Por lo general, cuando hablamos sobre Microsoft Edge solemos hacerlo para contaros cómo siguen trabajando en hacerlo evolucionar. Aunque también solemos dar malas noticias como que sigue sin remontar en usuarios o cómo Microsoft se las ingenia para hacer que la gente le coja manía a base de insistirnos una y otra vez en Windows 10 en que lo utilicemos.
¿Pero hasta qué punto son justificadas las críticas hacia Microsoft Edge? Como este tipo de cosas no pueden valorarse si no se prueba de verdad el producto, he estado unos días probándolo para contaros cual ha sido la experiencia utilizándolo como único navegador. Y he de decir que aunque hay algunas cosas en las que sigue teniendo que mejorar, hay varias otras en las que me ha sorprendido muy positivamente.
Google Chrome siempre ha tenido fama de tragón, y aunque lleva tiempo trabajando en mejorar ese aspecto, esta es una de las razones por la que algunos fabricantes como Apple y Microsoft siguen interesados en desarrollar sus propios navegadores. Unos Safari y Edge destinados a ser más eficientes energéticamente, y por lo tanto a maximizar la duración de la batería de dispositivos como los Macbook o los Surface.
Microsoft de hecho ha presumido mucho de lo eficiente que es su navegador, y otras pruebas independientes han tendido a darles la razón, aunque no con una ventaja tan abrumadora. En cualquier caso, esto quiere decir que si tienes una Surface o un Ultrabook con Windows 10 posiblemente te interese utilizar Edge para que la batería te dure un poco más.
Según algunos usuarios la diferencia en la batería puede llegar a ser significativa, aunque en otros casos podríamos hablar únicamente de una hora de diferencia. Sea como fuere, aunque la batería puede ser determinante para darle una oportunidad, no es un problema en los ordenadores de sobremesa. Por eso, hoy no vamos a centrarnos tanto en eso como en la experiencia a la hora de utilizarlo, en sus opciones y ventajas y desventajas frente al resto.
Un diseño limpio y minimalista, quizá demasiado
Lo primero que llama la atención de Microsoft Edge es la limpieza de su diseño. Tiene muy pocos elementos, apenas una barra de direcciones con varios iconos a ambos lados de grandes dimensiones para facilitar su uso en pantallas táctiles. En este sentido sólo tengo buenas palabras para el estilo minimalista que le ha dado Microsoft.
A la izquierda de la barra de direcciones tenemos los clásicos botones de avanza, retroceder y recargar una web, además del de página de inicio si lo tenemos habilitado. Pero a la derecha las cosas cambian, ya que es donde Edge sitúa sus armas más pesadas. Una de ellas es el icono de favoritos, que no sólo guarda una web en tus marcadores, sino que también lo puedes en una lista de lectura nativa para que no necesites recurrir a aplicaciones como Pocket.
A su lado tenemos el icono de un libro para entrar a un útil modo de lectura que elimina todos los elementos sobrantes de una web que no sean el texto y las imágenes. Me he encontrado con la mala noticia de que no todas las páginas cargan en este modo, pero cuando lo hacen son una solución ingeniosa para facilitar la lectura de artículos largos sin distracciones.
Al lado tenemos otros iconos para crear notas web (capturas en las que podemos escribir y dibujar), compartir contenido (por cierto, muy bueno que se puedan compartir como recordatorios en Cortana) y un apartado en el que podremos consultar la lista de lectura o el historial. Aquí nos encontramos con otra pequeña pega, y es que el historial no tiene un buscador incorporado que nos ayude a encontrar una página que hayamos visitado con anterioridad.
He probado muchos navegadores a lo largo del último año. Chrome es bastante equilibrado, mientras Vivaldi centra su enfoque en darle al usuario todas las opciones de configuración que necesite y más. Microsoft Edge viene a ser exactamente lo contrario, un navegador que sacrifica muchas opciones a cambio de ofrecer una configuración fácil de entender por cualquier usuario independientemente de sus conocimientos.
Dicho esto, me ha gustado mucho la limpieza con la que Edge cumple con su menú de configuración, todo está cerca, todo está a mano. Tampoco le faltan opciones como la sincronización de historial, favoritos y claves, bloqueo de Flash, envío de solicitudes Do Not Track o la posibilidad de cambiar el motor de búsqueda nativo con el de otras webs que hayamos visitado, desde Google hasta Facebook.
Sin embargo hay otras ausencias muy notables que no puedo entender qué hacen sin estar implementadas aún, como una tan evidente como la de que no haya modo de pantalla completa. Aunque parezca un detalle menor, también echo de menos pequeñas opciones como la de hacer click derecho en una imagen y que aparezca la opción de abrir imagen en otra pestaña, o la configuración de notificaciones de las páginas web.
En cuanto a la personalización, navegadores como Chrome ya demuestran que se puede vivir con lo básico y esencial, por lo que si vienes de él lo único que podrías echar de menos es un sistema de temas que ha sido sustituido por la opción de activar el modo oscuro. Eso sí, si vienes de navegadores como Vivaldi echarás de menos el poder adaptar el navegador a tu modo de uso añadiendo gestos y atajos de teclado.
En cualquier caso, en líneas generales, si estás dispuesto a sacrificar algunas opciones de configuración y personalización Edge no tiene muchas cosas que se le puedan echar en cara en el aspecto visual. Es bonito, sencillo y minimalista, y aunque le faltan opciones, tiene algunas otras como las anotaciones web que no tiene ningún otro navegador.
