En los últimos años ha surgido una corriente muy fuerte que defiende que, en los colegios, debería enseñarse a programar. Y que conste: pongo la palabra "programar" en cursiva porque hay dos variantes. Hay quien defiende que se enseñe algoritmia y hay quien defiende que se enseñe, directamente, a hacer aplicaciones.
El movimiento, además, se acerca bastante a ser global. Por ello queremos repasar la situación para ver qué países incluyen la programación en su currículo educativo y qué países ignoran esta tendencia.
¿Qué motivación tiene aprender a programar tan pronto?
Hay una frase que lleva mucho tiempo repitiéndose, sobre todo en aquellas casas donde hay hijos: "la informática tiene mucha salida". Estudiar alguna disciplina relacionada con la informática está razonablemente bien visto en muchas sociedades y hay numerosos informes que indican que no hay demasiado desempleo entre profesionales del ramo de las nuevas tecnologías.
Y muchos padres quieren introducir a sus hijos a esta disciplina cuanto antes mejor. Por ello los talleres de robótica o de programación de videojuegos tienen cada vez más presencia como actividades extraescolares junto a las clases de violín, de danza o de natación. Hay que tener en cuenta que la informática es una carrera con gran predominancia de hombres; a edades tempranas, este estereotipo apenas se tiene en cuenta. También es una forma de atraer mujeres a la profesión.
Además, mejorar la alfabetización digital es el sexto de los siete pilares de la Agenda Digital Europea. Se estima que en los próximos años va a existir una gran demanda de trabajadores relacionados con las tecnologías de la información y la comunicación y que, sin la formación adecuada, quedarán sin cubrir.
En España: prácticamente tabula rasa
Desde hace mucho tiempo en los colegios e institutos españoles se imparte una asignatura llamada genéricamente "informática", incluso en la etapa de educación primaria. Muchas veces se reducía a utilizar la informática como herramienta para estudiar otras materias, como geografía o matemáticas. En el caso de secundaria, lo habitual es que esa asignatura (optativa en muchos casos) se termine reduciendo a enseñar ofimática. Es algo muy excepcional que en la etapa de bachillerato se enseñe algo de programación, y acaba siendo casi iniciativa propia del profesor. Debo confesar que fue mi caso.
Aunque durante los últimos años se ha empezado a introducir esta disciplina en los colegios españoles. A título individual (aunque con el apoyo del centro, por supuesto), muchos profesores han formado equipos de trabajo que han participado, por ejemplo, en la First Lego League. También existen colectivos locales, como el Club de Jóvenes Programadores, en Valladolid; Citilab está presente en Barcelona y Complubot tiene presencia en la capital. Muchas ciudades cuentan con colectivos de este tipo o incluso empresas que lo enseñan a quien quiera.
Y poco a poco la programación, de una forma u otra, se va introduciendo en los programas oficiales de muchas de nuestras Comunidades Autónomas. Por ejemplo, los niños navarros que el año que viene estudien cuarto de primaria aprenderán a realizar pequeños proyectos de programación, aunque como parte del temario de la asignatura de matemáticas.
España, como sabemos, es peculiar en este sentido: las competencias en materia de educación son responsabilidad de los distintos gobiernos autonómicos y es muy normal que, aunque el currículo sea el mismo a nivel nacional, los programas entre autonomías difieran entre sí.
Más que programación, es necesario que aprendan lo que se conoce como pensamiento algorítmico o pensamiento computacional. (Juan Julián Merelo)
De hecho hay un gran hueco en todo este sistema: los profesores encargados de impartir este tipo de asignaturas, en muchas ocasiones, no han sido formados adecuadamente.
Estonia, pionera
Estonia es un país que por poco supera el millón de habitantes pero fue pionera en muchos asuntos relacionados con las nuevas tecnologías. Su gobierno, por ejemplo, fue el primero en ofrecer una oficina electrónica para prácticamente cualquier trámite. También fue el primero en el que todas sus escuelas contaban con una conexión de banda ancha estable y permanente a Internet. Y también, en 2012, vio nacer el proyecto ProgeTiiger, que tiene por finalidad enseñar a sus niños entre siete y diecinueve años a escribir código.
Lo llamativo de este tipo de proyectos, sobre todo, es la edad. Muchos centros a lo largo de todo el mundo se han atrevido a introducir la programación en sus currículos, pero en la escuela secundaria. Aunque los niños de siete años no se van a meter a aprender C++, Java o Python. La formación es mucho más profunda, desde los fundamentos matemáticos en que se apoya la programación.
