El pasado martes y tras meses de campaña, los estadounidenses acudieron a las urnas para escoger a su próximo presidente; unos comicios que finalizaron con -sorprendentemente para muchos- un Donald Trump ganador. Un resultado que no ha tardado en dar lugar a múltiples críticas a través de la red e incluso a manifestaciones de votantes disconformes a pie de calle.
Así y en medio de la polémica, Facebook tampoco se ha librado. Efectivamente, porque los hay quienes acusan a la red social de haber influido de manera notable en la victoria del candidato republicano e incluso de introducir determinados sesgos para que sus usuarios se decantaran por él. Unas críticas que, por supuesto, Zuckerberg no ha tardado en desmentir y que merecen un examen exhaustivo del contexto en el que se producen.
De qué lo culpan
En concreto, culpan a la plataforma de haber difundido una serie de noticias falsas los días previos a la votación que llegaron a influir en la decisión final, unas informaciones claramente pro-Trump. Para que te hagas una idea, algunos de los artículos fraudulentos que se colaron pertenecían a periódicos falsos y relataban cómo un agente del FBI relacionado con la fuga de los correos de Hillary Clinton había aparecido muerto; e incluso que el Papa apoyaba al magnate.
Otra de las más sonadas afirmaban que Obama no había nacido en los Estados Unidos, que había sido asesinado o que Clinton padecía una grave enfermedad que la hacía débil para el cargo para el que se presentaba. Unos ejemplos que, a pesar de las acusaciones a Facebook, apuntan en ambas direcciones, tal y como veremos más adelante.
Al respecto, Buzzfeed llegó a publicar un informe en que revelaba que, durante estas jornadas, las páginas conservadoras de la plataforma incrementaron su actividad a la hora de difundir este tipo de información engañosa. De hecho, y según esta publicación, el 38% de lo publicado era o totalmente falso o contenía una mezcla de realidad y mentira. Un porcentaje que se reducía al 19% en las páginas menos conservadoras. ¿Lo “mejor”? Que cuanto menos veraz era, más se compartía.
La práctica, en sí misma, de hecho, es motivo de análisis y crítica, no solo por el poder que ejerce Facebook como plataforma informativa en este país, sino también por cuestiones tan básicas como los continuos fallos de su algoritmo de selección automática de noticias candentes, así como por la propia filosofía de la red social, que tiende a mostrarnos aquellos temas que nos interesan o que consultamos habitualmente sobre otros; un rasgo distintivo que no había sido visto en absoluto con malos ojos hasta ahora.
Qué dice Zuckerberg
En cuanto a Zuckerberg, ha asegurado que es una “locura” pensar que su red social podría haber llegado a influir en la llegada al poder de Trump. Unas declaraciones que ha llevado a cabo en el marco de un evento acontecido hace unas horas y en el que ha recalcado la capacidad de los votantes para tomar decisiones basadas en sus propias experiencias y valores. Sin duda lo que debería primar a la hora de acudir a las urnas.
"Creo que hay una profunda falta de empatía en la afirmación de que la única razón por la que alguien podría haber elegido como los votantes lo hicieron es porque leyeron noticias falsas", ha esgrimido. El CEO también ha defendido, por otra parte, que las noticias de este tipo son las menos frecuentes en su red social, que estas “muestras” son pequeñas (en comparación con todo el contenido) y que no tienen que ver con un partido específico u otro.
En todo caso, Adam Mosseri, vicepresidente de gestión de productos de NewsFeed ha aprovechado la ocasión para hacerse eco de lo dicho por Zuckerberg, pero también para disculparse acerca de la difusión en su comunidad virtual de esta clase de artículos. “Somos conscientes de que hay mucho más que tenemos que hacer, y es por eso que es importante que sigamos mejorando nuestra capacidad para detectar información falsa", ha señalado.
Qué hay tras las acusaciones
Facebook como medio de comunicación
Al margen de lo dicho, cabe añadir algunas consideraciones que ya hemos deslizado y que ayudan a comprender la magnitud de todo este asunto. Entre otros, nos referimos al poder de Facebook como lugar en el que cientos de estadounidenses se informan diariamente; una apuesta por lo noticioso que la compañía ha estado incentivando durante el último año pero que podría verse afectada por una crisis de credibilidad de seguir como hasta ahora.
Para que te hagas una idea, un 30% de los ciudadanos de este país se decanta por Facebook a la hora de informarse. Una tendencia que se está implantando al resto del mundo y que forma parte de las clave de desarrollo de la entidad que, tal y como apuntábamos, no ha cesado de apostar por productos de este tipo.
