala suerte no había terminado: el sueldo era mísero, y decidió postularse a puestos de trabajo fuera del ámbito universitario.
Fue rechazado en 30 empresas en las que solicitó empleo. Él mismo contaba que, cuando KFC inauguró su primer local en su ciudad natal, él fue el único de los 24 aspirantes que no fue contratado. Sumemos a eso que también le rechazó la policía. Y Harvard, donde solicitó plaza en una decena de ocasiones.
Finalmente, montó una agencia de traducción chino-inglés, su primera compañía. Y eso lo llevó a visitar por primera vez Estados Unidos en 1995, con 31 años. Y allí oyó hablar por primera vez de Internet. Cuenta que lo primero que buscó en la Red de Redes fue "cerveza china", descubriendo sorprendido que no había información al respecto. De hecho, había en general poca información sobre China.
Así que pidió ayuda a un amigo para crear una precaria página web para su agencia y se sorprendió cuando a los pocos días, había recibido ya varios e-mails. Esto de 'Internet' tenía potencial.
En 1995, hacía sólo dos años que se habían estrenado las conexiones a Internet en China, pero Ma decidió crear una nueva empresa, China Yellowpages (un directorio de varias compañías chinas que buscaban clientes en el extranjero), que también se convirtió así en la primera compañía de Internet de China.
Del fracaso a la coronación con Alibaba
China Yellowpages fue un fracaso. Pero Ma sabía que había dado con algo grande, y tenía una idea en mente: un sitio web de comercio electrónico en el que los exportadores chinos pudieran publicar listados de productos por los que los compradores pudieran navegar. Así que, en 1999, pensó en un término conocido y fácil de pronunciar en cualquier idioma ('Alibaba') y acorraló a 17 amigos y conocidos en su apartamento hasta que pudo convencerlos de que se convirtieran en cofundadores.
En aquellos días de fiebre de las puntocom, sólo pasaron unos meses antes de que Ma fuera capaz de recaudar 5 millones de dólares de Goldman Sachs y otros 20 millones del nipón SoftBank para poner en marcha su proyecto empresarial soñado. Cuando la 'burbuja' explotó, Alibaba no fue una de las víctimas (aunque sí se vio obligada a despedir a toda su plantilla fuera de China en 2001).
Originalmente Alibaba trabajaba sólo en el ámbito del comercio B2B. Luego empezó a diversificarse: AliExpress fue su respuesta (low cost, eso sí) a Amazon, vendiendo directamente al consumidor. Taobao, su alternativa a eBay. Antes de eso había lanzado Alipay, su propio PayPal. Cuenta, por supuesto, con decenas de otras subsidiarias.
El éxito de todos estos negocios situó a Ma en el puesto líder de la lista Hurun, el equivalente chino a la lista Forbes, durante tres años seguidos (2018, 2019 y 2020). Con la llegada de su coronación, Ma empezó a hacerse a un lado: en 2018 anunció su intención de renunciar a la presidencia ejecutiva del grupo Alibaba, medida que hizo efectiva el 10 de septiembre de 2019, día del 20º aniversario de Alibaba.
Fue sucedido en dicho puesto por Daniel Zhang, quien ya era CEO del grupo y se había creado toda una reputación en el mismo convirtiéndose en el creador del 'Single's Day', uno de los grandes eventos de compras online de China. Como es una costumbre ya en estos casos, Ma afirmó que se retiraba para dedicarse a la filantropía y a la educación.
Y así, llegamos al 24 de octubre de 2020. La segunda mayor creación de Jack Ma, el conglomerado de servicios financieros Ant Group, se encuentra a las puertas de su salida a bolsa: la IPO iba a ser la mayor de la historia (estaba valorada en 35.000 millones de dólares). En ese contexto triunfal, Ma se viene arriba, e imparte una conferencia ante la élite financiera china en el que comete la imprudencia de criticar a su gobierno de poner palos en las ruedas del libre crecimiento empresarial.
Con el PCCh hemos topado, amigo Sancho
Pocos días después, el gobierno chino suspendía la salida a bolsa de Ant Group. Más tarde, le impondría una cuantiosa multa antimonopolio a Alibaba, por valor de 2.818 millones de dólares (la mayor de la historia de China). Y a Jack Ma se le dejaba de ver el pelo en público durante 11 meses, en un caso que recuerda poderosamente al de Peng Shuai, la tenista que desapareció varios meses de la faz de la tierra tras haber acusado de abuso sexual en redes sociales a un exvicepresidente de China.
Durante ese tiempo, Ma sólo 'reapareció', en enero de 2021, con un discurso grabado dirigido a los ganadores de un premio otorgado por su fundación. Tras ese tiempo, se le empezó a ver en varios lugares del extranjero (el primero, España, en septiembre de 2021) pero ahora manteniendo un perfil público bajísimo... ni declaraciones, ni eventos empresariales, nada.
En realidad, Ma sólo puso en bandeja de plata al régimen chino algo que ya tenían pensado hacer desde mucho antes: 'meter en vereda' a sus grandes tecnológicas, a las que el Partido Comunista de China ve como impulsoras de una 'economía de la distracción' y, lo que es más importante, como un contrapeso al poder del propio partido.
Por eso, en los últimos dos años, hemos visto cómo China ha adoptado medidas en detrimento de algunas de sus mayores tecnológicas... y ha favorecido a algunas de sus rivales, teóricamente más proclives a seguir las 'indicaciones' gubernamentales. En ese tiempo, Ma se ha 'despeñado' en la lista Hurun: 4º puesto en 2021, 9º puesto en 2022.
Por fin, esta pasada semana se ha hecho público que Ma lleva medio año autoexiliado de China, viviendo en Tokio (Japón) junto a su familia. Con este traslado, buscaría alejarse de la 'mano dura' de Xi Jinping contra los líderes empresariales y, quizá, también de las asfixiantes medidas anti-COVID que ya han generado las protestas callejeras más relevantes en décadas.
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