El lanzamiento de PowerPoint, la popular aplicación de creación de presentaciones de Microsoft, se produjo en 1987, un tiempo tan lejano que "Never Gonna Give You Up" de Rick Astley no se había convertido aún en meme, sino que todavía era un 'hit' de la radiofórmula. Sin embargo, la historia de este software se remonta aún más atrás, hasta noviembre de 1984: hace ahora exactamente 40 años.
Antes de la existencia de PowerPoint, crear presentaciones corporativas era una tarea compleja, laboriosa y, sobre todo, cara: los materiales para una presentación solían imprimirse en papel o acetato y proyectarse con equipos especializados. Cada año, tan sólo las empresas de Estados Unidos gastaban aproximadamente 11 mil millones de dólares en transparencias y diapositivas de 35 mm.
Esta situación fue la que motivó a los fundadores de la startup Forethought, Rob Campbell y Taylor Pohlman, a buscar una solución innovadora para simplificar y modernizar la comunicación visual en el ámbito empresarial.
Los primeros pasos, vinculados a Apple
Forethought se había fundado en 1983 con el objetivo de crear un entorno de software de diseño para los ordenadores personales que utilizaban interfaz gráfica, como Apple Lisa y el Macintosh. Sin embargo, este proyecto inicial (llamado 'Foundation') se enfrentó a obstáculos tanto técnicos como financieros, y el consejo de administración de Forethought optó por 'resetearlo' y contratar a Robert Gaskins en 1984 como vicepresidente de desarrollo de producto.
Gaskins propuso (en un documento de dos páginas que aún se conserva) desarrollar un software que permitiera a cualquier persona crear presentaciones visuales de manera sencilla, una idea que tomaría forma con el nombre provisional de 'Presenter'.
Para desarrollar esta propuesta, Forethought contrató a Dennis Austin, un programador experimentado que comenzó a trabajar en el desarrollo de Presenter para la plataforma Macintosh. Durante los meses siguientes, Gaskins y Austin refinaron la idea y crearon un prototipo de software que permitía diseñar diapositivas y proyectarlas en formatos de transparencia o 35 mm.
Sin embargo, la financiación para el proyecto era insuficiente, lo que obligó a Forethought a buscar inversión externa... una inversión que no encontró en Microsoft, precisamente, sino en Apple. De hecho, este software se convirtió en la primera inversión de su recién creado fondo de capital estratégico.
Pero, justo antes de su lanzamiento, Forethought descubrió que no podían usar el nombre "Presenter" porque ya estaba registrado por otra empresa. Fue entonces cuando Gaskins, propuso "PowerPoint" como alternativa.
El hecho de que se llamase así, y no 'Power Point', se debió precisamente a la aplicación de las normas de 'branding' de Apple. Así, no sólo se resolvió el problema de registro, sino que también le dio a la aplicación el nombre con el que hoy en día es conocido mundialmente.
Pero, ¿por qué 'PowerPoint'?
Gaskins se decidió por "PowerPoint" al recordar un letrero que había visto en la pista de un aeropuerto: le hizo pensar en un software que permitiría al usuario compartir argumentos convincentes ("powerful points") con una presentación.
El salto a Microsoft
Pero, mientras PowerPoint se preparaba para su lanzamiento, Microsoft también estaba explorando el desarrollo de un software de presentaciones para reforzar su propio catálogo. Aunque inicialmente Bill Gates consideró que las funciones de PowerPoint podían integrarse en Microsoft Word, Jeff Raikes (responsable de marketing de la división de aplicaciones), convenció a Gates del potencial de un software específico.
Y así, apenas una semana después del lanzamiento de PowerPoint 1.0 para Macintosh, Microsoft comenzó a negociar la adquisición de Forethought, concretando el acuerdo en julio de 1987 por 14 millones de dólares, una cifra significativa para la época (hoy en día, por la inflación, la compra habría supuesto casi el triple de esa cantidad).
Y así, tan sólo un año más tarde (1988), Microsoft lanzaba PowerPoint 2.0, que introducía soporte para diapositivas en color. En 1992, la versión 3.0 marcó otro hito al convertirse en la primera en permitir presentaciones digitales completas, eliminando la necesidad de proyectores de transparencias o diapositivas físicas.
Esta actualización allanó el camino para el uso extendido de PowerPoint en ámbitos corporativos y educativos, consolidando su posición como el estándar de software de presentaciones.
En 1993, Microsoft incluyó PowerPoint en su paquete Microsoft Office junto con Word y Excel, que se convirtió en un éxito gracias al atractivo de contar con tres herramientas esenciales a un precio competitivo.
La consagración (y las críticas)
Con el paso de los años, PowerPoint se ha convertido en un elemento muy reconocible de la cultura popular, no sólo de la 'geek', y el propio término se ha convertido prácticamente en sinónimo de presentaciones. Su facilidad de uso ha democratizado el acceso a la creación de contenido visual, permitiendo a personas de todos los niveles de habilidad diseñar y compartir sus ideas.
Sin embargo, su uso extendido también ha tenido su lado negativo, ya que muchos usuarios tienden a saturar sus presentaciones con listas interminables y efectos visuales poco efectivos. Por otro lado, en inglés se han acuñado expresiones como "death by PowerPoint" para describir el tedio de presentaciones excesivamente largas y sin dinamismo.
Harvard no ve con buenos ojos PowerPoint
Pero, ojo, porque según un estudio de Harvard de 2019, PowerPoint (no sólo el software, claro, sino el formato), en lugar de mejorar las presentaciones, podría estar debilitando nuestras habilidades de comunicación. Para entender por qué, hay que remontarse otros 12 años atrás, cuando John Sweller, psicólogo y creador de la Teoría de la Carga Cognitiva, realizó un estudio en la Universidad de Nueva Gales del Sur que demostró que mostrar a la audiencia el mismo texto que se está leyendo en voz alta reduce la comprensión.
En esencia, PowerPoint puede sobrecargar a los oyentes con información visual y verbal simultáneamente, dificultando su capacidad para retener el mensaje. Sweller explica que leer y escuchar el mismo contenido es contraproducente para el cerebro, que se ve obligado a procesar ambas formas de información de manera redundante, y como resultado, el mensaje se pierde.
El reciente estudio de Harvard, citado por Forbes, reforzaba los hallazgos de Sweller. Según los investigadores, las presentaciones hechas con PowerPoint fueron valoradas por las audiencias como 'iguales' en efectividad a las presentaciones orales sin ningún tipo de apoyo visual.
Por otra parte, el libro 'How PowerPoint Makes You Stupid', sostiene que PowerPoint fomenta una 'gramática' particular, basada en gráficos llamativos, listas de viñetas y una estructura rígida que, según el autor, degrada la lógica y simplifica en exceso la comunicación, al fomentar que se pierdan las relaciones causales y el contexto.
Y, por todo eso, no es ninguna coincidencia que figuras como Jeff Bezos, Jack Dorsey y Mark Cuban hayan desterrado PowerPoint de sus presentaciones. Estos líderes reconocen que la herramienta, en lugar de facilitar la comunicación, puede ralentizar el proceso y nublar el mensaje.
Vía | La Bonilista & Microsoft
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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