Una familia pagó 1.800 euros por un alquiler y al llegar no había casa: las peores estafas de Booking y Airbnb que hemos visto en verano

Ojito con los que prometen 'vistas al mar', por ejemplo

Reservar alojamiento a través de plataformas como Booking y Airbnb ha revolucionado la manera en que planificamos nuestros viajes, ofreciendo una amplia gama de opciones para diferentes gustos y presupuestos. Sin embargo, esto también ha generado una amplia gama de estafas.

En los últimos años, han surgido numerosos casos de viajeros que, al llegar a su destino, se encuentran con que el alojamiento reservado no existe o que no cumple con lo que te habían prometido.

Estas situaciones no sólo pueden arruinarte las vacaciones, sino que en algunos casos también te dejan en una posición vulnerable, lejos de tu casa (e incluso de tu país de origen) y sin un lugar donde quedarse.

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Cuando te toman (a base de bien) el pelo

La promesa de vistas espectaculares o de una ubicación privilegiada es un gancho común utilizado por algunos propietarios para atraer a turistas y, en muchos casos, justificar precios más altos. Clarisa Murgia, una joven argentina que reside en Italia, se encontró hace unos meses que lo que prometía ser una estancia placentera en un apartamento con "vistas al mar" resultó ser toda una estafa.

Clarisa compartió en TikTok cómo, al llegar al apartamento que había alquilado, descubrió que las tan ansiadas 'vistas' no eran más que una ilusión óptica cuidadosamente creada por el propietario del inmueble tras instalar en una de las paredes del patio interior del edificio una gran lona serigrafiada con una imagen de la costa.

Algunos usuarios de TikTok reconocieron la astucia del truco y comentaron con ironía "A ver... Vista al mar es...", mientras que otros aprovecharon para ofrecer consejos prácticos, como recurrir a Google Maps para verificar la ubicación exacta del alojamiento antes de reservar.

Alojamientos fantasma

En pleno verano, una familia madrileña vivió una amarga experiencia tras pagar 1.800 euros por el alquiler de una casa en Boiro (Galicia) a través de Booking. Al llegar, descubrieron que la casa no existía y que la dirección correspondía a una vivienda habitada por una familia de la localidad.

Ya se habían puesto en contacto con Booking en los días previos para avisar de que el dueño del alojamiento no estaba dando señales de vida, pero la plataforma contestó que sólo actúa si se presenta algún problema a la hora de recoger las llaves.

Pero, cuando intentaron contactar con el servicio de Atención al Cliente de Booking tras confirmar el problema 'in situ', se enfrentaron a constantes cortes en las llamadas y a respuestas que no les solucionaban nada: tras horas de intentos, la plataforma sólo ofreció un pequeño apartamento (no un chalet) como alternativa, obligándoles a buscar otro alojamiento y a pagar 600 euros adicionales, que tuvieron que adelantar con la promesa de un futuro reembolso.

Lo mismo, pero más masivo

Un año antes, en 2022, casi 100 turistas fueron víctimas de una misma estafa: todo comenzó cuando una casa en el norte de Londres fue ofrecida fraudulentamente en Booking por un estafador, sin el conocimiento de sus propietarios. Durante un mes, la propietaria, una mujer que vive en la casa, fue sorprendida repetidamente por turistas que llegaban con maletas en mano, creyendo que tenían una reserva legítima.

El fraude salió a la luz cuando la propietaria, tras la primera visita inesperada, informó a Booking del problema. Aunque la plataforma retiró el anuncio falso, las víctimas continuaron llegando, procedentes de diversas partes del mundo, habiendo hecho pagos y reservas confiando en la reputación de la plataforma.

Cuando la habitación no es una habitación

No todas las estafas implican alojamientos inexistentes. A veces, los viajeros se encuentran con que lo que han reservado no coincide con lo que se les prometió. David Holtz, por ejemplo, se volvió viral al compartir una foto de su "habitación" alquilada en Airbnb, que en realidad era un cuarto de baño con una cama encajada en medio:

No muy diferente a dos casos acaecidos en las Islas Canarias, en las que se ofrecían "dormitorios móviles" / "estancias románticas" que no eran otra cosa que meras tiendas de campaña en azoteas:

Cuando el estafador es el inquilino

Hace sólo unos días, nos hicimos eco del caso de una anfitriona de Airbnb que se encontró con que, tras alquilar su vivienda a un grupo de inquilinos durante tres semanas, recibió una factura de luz que ascendía nada menos que a 1.500 euros.

Ella acusó a sus inquilinos de haber utilizado su alojamiento para minar criptomonedas (una actividad que consume grandes cantidades de energía eléctrica):, las cámaras de seguridad externas captaron a los inquilinos entrando a la vivienda con diez ordenadores.

Tras reclamar el coste de la factura a través de la plataforma Airbnb, la anfitriona afirma que los inquilinos admitieron haberse dedicado al criptominado... y utilizado su sistema eléctrico para cargar un Tesla, un incidente ha llevado a la anfitriona a implementar nuevas reglas en su Airbnb, prohibiendo expresamente la minería de criptomonedas y la carga de vehículos eléctricos.

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En Genbeta | Ni siquiera por Zoom: Booking despide con un vídeo pregrabado a 2.700 empleados, casi toda su división de atención al cliente

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