No me acuerdo de su nombre y ni siquiera creo que siga subiendo vídeos, pero recuerdo perfectamente la primera vez que vi a un videoblogger, lo que hoy podríamos definir como un 'Youtuber'. La plataforma de vídeos de Google llevaba pocos años activa, y algunas personas empezaron a subir vídeos en los que aparecían ellos hablando sobre temas variados, ya fueran opiniones sobre actualidad o para hablar sobre sus cosas del día a día.
Era como los blogs escritos tan comunes en la época, pero en vídeo. Interactuaban entre ellos, se respondían y hacían juegos de contestar a una misma encuesta o hablar sobre un mismo tema. Eran vídeos marginales en un YouTube en pañales, pero ahora suponen una auténtica revolución social, ganan cientos de miles de euros, y prácticamente son las nuevas estrellas del rock.
Y es que con el paso de los años YouTube está consiguiendo desplazar a la televisión como centro de entretenimiento. De hecho, las posiciones se han invertido de tal manera que en vez de ver a youtubers buscando la viralidad hablando de los temas que se tratan en televisión, ahora tenemos informativos con los últimos vídeos virales o temas de actualidad en YouTube y redes sociales.
Los jóvenes de hoy ya quieren ser youtubers como quien quiere ser médico o profesor, y las marcas se rifan a los más exitosos para que anuncien sus productos. En resumen, los youtubers están más de moda que nunca, y aunque muchos están sabiendo ser productivos con su fama, los hay quienes llevan demasiado lejos sus ansias de ganar clicks y acaban salpicados por la polémica.
La irrupción de los youtubers
"En YouTube se puede acceder a cerca de 71.500 entradas al teclear confession y el fenómeno es ya materia de estudio para investigadores", decía en 2006 un artículo de El País preservado por un blog. "Las hay auténticas, pero también verdaderas actuaciones de vloggers que publican por entregas y tienen miles de visitas".
Este artículo demuestra cómo de sorprendente resultaba el inicio de este fenómeno a nivel mundial, aunque en realidad no era más que la evolución lógica de unos adolescentes que pasaron de colgar su vida en fotoblogs a sentarse delante de una webcam y empezar a grabarse. De hecho, el éxito de YouTube hoy no se podría entender sin el fenómeno youtuber.
Por aquel entonces, los expertos citados por El País en su artículo apuntaban a que para muchos esta tendencia suponía la oportunidad de "ser alguien en Internet". También veían en ella una manera en la que los jóvenes podrían "mostrarle al mundo lo que te pasa desde la intimidad de tu cuarto" porque compartir tiene algo de "terapéutico".
En el artículo también se hablaba de varios otros tipos de videobloggers, desde los que salen del armario hasta los que lanzan sus opiniones políticas, pasando por los clásicos que se graban cantando y versionando a sus cantantes favoritos. Por aquel entonces esto era algo nunca visto, mientras que ahora son simples géneros y especializaciones dentro de la profesión de youtuber.
Este vídeo sirve como ejemplo de lo desenfadados que eran los primeros youtubers. Fue el primero que publicó el 11 de junio del 2006 un tal Loulogio, y en él parodiaban un videoclip de U2. Poco a poco la misma persona fue atreviéndose a más, y llegaron los vídeos de humor que con los años le han llevado a ser uno de los youtubers más populares de España.
De hecho, más allá de los videoblogs, fueron ganando en creatividad en un proceso muy parecido al que hemos visto más recientemente en plataformas como Vine, sólo que con un mejor final. Muchos de los que empezaron por aquel entonces son hoy mundialmente conocidos, tienen millones de fans, escriben libros y ganan importantes cantidades de dinero, algo que por ejemplo en el artículo citado de El País ni siquiera se planteaban como posibilidad.
El youtuber como estrella mediática
Vamos con otro ejemplo que ilustra el ascenso al altar de la iconografía pop del conocido como youtuber. En diciembre del 2008, un chico llamado Rubén empezó a subir vídeos de montajes videojueguiles a YouTube. Casi cuatro años después tuvo que abandonar su cuenta y crearse una nueva, y a día de hoy es el youtuber más conocido de España, y ha pasado de mostrarnos cómo jugaba al Skyrim a entrevistar para nosotros a estrellas del cine.
Aunque ahora todos sabemos que YouTube es algo con lo que se puede uno ganar la vida e incluso ganar auténticas millonadas, hace sólo tres años todavía nos preguntábamos cómo se podía ganar dinero con ello. El ejemplo de cómo fuimos asimilando el estrellato de estos jóvenes lo vemos en este vídeo del Telediario del 2013, en el que se nos explicaba cómo se puede ganar dinero subiendo vídeos a la red.
"Su alias es 'El Rubius', y tiene más fans en internet que el Real Madrid y el Barça juntos", empezaba el reportaje del Telediario. En él también se explican unos conceptos interesantes para entender el fenómeno a nivel de marketing. El sociólogo Miguel del Fresno asegura que el youtuber no se puede fabricar, y que cuando una agencia de intenta hacer un vídeo viral la tasa de fracaso es del 99%.