Las extensiones, la eterna asignatura pendiente
Uno de los mayores errores que ha cometido Microsoft con su nuevo navegador ha sido el de lanzarlo en un principio sin soporte para extensiones. Quien más y quien menos tiene un Pocket o un servicio de proxy, y el no poder trasladar esa experiencia a Edge hizo que mucha gente no fuese capaz de darle una oportunidad durante más de un día o dos.
Y para colmo, cuando el año pasado implementaron su sistema de extensiones, nos topamos con un ecosistema muy insuficiente. A día de hoy, mientras escribo estas letras en la tienda de aplicaciones de Windows 10 únicamente hay 20 extensiones para Edge, un número a todas luces insuficiente pese a que hay algunos pesos pesados como 'Adblock Plus' o 'Save to Pocket'.
Quiero creer que Microsoft quiere hacer las cosas bien y asegurarse de que las extensiones no les generen problemas de privacidad y seguridad como suele pasar de vez en cuando en Chrome o Firefox. Pero eso no quita que se vayan a tener que poner muchos las pilas en la Creators Update para empezar a remontar.
Eso sí, a su favor he de decir que me encanta cómo gestiona las instaladas. Por defecto estas no se muestran al lado de la barra de búsquedas, perfecto para que no ocupen espacio las que utilicemos sólo de vez en cuando, y podremos ir añadiéndolas individualmente si queremos. Además, haciendo click derecho sobre ellas podremos ir a una página de administración individual con las características de cada una.
Buen rendimiento... con algunos peros
En cuanto a rendimiento Microsoft Edge no me ha dado ningún problema. Las páginas se cargan bien, y aunque he leído por ahí que el scroll a algunos le va a tirones, yo no he notado gran cosa más allá de que quizá la velocidad a la que bajan las pantallas sea más rápida e inmediata, algo que le hace perder fluidez. Pero vamos, las páginas se cargan bien y, por lo menos en las convencionales a las que yo suelo entrar, no he tenido grandes problemas.
Pero claro, esto tiene truco. Para que la mayoría de los vídeos vayan bien tienes que tener activado Adobe Flash Player, porque si lo desactivas y recurres únicamente a HTML5 sí que te encuentras con algunos problemas bastante severos a la hora de reproducir vídeos en algunas páginas secundarias. Algo en lo que van a tener que seguir mejorando de cara al futuro
Puntualmente hay algún mínimo corte o salto cuando estás viendo vídeos en streaming con el navegador un poco sobrecargado de pestañas. Por ejemplo, si está cargando un vídeo y cambias de pestaña esta te puede aparecer en blanco durante una fracción de segundo, aunque enseguida vuelve a cargar. En cualquier caso, estos no son problemas que no haya visto en otros navegadores, y con la implementación de nuevos códecs anunciada ayer para la Creators Update debería mejorar sustancialmente.
En cuanto al uso personal que yo le doy, sobre todo desde un portátil o tableta en el salón fuera de horas de trabajo, el gran inconveniente que tiene son las incompatibilidades con servicios de Google. Si estás viendo un vídeo de YouTube en el navegador no te aparece la opción de enviar a Chromecast, y como ves en la imagen de arriba, hay algunas previsualizaciones que no cargan correctamente.
En el caso del Chromecast, si tienes una SmartTV el navegador tiene la opción Transmitir contenido en un dispositivo para conectarse a ella y suplir un poco la carencia, pero entre que tarda un poco más de la cuenta y que es un simple mirroring sin colas de reproducción, la experiencia es notablemente inferior.
También me he encontrado co problemas puntuales en formularios o algún editor de contenido online que no tienen soporte oficial para Microsoft Edge. Pequeños problemas como botones que no funcionan pueden penalizar sus posibilidades, aunque en mi caso sólo me ha pasado con dos o tres. En este caso es posible que sea por ser un navegador minoritario al que no se le preste tanta atención en compatibilidades como a Chrome o Firefox. Habrá que ver cómo evoluciona este aspecto.
Casi preparado para ser el único que necesitas
Como conclusión, y siempre desde el punto de vista quien trabaja con su navegador, pero que tampoco hace demasiados experimentos ni depende de funciones o extensiones exclusivas, Edge es un navegador casi preparado para ser el único que necesito en mi día a día. Sólo le falta mejorar pequeños detalles que pueden aguarle la fiesta a quien apueste por él.
Su eficiencia energética es un plus en dispositivos como los Surface o Ultrabooks. Pero más allá de eso todo funciona casi sin problemas, y durante estos días únicamente echo de menos un par de funciones básicas como la de pantalla completa y la de abrir imágenes en nuevas pestañas.
De cara a las necesidades del resto de usuarios, estoy seguro que unos problemas con reproducciones de HTML5 echarán atrás a los que no quieran arriesgarse a los muchos problemas que puede dar Adobe Flash. Además, el que no se pueda sincronizar con el Chromecast o la ausencia casi total de extensiones también pueden hacer que otros varios usuarios recelen de él.
Eso sí, más allá de la experiencia en el escritorio con este navegador no quiero terminar sin decir que Microsoft también debería considerar hacer una versión para Android. Sí, con eso se cargaría uno de los puntos fuertes de los hipotéticos Surface Phone, pero para una experiencia concreta sigue faltándome la posibilidad de utilizar el mismo navegador en escritorio, portátil y móvil.
En Genbeta | Microsoft Edge, 13 trucos y extensiones para sacarle el máximo partido
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