Llegamos a la última entrada de este especial con Chrome OS, la segunda opción de Google para el mercado de los tablets. Es un sistema operativo muy orientado a Internet, y, aunque inicialmente pensado para funcionar en netbooks o miniportátiles, podría llegar perfectamente a estos dispositivos. Aquí se solapa con el otro sistema de Google, Android, que ya analizamos en este especial.
La diferencia entre estos dos sistemas, y la que puede decidir quién entra en los tablets y quién se queda fuera, es el diseño de Chrome OS. La (casi) única característica de Chrome OS es el navegador, Chrome. No es, por lo tanto, un sistema operativo tradicional, sino que es un nuevo concepto: Internet como sistema operativo.
Efectivamente, en Chrome OS las aplicaciones no son programas tal y como los conocemos, sino simplemente accesos directos a servicios en Internet. Puede parecer simplista, pero si pensamos un poco, prácticamente cualquier cosa que queramos hacer en un ordenador lo podemos hacer también en Internet.
Es obvio que éste es el enfoque que mejor le viene a Google. Tal y como decía mi compañero Alkar hace algún tiempo, Chrome OS significa la vuelta de los terminales tontos, donde el verdadero poder de procesamiento está en la nube y principalmente en los servidores de Google.
La ventaja de esto es que las necesidades del software se reducen muchísimo. No se necesita un procesador muy potente, ni se requiere demasiada memoria. Es decir, que con un coste más bajo se podría obtener una experiencia muy similar a la de otros tablets.
La desventaja es que, sin conexión, Chrome OS sería un sistema bastante inútil, que sólo podría funcionar con las webs que hayan habilitado el funcionamiento offline. Sin duda, esto no es nada bueno para un dispositivo móvil que más tarde o más temprano tendremos que usar en un lugar sin cobertura.
¿Interfaz táctil? Sí, pero poca
Un tema muy importante a considerar en un sistema para tablets es la interfaz. De nada nos va a servir un tablet increíble y maravilloso si no somos capaces de controlarlo. Y en Chrome OS, las cosas en este aspecto no pintan demasiado bien.
Chrome OS es, como he dicho arriba, un sistema basado en Internet. Si queremos editar un documento, a Google Docs o Zoho Docs. Para escribir un correo, Gmail, Hotmail o Yahoo. Así con prácticamente todas las actividades que nos imaginemos. Y ese es el problema.
Por muy buena que pueda ser una interfaz web, nunca va a ser lo mismo que usar una aplicación nativa, como las de iOS o Android. No hay integración con el sistema, y podemos olvidarnos de aplicaciones que aprovechen la interfaz táctil: HTML no tiene absolutamente ningún tipo de soporte táctil. Ni toques largos, ni gestos ni mucho menos multitouch. Es decir que, a nivel de interfaz táctil, Chrome OS sería parecido a los tablets PC con Windows XP de hace unos años.
Otra cuestión de la interfaz es el estilo. Sí, puede parecer una tontería, estoy de acuerdo. Pero si no hay una coherencia en la distribución de los controles (casi todas las aplicaciones iOS tienen el botón de “Menú anterior” en el mismo sitio) o de estilo e interacción (toque largo para abrir menú en Android), trabajar con Chrome OS puede acabar siendo bastante molesto.
Un panorama nada halagüeño para las aplicaciones
Y de la interfaz llegamos a uno de los puntos más importantes de un sistema: las aplicaciones. Como sabéis, Chrome OS tendrá su propia tienda de aplicaciones, donde se podrán comprar y descargar aplicaciones al estilo del Android Market o la Apple App Store.
Las aplicaciones en Chrome OS estarán en la web, esto es, basadas en HTML, XML, CSS y Javascript. Estas tecnologías están muy desarrolladas y son muy maduras, pero hay un pequeño problema. No están enfocadas a Chrome OS. Son tecnologías de propósito general, que tienen que funcionar tanto en un navegador de escritorio como en un tablet o en un móvil.
Esto conlleva varios problemas: técnicos (tener un rendimiento óptimo en una aplicación web es más difícil que en una nativa, y se pueden controlar menos aspectos), de interfaz, explicados antes, y de integración con el sistema. No hay nada, absolutamente nada de integración con el sistema ni con el navegador. Una aplicación web no interactúa con Chrome OS como sí puede interactuar una nativa con Linux, Mac o Windows.