Posiblemente por eso, las agencias publicitarias y las empresas que quieran anunciarse están tirando de youtubers, aunque no siempre de manera legal y transparente. Sin ir más lejos, este verano estalló un escándalo en Estados Unidos debido a la publicidad encubierta con la que algunos youtubers ganaban una remuneración extra con sus vídeos.
La práctica está más extendida de lo que parece, y en España el debate lo tienen las agencias que no quiere que se vea ciertos contenidos de publicidad y las instituciones reguladoras que quieren que la audiencia pueda saber siempre cuando está ante un vídeo publicitario, esté disfrazado o no de contenido de ocio o información.
Más allá de la publicidad, las cadenas de televisión también están intentándose arañar audiencia con el fenómeno youtuber, aunque de momento no han conseguido dar con la tecla. Hace unos años Televisión Española lo intentó con el programa Fiesta Suprema presentado por algunas estrellas de YouTube, pero no llegó a buen puerto y acabó cancelado.
Empresas como Samsung también han intentado subirse al carro del éxito de algunas celebridades de la red con eventos como el MadFunFest de Madrid, donde reunieron a la flor y nata del panorama nacional. El evento acabó en fracaso poniendo en duda hasta qué punto es suficiente llevar unas cuantas caras conocidas de YouTube para tener éxito.
Sea como fuere y eventos a parte, la popularidad de los youtubers sigue en aumento, y cada vez son más las cosas locas que vemos por parte de aquellos que aspiran a ser la nueva estrella de las redes sociales. Ya decía Franklin D. Roosevelt, un gran poder implica una gran responsabilidad, y parece que algunos no son capaces de medir la suya.
¿Dónde está el límite para ganar clicks?
De media, YouTube paga alrededor de un euro por cada 1.000 visita. Cada visita cuenta, y tanto los youtubers de éxito como los que están empezando a despuntar están locos por aumentar las visitas para ganar visibilidad y conseguir sacarse un sueldo al mes. No hay nada malo en eso... hasta que empieces a pasarte de la raya.
En primer lugar, la propia plataforma de Google trae de cabeza a los creadores de contenido con sus limitaciones, y empieza a ser común que en los vídeos veamos críticas más o menos directas o insistentes llamamientos a activar las notificaciones para recibir avisos de los vídeos que se suban. Todo sea por arañar visitas.
Pero hay ejemplos peores como el que hemos tenido esta semana con un youtuber de cámara oculta al que han acabado dándole una bofetada por abusar de la paciencia de sus "víctimas". Este año también hemos tenido otros casos, como el de esos dos youtubers que dañaron la reputación de un pequeño negocio con sus bromas telefónicas.
Evidentemente, este tipo de vídeos de cámara oculta y bromas telefónicas pueden llegar a ser graciosos y atraer gran cantidad de visitas, pero es preocupante ver cómo se está fallando a la hora de trazar una línea que marque hasta donde se puede llegar. De hecho, en casos como el de MrGranbomba y su bofetada, que amenazó con denunciar a su agresor, la broma puede acabar jugando en tu contra si la opinión pública cree que te has pasado y se multiplican las críticas.
Pero oye, de alguna manera este chico ha conseguido ganar notoriedad en un mundo lleno de competencia. De hecho, ha pasado de los 200.000 a 400.000 que tenía de media por vídeo a superar los tres millones de visualizaciones con este último. Ahora sólo le queda gestionar las críticas y aprovechar el tirón que ha ganado a costa de molestar a los demás.
Y de aprovechar el tirón de las críticas puede hablarle mucho el videoblogger estadounidense PewDiePie. Después de todo no hace más que ganar nuevos suscriptores a base de amenazar con que deja YouTube y hacer que la prensa especializada no deje de citarle como ejemplo de la lucha de youtubers contra Google.
Pero no todos buscan el click fácil a costa de otros. Los hay que siguen fieles a sus orígenes y siguen subiendo vídeos de opinión o con parodias. También los hay que tratan de ser útiles y aportar contenido de interés con tutoriales tecnológicos o directamente emulando a la televisión con videoreportajes o más recientemente con entrevistas a actores de Hollywood.
Sólo estamos entrando en la era digital, y todo este mundillo seguirá evolucionando durante los próximos años. Sólo entonces, con el paso del tiempo, veremos si conseguimos poner algún límite a la caza de clicks de los youtubers, y hasta qué punto empieza a incidir la publicidad en su mundillo. Después de todo, si en sólo 10 años nos la sociedad ha cambiado al ritmo de YouTube, seguro que de aquí a otros diez esta u otra plataforma sigue cambiando nuestra forma de consumir contenido.
En Genbeta | La evolución de los videos virales en los 10 años de YouTube. La imagen de la semana
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