Estos son los cinco principales problemas que desesperan a los empleados que trabajan en grandes empresas

¿Trabajas en una gran corporación? Entonces seguro que todo esto te suena

Trabajar en una gran corporación tiene su punto aspiracional en tanto en cuanto probablemente formes parte de un engranaje encargado de llevar a cabo proyectos de envergadura por un lado y por otro, el reto de formar parte de ese gran equipo: los mandos intermedios, la comunicación, el perder de vista la perspectiva de lo que estás haciendo, los roces inevitables del día a día... No obstante, estos son pequeños inconvenientes, pero hay cinco problemas comunes a quien trabaja en grandes empresas. Identificarlos es el primer paso, después queda que la directiva los tenga en cuenta y aborde de forma conveniente.

El jefe siempre sabe qué es lo mejor

Tú tienes una idea, forjada en tu día a día, pero llega tu jefe y te dice que hay que cambiar de proceder por el bien del equipo. Obviamente los cargos intermedios y superiores pueden y deben implementar modificaciones, pero a veces se esgrime una razón cuando el auténtico motivo es otro. Esto es especialmente flagrante cuando se esgrime la excusa de "ayudarnos".

No obstante, a veces es cierto que genuinamente se espera que el cambio suponga una ayuda, pero el problema es que suele hacerse sin preguntar antes a las personas afectadas. Después de todo, quien está ahí lidiando mano a mano con el problema probablemente haya experimentado las deficiencias del proceso con más detalle.

Así que antes de introducir un cambio para mejorar las cosas y en teoría, hacerle la vida más fácil a tu plantilla, es conveniente preguntar primero qué harían antes de tomar la decisión: seguro que hay pequeños problemillas del día a día que se te han pasado por alto.

No se escucha

Este es un problema de corporaciones de todo tipo y también de las personas en general. Hay quien se jacta de escuchar al personal, pero la realidad es que es una cualidad que escasea, y más entre quienes están arriba en la pirámide.

Si un alto cargo está haciendo una ronda de preguntas, es importante que se escuchen todas las preguntas y no solo algunas que interesen. Y si estas se responden, que sea de forma esquiva y vaga. La gente se da cuenta cuando no hay respuestas de verdad. Al fin y al cabo, responder a preguntas incómodas y tomar decisiones es lo que debería hacer un alto cargo.

Insistimos: es que a veces se lanzan encuestas y otros formatos para recibir feedback y aún así algunas se ignoran. Recibirlas es de lo más valioso que puede haber para futuros cambios de rumbo y por qué no, para reconocer errores y hacer propósito de enmienda. El primer paso para solucionar un problema es reconocerlo.

Pocas cosas hay más frustrante que un jefe que solo reconoce los aciertos y el éxito y escurre el bulto ante los problemas.

Todo es siempre perfecto

'Estoy haciendo feliz a la gente, soy un hombre mágico que vive en el país feliz, en la casa de gominola de la calle de la piruleta' la irónica frase de Homer Simpson expresa muy bien el sentir de la plantilla cuando la imagen de marca dentro de la propia empresa y quienes la lideran ven todo siempre brillante y perfecto independientemente de la realidad.

Sí, el pensamiento positivo es bueno, pero hay que asumir lo que sucede, no se puede mirar para otro lado o esconder la cabeza como los avestruces. Al fin y al cabo, todo el mundo comete errores y siempre pasan cosas y no todas son buenas. Pero si escurrimos el bulto, hay poca esperanza de mejora. Es más, si se ignoran y no se resuelven, los problemas crecen. Y quienes los han señalado y han sido ignorados se desesperan.

La mejora continua es una política recomendable, pero para ello hay que reconocer que hay cosas susceptibles de mejorar. Tener debilidades no es un fracaso y admitirlas es una fortaleza.

Cambios, cambios y más cambios (a veces circulares)

En la vida el cambio es constante y no queda más remedio que adaptarse y esto aplica tanto a las organizaciones como a la gente. A veces el cambio es para mejor, incluso aunque inicialmente no se sienta así. Otros cambios sin embargo los tomamos porque son obligados, quizás porque el entorno cambia o porque lo hace la competencia.

Quienes dirigen las empresas y los mandos intermedios cambian también para mostrar que su actividad y su ambición, aplicando nuevas metodologías, equipos, etc. De hecho, a veces se da vueltas en círculo, probando cosas que otras personas ya habían experimentado previamente. Si como trabajador detectas esto y lo haces saber, es posible que te tachen de pesimista y que le des una oportunidad.

El mal endémico de muchas empresas es que hay demasiados cambios, algunos esenciales y otros no tanto. Cambiar de forma obligada es una realidad, pero elegir cuándo cambiar y acertar es un arte

Foto de Jozsef Hocza en Unsplash

Falta de confianza

Probablemente el gran problema de las grandes corporaciones. La pandemia nos enseñó que muchos trabajos podían perfectamente hacerse a distancia, pero también que salvo que sea indispensable, muchos líderes prefieren que no sea así por una cuestión de confianza: no se fían de quien trabaja en casa. El resultado es evidente: tras el COVID, muchísimas empresas han obligado a su plantilla a volver a la oficina.

Sí, el cara a cara, las reuniones en persona y en trabajo en equipo son una buena justificación, pero también los grandes alquileres de oficinas. Pero el verdadero problema es la falta de confianza. Y esto hace daño a todos los niveles.

Primero, porque que un jefe desconfíe de su equipo es una mala señal que desmotiva, pero también porque hay formas de velar por el cumplimiento de los objetivos laborales independientemente de dónde se esté ejecutando este. A la gente le pagan por trabajar, no por estar. Así que, ¿por qué no valorar a la plantilla por sus resultados?

Puedes pasarte el día entero en la oficina sin hacer absolutamente nada y al revés: estar en casa y rendir al máximo. Si a esta falta de confianza le unimos las pequeñas decisiones del día a día, tenemos la receta para la desmoralización. La solución es simple: confiar en tu plantilla hasta que tengas una razón para no hacerlo. Pide explicaciones, pero da libertad para que la gente trabaje a su manera para obtener resultados. Puede que te sorprendan gratamente.

Vía | Medium

Portada | Foto de Marc Mueller en Pexels

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