Lo confieso: hace tiempo que lo de las contraseñas se me fue de las manos. Yo empecé con un plan: usar una contraseña. Pero como tener una clave para todo es una mala idea, fui añadiéndole ciertos caracteres en función de lo importante que era el servicio. O de que el servicio en cuestión admitiera u obligase a que tuviera cierta extensión o caracteres.
Como tener solo una base para tantas apps era poco, pensé en otra. Al final, mi cabeza atesora cuatro bases de contraseñas y diferentes combinaciones que pueden llegar a desesperarme si quiero acceder ya a una cuenta. El propio sistema me ofrecía la solución, solo había que leer con atención.
Pero olvidar la contraseña no es un drama: siempre puedes generar otra para entrar y listo. Si antes ya me costaba recordar qué contraseña correspondía a qué servicio, imagínate ahora.
'¿Has olvidado la contraseña?' Claro que sí, guapi
Muchas cuentas, muchas contraseñas y ningún problema. Cuando tienes que tener diferentes contraseñas y además cada tiene unos requisitos, o tienes un gestor de contraseñas o tienes un serio problema, ¿no? Pues no. Todos y cada uno de los servicios donde me registro tienen lógicamente un mecanismo para restablecer la contraseña. Y es tan fácil y rápido que sale mejor que recordarla.
Ahí, en una esquinita, aparece la opción de '¿Has olvidado la contraseña?' o similar. Le das y te pide el correo electrónico con el que te creaste la cuenta. Aquí aunque tengo varios, normalmente el proceso es más rápido. Y si te equivocas y metes uno donde no hay cuenta, el propio mecanismo te avisa. Normalmente al introducir el mail, recibes un correo electrónico con un enlace para el restablecimiento.
Toca volver a escribir una contraseña nueva y aunque hago el esfuerzo de poner una de las mías, la sensación es tan de déjà vú que a veces hasta se da la paradoja que generando una nueva clave me sale el aviso de que ya la he utilizado antes. Porque a veces es culpa mía por olvidar las contraseñas, pero también de los servicios cuando para la creación de la clave no añaden un sistema de verificación. O lo que es lo mismo, que te obliguen a escribirla dos veces. En cualquier caso ya está: vuelvo a estar dentro de mi cuenta y no he necesitado ni un minuto.
...pero no os voy a engañar: es altamente probable que tarde o temprano tenga que volver a entrar el servicio en un dispositivo nuevo (o tras borrar las cookies) y no recuerde la contraseña. Vuelta a empezar. Me sale mejor y más barato que un gestor de contraseñas de pago y paradójicamente estoy llevando a cabo una buena práctica de seguridad: cambiar las contraseñas periódicamente.
Con este modus operandi hay dos cosas a tener en cuenta: mucho ojo cuando llega el típico mensaje de alguien ha intentado restablecer tu cuenta porque quizás por la inercia le das al enlace y en realidad alguien está intentando hackear tu cuenta. Y la otra: siempre que sea posible, intento cambiar a métodos de dos pasos que envían códigos a mi teléfono, bastante más prácticos que recordar la enésima contraseña.
Portada | Foto de Volodymyr Kondriianenko en Unsplash
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