La cultura laboral japonesa lleva a que la gente se avergüence de dejar su trabajo o de enfrentarse a sus jefes. Al mismo tiempo, los jefes pueden humillarlos por querer irse
Ayer mismo veíamos que en Japón la jornada laboral de cuatro días no está cuajando en absoluto, a pesar de ser una iniciativa incluso respaldada por el Ministerio de trabajo, por la cultura laboral del país y los propios profesionales. En general, a la gente le cuesta ir menos horas a trabajar de las conocidas y maratonianas jornadas del país, por lo que puedan opinar sus compañeros, empresas y jefes.
Hoy le damos visibilidad a otra historia muy interesante y relacionada con esta cultura laboral del presentismo y de las obligaciones laborales tan asumidas por la ciudadanía japonesa. A mucha gente se le hace complicado presentar su renuncia, dejar su trabajo, y hay agencias que ofrecen estos servicios.
CNN recoge esta historia. Comienza con el ejemplo de una mujer joven de 24 años, llamada Yuki Watanabe, que solía pasar 12 horas diarias trabajando duro en la oficina. Y eso "se considera un día corto", explica ella. Trabajaba en una de las empresas de telecomunicaciones y pagos electrónicos más grandes de Japón y comenzó a desarrollar problemas de salud como problemas estomacales y mucha ansiedad.
El miedo de los trabajadores japoneses
La joven sabía que tenía que dejar el trabajo, pero había un obstáculo: la cultura laboral jerárquica de Japón. Pedir salir del trabajo a tiempo o tomarse un tiempo libre puede ser bastante complicado. Aún más complicado es presentar una dimisión, que puede verse como la forma máxima de falta de respeto.
Japón es la cuarta economía más grande del mundo y se caracteriza porque los trabajadores tradicionalmente permanecen con un empleador durante décadas, e incluso toda la vida. Según la historia recogida por el mencionado medio, incluso puede suceder que un jefe rompa una cartas de renuncia y acose a los empleados para obligarlos a quedarse.
Watanabe no estaba contenta con su trabajo anterior pero le daba miedo renunciar "No quería que mi ex empleador rechazara mi renuncia y me mantuviera trabajando por más tiempo" y ahí decidió recurrir a Momuri, una agencia de renuncias que ayuda a los empleados tímidos a dejar a sus jefes.
"Momuri" significa "Ya no puedo hacer esto" en japonés y la empresa cobra unos 150 dólares para los empleados que quieren sus servicios (menos dinero para quienes trabajan a media jornada). El servicio comprende la presentación de la dimisión, negociar con sus empresas y proporcionar recomendaciones de abogados si surgen disputas legales. "Algunas personas acuden a nosotros después de que su carta de dimisión haya sido rota tres veces y los empleadores no les hayan dejado renunciar ni siquiera cuando se arrodillan hasta el suelo para hacer una reverencia", han explicado los portavoces de Momuri (la reverencia es una forma de mostrar respeto).
Muchas empresas dedicadas a esto
Recuerda Fortune que Momuri no es la única. En Japón, están surgiendo empresas que se dedican a tener esa "charla incómoda" en nombre de los trabajadores. Lanzada en 2017, una startup llamada Exit fue pionera. El cofundador de Exit, Toshiyuki Niino, explicó a Al Jazeera en 2023 que la idea nació de sus propios problemas para dejar su trabajo y de las normas culturales tan comunes en Japón al respecto.
“Intentan hacerte sentir avergonzado y culpable por dejar tu trabajo y a mí me costó mucho [dejarlo]”, dijo, y explicó que la gente suele recurrir a su servicio porque “tienen miedo de su jefe” o desarrollan sentimientos de culpa. Exit recibe más de 10.000 clientes al año.
La respuesta a por qué los trabajadores están llegando al límite es bastante sencilla, explica, por su parte, Shinji Tanimoto, director ejecutivo de uno de esos servicios llamado Albatross, a The Wall Street Journal. En Japón la gente se encuentra a jefes difíciles, horas extras no pagadas y una cultura de no poder usar los días de descanso.
Muchos trabajadores jóvenes están experimentando una crisis existencial, impulsada por la pandemia, los despidos y la agitación socioeconómica, que los ha envalentonado para priorizar su salud mental. Los adultos jóvenes pueden haber tenido suficiente, pero también son más propensos a ser “más no confrontativos”, dijo a CNN Hiroshi Ono, profesor de recursos humanos en la Escuela de Negocios de la Universidad Hitotsubashi en Tokio.
Vía | Xataka
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Imagen | Foto de Liam Burnett-Blue en Unsplash
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