Otro problema que trae es el del mínimo común múltiplo. La versión tablet de una web no sólo funcionará en Chrome OS, sino también en Android e iPad. Por lo tanto no aprovechará características específicas ni aspectos importantes de Chrome OS que no estén incluidos en las otras dos plataformas. Poniendo ejemplos, no habría demasiada preocupación por hacer que las aplicaciones funcionen offline, ni por incluir notificaciones en el navegador. No será así con todas las aplicaciones, claro está, pero sí será bastante común.
La otra opción que tiene Chrome OS para las aplicaciones es el archiconocido Flash. No es una solución del todo mala teniendo en cuenta que Flash sí que podría aprovechar las características multitouch, aunque habría que ver el rendimiento que consigue.
Por último, también podremos utilizar en Chrome otras aplicaciones de Windows, Mac o Linux a través de escritorio remoto con Remoting, que os enseñamos cuando exploramos las características en desarrollo de Chrome. No es una opción cómoda, desde luego, y probablemente no será sencilla de poner en marcha, pero al menos da más alternativas para correr aplicaciones.
En resumen, las aplicaciones del sistema de Google tienen tres opciones. O bien usar unos estándares no específicos de Chrome OS y que no aprovechan todas las características del tablet, o bien usar una tecnología de un tercero sobre la que Google no tiene ningún control, o bien tratar de conectar a otros ordenadores y usar sus aplicaciones. No es el mejor panorama, desde luego.
Fiabilidad y seguridad, lo mejor de Chrome OS
Estar orientado a la nube tiene que tener también sus ventajas. La primera es la seguridad del sistema, basada principalmente en la sandbox de Chrome. Las aplicaciones tienen un acceso muy limitado al sistema, están aisladas entre sí y la mayor carga de proceso la soporta el servidor. Esto nos protege de forma muy efectiva frente a cualquier tipo de amenazas: ni los virus, ni los gusanos ni los troyanos tienen sentido en Chrome OS.
Además, un tablet con Chrome OS no sólo estaría protegido por su estructura, sino también por el bajo interés para un cracker. Nadie tendría como principal objetivo un terminal que prácticamente no almacena datos ni proporciona información. Está claro que el interés se traslada a los servidores, pero esto ya no es un problema de los sistemas sino de la propia concepción de la nube.
El otro punto fuerte de Chrome OS sería la fiabilidad. Las aplicaciones se basan en estándares ya definidos y establecidos (HTML, CSS, Javascript), confiables y con pocos fallos ya. Es decir, que si ya será raro que se cuelgue una aplicación, podríamos olvidarnos prácticamente de cuelgues del sistema entero.
Chrome OS, un sistema excelente en lo suyo
Chrome OS es un sistema que cumple a la perfección el propósito que tiene. Es un sistema rápido, ligero, seguro, estable y funcional desde el primer momento. No va a necesitar un hardware muy caro así que probablemente sea el más barato de los tablets que estamos viendo. Un tablet con Chrome OS va a ser la mejor manera de acceder a Internet rápidamente y sin complicaciones.
Ahora bien, Chrome OS se queda ahí. Ni las aplicaciones ni la interfaz van a ser su punto fuerte. Para tareas simples, como consulta rápida del correo o redes sociales, lectura de blogs y navegación general, es una alternativa muy buena. Si queremos tareas más complejas o un uso más intensivo de correo y redes sociales tendremos que irnos a otros tablets o incluso a un ordenador de escritorio.
Está claro entonces que Chrome OS puede llegar a los tablets, sí, pero no como competencia de Android, iPad o del BlackBerry Playbook. Crea un nuevo sector distinto a éstos, en el que el tablet es un sistema muy auxiliar o con limitaciones. Podría ser el sistema perfecto para ordenadores de bibliotecas o similares: es barato, estable y fácil de usar y mantener. Sin embargo, no creo que vaya a tener mucho éxito entre los usuarios normales de Internet cuando hay otras alternativas mejores. Todavía no estamos preparados para dar el salto final a la nube.
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