Hay que tener en cuenta, no obstante, que es relativamente sencillo implantar un proyecto de este tipo en un país con apenas 1.300.000 habitantes y poco más de quinientas escuelas. Hay que tener en cuenta también que Estonia es un país que tiene verdadera demanda de programadores, y es de esperar que con el paso de los años sea todavía mayor.
¿Otros países?
El Reino Unido también ha movido ficha para incluir la programación en el currículo de sus colegios, desde la educación más elemental. Con cinco años aprenden los fundamentos, sin pararse en el detalle y sin pensar en el ordenador en sí. A los once, además, comenzarán a enseñarles al menos dos lenguajes de programación.
Estas medidas tendrán efecto a partir de este mismo mes. El Reino Unido adelantó así al gigante en lo tecnológico, aunque muchos de sus profesores tuvieron (y están teniendo) que prepararse a toda pastilla para poder comenzar a enseñarla en este nuevo curso. Muchos no tenían conocimientos para ello.
Porque, por increíble que parezca, los Estados Unidos no cuentan con esta disciplina en su currículo escolar, dejando esta competencia en manos de los centros que quieran llevar a cabo sus propias iniciativas, así como de otras iniciativas como Code.org, ONG impulsada por, entre otros, Bill Gates y Mark Zuckerberg. Aunque en la cuna de Silicon Valley abundan las iniciativas privadas y de otras instituciones, a las que de muy buen grado se unen los propios profesores a título personal.
Por otra parte, Singapur también tiene intención de introducir progresivamente disciplinas como la impresión 3D y la programación en el currículo de sus escuelas públicas, donde ya están disponibles como actividades extracurriculares. El interés es claro: el gobierno de Singapur ve esta actividad como un potencial motor de crecimiento económico del país. La iniciativa privada también abunda allí.
Los gobiernos de otros países como Dinamarca e Israel también han tenido bastante importancia a la hora de introducir la informática, de un modo u otro, en la educación primaria y secundaria de sus sistemas educativos. No obstante sus acciones han sido bastante más tímidas y orientadas, sobre todo, a lo que aquí conocemos como "alfebetización en TIC".
Finlandia parece estar planteándose también introducir la programación al conjunto de competencias con las que deben salir sus alumnos de la etapa primaria de su educación. Es el caso también de Australia, que se plantea llevarlo a cabo como iniciativa mitad pública y mitad privada.
¿Es necesario?
Hay muchas voces, tanto a favor como en contra, de enseñar a programar a edades tan tempranas. Hay personas, incluso profesionales del sector de la informática, que opinan que no se trata de una disciplina básica para el día a día de muchos, y que por tanto no es necesario enseñarlo en el colegio. También hay quien se refiere a otras prioridades como aumentar las horas semanales en otras materias que consideran más importantes.
Claro que, por otra parte, las clases de música de un colegio no buscan que todo el mundo se transforme en violinista o director de orquesta. Del mismo modo, las clases de programación no tienen el objetivo de que todo el mundo, de la noche a la mañana, se dedique al desarrollo de software. Es la opinión de Clive Beale, director de la sección educativa de la Raspberry Pi Foundation.
Además, la programación involucra otras muchas materias como las matemáticas o la física, y puede ser un medio de acercar estas materias al alumnado. Y, por otra parte, la programación también es utilizada en muchas otras carreras, sobre todo si están ligadas al ámbito puramente científico. Además, también hemos visto que la creación en el ámbito de la informática puede ser vehículo de inclusión social.
Es llamativo, además, que conforme la informática ha pasado de ser algo meramente ligado a las universidades a ser algo que está en todas nuestras casas (y nuestros bolsillos, coches, relojes...), la enseñanza de la informática ha pasado de hacer a simplemente consumir, o utilizar los productos de informática. Y tampoco podemos ignorar el hecho de que nuestros jóvenes son los considerados nativos digitales: muchos no necesitan que les enseñen a usar los dispositivos y sus aplicaciones, y por ello se interesan en llevar a cabo sus propias creaciones.
También hay quien considera que es necesario formar desde tan pronto porque dentro de no mucho tiempo habrá una gran demanda de profesionales de la informática, y éstos deben estar muy bien formados.
Hay posturas enfrentadas: por una parte hay quien defiende que no es necesario sino que debe ser únicamente extraescolar, mientras que hay quien lo considera una materia esencial para el futuro de sus hijos. Y no existe el más mínimo consenso.
Más información | The Economist | Wired | The New York Times | ProgeTiiger | Microsoft Research
En Genbeta Dev | "La enseñanza del pensamiento algorítmico debe empezar en Primaria" Entrevista a Juan Julián Merelo
Imágenes | Joseph McKinley | Stephen Chin | US Department of Education | Ricky Cain
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