"La adicción al trabajo no es necesariamente trabajar muchas horas". Más bien, el término se refiere a una incapacidad perjudicial para desconectarse
Cuando el trabajo domina tus pensamientos y tus actividades, en detrimento de otros aspectos de tu vida, tus relaciones y tu salud, hay un problema
A pesar de que muchos jefes hablan de que con el teletrabajo ha caído la productividad y que hay trabajadores que se zafan de sus tareas (algo que alegan sin pruebas y que muchos expertos en recursos humanos dicen que es para echar balones fuera), afirman desde Harvard Business Review que "la nueva era del trabajo flexible ha fomentado una cultura de exceso de trabajo, que está resultando perjudicial para la salud mental de los empleados".
Incluso ya en julio de 2002 vimos cómo trabajadores habían pasado de calentar la silla en la oficina a responder mensajes compulsivamente y es que el teletrabajo se llegó a anclar en muchos casos en los hábitos del presentismo.
En su nuevo libro, 'Never Not Working: Why the Always-On Culture Is Bad for Business--and How to Fix It', escrito por Malissa Clark y de Harvard Business Review Press, su autora explica la actual epidemia de exceso de trabajo, cómo se ve en sus peores momentos y cómo una generación de empleados, sin saberlo, ha dejado que su trabajo los consuma. Y desde Harvard insisten en cómo esto es muy malo para la salud y también para las empresas. Clark es profesora de psicología industrial-organizativa en la Universidad de Georgia y Directora del Healthy Work Lab, una entidad que fomenta los espacios de trabajo saludables.
Aunque mucho se está hablando de cómo los más jóvenes (generación Z) y los millenials queremos disfrutar mucho de nuestro tiempo libre, más allá de echar horas infinitas al trabajo, igual sí que destinamos muchas energías a hacer todo muy bien. Según recoge Harvard Business Review, de hecho, "nuestra relación con el trabajo es cada vez más enfermiza. Los niveles de agotamiento y estrés están en máximos históricos. Incluso antes de la pandemia, la Organización Mundial de la Salud llamaba al estrés la “epidemia de salud del siglo XXI". Y la principal fuente de estrés no es otra que el trabajo.
La adicción al trabajo no ha de ser trabajar más
Durante la época en que que el Covid nos encerró en casa y hacía que teletrabajáramos pasando más tiempo en nuestros hogares que nunca antes con las restricciones, Microsoft pudo comprobar, en un estudio analizando los datos de pulsaciones de teclas y el uso de la función de chat Teams, que en comparación con antes de la pandemia, durante Covid, era mucho más probable que trabajáramos por las noches y la cantidad de mensajes de trabajo enviados y recibidos los fines de semana llegó a aumentar en un 200%.
Ahora, dicen desde Harvard Business Review, "años después, los patrones que surgieron en una crisis se han normalizado. Cuando el trabajo pasó al hogar, las líneas divisorias se difuminaron y nos acostumbramos a este nuevo excedente casual de trabajo de la misma manera que cualquiera se queda atrapado en un mal hábito".
La dura realidad es la siguiente: el exceso de trabajo está en su punto más alto y el nuevo mundo laboral sólo lo empeora. En psicología se habla de "adicción al trabajo" para describir este fenómeno. "La adicción al trabajo no es necesariamente alguien que trabaja muchas horas; de hecho, sólo existe una correlación débil entre la cantidad de horas trabajadas y el “exceso de trabajo” problemático o la adicción al trabajo".
Más bien, el término se refiere a una incapacidad perjudicial para desconectarse del trabajo. Cuando el trabajo domina tus pensamientos y tus actividades, en detrimento de otros aspectos de tu vida, tus relaciones y tu salud, estás mostrando tendencias adictas al trabajo.
Algunas empresas lo fomentan
Clark, la autora de este libro, dice que la adicción al trabajo es perjudicial tanto para las personas que pueden experimentarla como para las organizaciones para las que trabajan, pero que muchas empresas a menudo la fomentan sin darse cuenta. Y otras empresas, dice la psicóloga, tienen muy integrado el estrés laboral y el sobre trabajo y no ven necesidad de cambiar.
La experta recomienda evaluar el nivel base de exceso de trabajo de una empresa y sus orígenes para poder descubrir dónde está su punto de partida de esa cultura de exceso de trabajo y quién la perpetúa. Recomienda comenzar con una evaluación de necesidades. Esto ayuda a identificar áreas que necesitan cambio, evalúa cuánto apoyo (o resistencia) hay a la iniciativa de cambio y permite una comprensión integral de las necesidades de capacitación en múltiples niveles de análisis.
En algunas organizaciones, puede estar impulsado casi exclusivamente por la dirección. Otras han dejado que la tecnología fomente una mano de obra siempre activa. Otras se centrarán en el diseño de los puestos de trabajo y las estructuras de RRHH. Es probable que las encuestas y entrevistas saquen a la luz problemas de salud física y mental y disfunciones de los equipos, provocadas por la adicción al trabajo.
La experta advierte que ante cambios en empresas con altos niveles de estrés, muchos directivos reaccionan con miedo o resistencia al cambio. Y que puede pasar que muchos trabajadores se sientan amenazados por el cambio si no se les asegura que están protegidos frente a represalias, si comienzan a no responder mensajes a deshora. La evaluación de la cultura del exceso de trabajo debe dirigirse a tres niveles: el nivel organizativo, el nivel laboral y el nivel personal.
Imagen | Foto de Luis Villasmil en Unsplash
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