Es el caso de Signal, la señal que la red social lanzó a los periodistas (y a Twitter), una aplicación con la que ganarse a la prensa y facilitar el acceso al contenido. El lanzamiento de Mentions –una utilidad que permite a periodistas y famosos crear contenidos exclusivos para sus seguidores y difundir vídeos en directo-, así como la aparición de los Instant Articles y Notify son otras evidencias de esta estrategia.
En definitiva una serie de propuestas que, al mismo tiempo, implican una responsabilidad por parte de la red social, al menos en lo que se refiere a comprobar la veracidad de lo que se difunde. Un mínimo que, por desgracia, no ha cumplido y el que todavía está trabajando.
Personalización del contenido
Por otra parte, el funcionamiento de la plataforma también tiene mucho que ver con las acusaciones. Es decir, Facebook es una red social que cuenta con una serie de características y principios básicos intrínsecos a su filosofía. Uno de ellos es la personalización de lo que enseña a sus usuarios, basándose en sus hábitos, gustos e interacciones. Un rasgo que las voces más críticas han aprovechado para proferir las acusaciones que nos ocupan.
De forma más específica, estas se refieren al cambio de su News Feed acontecido a mediados de agosto de este mismo año, una alteración que, según la compañía, se produjo con el fin de dar más visibilidad a los contenidos relevantes y de calidad, algo que funciona de manera automática de la mano de un algoritmo específico que prioriza las noticias que contasen con muchos likes y que hayan sido compartidas más veces. Un hecho que no implica que estas sean veraces, todo sea dicho.
Otra de las acusaciones se refieren al hecho de que en nuestra página de inicio veamos aquellos contenidos compartidos por aquellos medios que seguimos, o por personas que comparten nuestra misma ideología, algo que según algunas publicaciones, podría repercutir en una falta de objetividad. Sin embargo, aquí tenemos que decir que esto no es único de las redes sociales pues lo cierto es que aquellos lectores que se decantan por la prensa impresa también se decantan por periódicos de su misma ideología. En todo caso, su influencia resulta relativa.
La paradoja de los trending topics
En cuanto al asunto de que las noticias falsas se colaran en los trending topic de la red social, tampoco se trata de algo nuevo. De hecho, durante el último año la entidad se ha visto obligada a introducir múltiples cambios al respecto. Y hasta el punto de partida resulta paradójico en este contexto.
¿La razón? Que todo empezó cuando algunos ex empleados de la compañía declararon públicamente que esta daba instrucciones a los empleados que seleccionaban los temas más importantes de introducir un sesgo, justamente, contrario a la difusión de las noticias relacionadas con los conservadores. Las afirmaciones, por supuesto, resultaron tremendamente controvertidas, pues mostraron un supuesto partidismo y manipulación.
Los antiguos trabajadores llegaron incluso a comentar que habían llegado a camuflar y a eliminar noticias para evitar, entre otros, que algunas historias relacionadas con la CPAC (Conservative Political Action Conference) tuvieran recorrido, o que incluso candidatos como Mit Rommey gozaran de visibilidad en la red. En conclusión un punto de partida un tanto paradójico.
Y a pesar de que la red de Zuckerberg no tardó en defenderse, decidió cambiar la gestión de los trending topics con el objetivo de “mejorar sus productos y minimizar los riesgos en los que interviene el juicio humano”. Facebook también aseguró que dejaría de depender de medios supuestamente fiables y webs externas, así como que continuaría “trabajando para asegurar que la suya siguiera siendo una plataforma abierta y acogedora para todos los grupos e individuos y con el objetivo de restaurar cualquier pérdida de confianza”.
No obstante y dado que las críticas no cesaban de proliferar, acabó cortando por lo sano y tomando medidas drásticas: despidió a los 18 empleados a cargo de la sección y con toda acción humana en este apartado. Una decisión que tampoco tardó en pasarle factura –las noticias falsas pasaron inadvertidas para su nuevo algoritmo- y que, como vemos, continúa hasta hoy afectando a temas tan importantes como las elecciones.
Curiosamente también y antes del día de las elecciones propiamente dicho, Trump dijo que redes sociales como Twitter y Facebook estaban enterrando la investigación sobre los correos de Clinton. Un hecho que, evidencia una vez más que, en caso de ganar la candidata demócrata, la plataforma tampoco se habría librado de las críticas.
Para acabar, es obvio que esta clase de páginas y sitios que difunden noticias falsas y que tratan de favorecer determinadas tendencias (más allá de lo político) van a continuar existiendo tal y como lo han hecho siempre –quizás en otros formatos-. Una situación ante la que no cabe más que contrastar los datos, informarse a través de medios de referencia y distinta ideología, y mantener siempre una postura relativamente escéptica al respecto.
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