Si seguir dando clases de matemáticas, literatura o ciencias sociales a distancia supone todo un reto para profesorado y alumnado de colegios, institutos o universidades, hacer lo propio con clases de trompeta, violín o piano resulta un desafío descomunal al que se están enfrentando conservatorios como la Escuela Superior de Música Reina Sofía de Madrid.
"La música necesita personas y contacto; necesitamos mirar a los ojos para poder tocar juntos; necesitamos respirar de la misma manera. La distancia no es lo ideal para nuestra profesión", reconoce Ana Ferraz, alumna de la Cátedra de Flauta del profesor Jacques Zoon. Sin embargo, con el confinamiento derivado de la pandemia por coronavirus no ha quedado más remedio.
La herramienta de los de Redmond para la comunicación entre equipos de trabajo, Microsoft Teams, fue la plataforma elegida por esta escuela musical, una de las más internacional de España y una de las principales en Europa.
"Veníamos usando Microsoft Teams para el trabajo colaborativo en el ámbito administrativo desde hacía un par de años y habíamos dado formación a todo el personal, por lo que estábamos bastante familiarizados con la herramienta", nos cuenta Julia Sánchez, CEO de la Escuela Reina Sofía. "Lo único que tuvimos que hacer fue extender su uso al ámbito académico y descubrimos que Teams en un buen sustituto cuando no son posibles las clases presenciales".
De la clase presencial a la clase online
Indudablemente no es lo mismo dar y recibir clases en una escuela, de la materia que sea, que en casa. "El día a día ha cambiado de forma drástica para todos", explica Eva Arderíus, alumna de la cátedra de violonchelo del profesor Jens Peter Maintz. En un aula física, en un centro cualquiera, el día a día se compone de momentos muy diversos en los que la constante principal es el contacto con otras personas. Profesores, alumnos, personal de administración... todos conviven de una forma u otra. Están en contacto directo. Se sienten.
Es por eso que el salto al hogar supone un hándicap tan grande. No solo implica abandonar temporalmente el lugar común y dejar aparcado el contacto humano; significa alejarnos del entorno que favorece la concentración. En las clases presenciales, todo suele estar pensado para centrar la atención. En un espacio distinto, aunque sea nuestro domicilio, la situación cambia radicalmente. Y eso impacta en el rendimiento.
"No estoy rindiendo de la misma manera", nos comenta Ferraz. "Empezando por la concentración que nos ofrece la escuela, donde escuchas música por todos los rincones. Estudiar desde casa, y tener que adaptarse a una familia que ya existía antes es más difícil".
Lo mismo le sucede a Arderíus, que reconoce que trata de organizarse y mantener el nivel de exigencia, aunque le supone "mucho más esfuerzo ya que, cuando estás inmerso en el ritmo de la escuela, el ambiente tira mucho de ti". Este problema se suma a los cambios en la programación. "El número de clases se ha visto muy reducido, especialmente las de instrumento y música de cámara, siento que, en este momento, nuestro progreso depende más de cada uno de nosotros", incide.
Actualmente, según cálculos del centro musical, se están dando en línea un 75 % de las clases habituales tanto teóricas como de instrumento o canto. La única actividad que no han podido mantener es la música de cámara. "Hemos buscado mucho, pero no hemos encontrado ningún sistema para hacer música en vivo a distancia: una persona tocando el violín en un sitio y otra tocando el piano en otro", explica la máxima responsable de la Escuela Superior de Música Reina Sofía. Eso sin contar que se necesitaría una latencia muy pequeña y hardware que no todo el mundo tiene, como micrófonos o tarjetas de sonido adecuadas.
Que la herramienta pueda ser buena para un uso general, naturalmente no implica que sirva para todo. Y, menos, para emular el aula de un conservatorio. "La principal carencia es sonora, no se escucha igual el detalle. Es importante poder tocar juntos para la afinación y sentir los timbres, y por la cantidad de posibilidades que tiene el acompañamiento de los pianos", nos ilustra Ana Ferraz.
La única forma de continuar
Asumida la situación y cambiado el chip, la docencia online es un salvavidas (aunque requiera reinventarse). "Aunque lógicamente no puede sustituir a la formación presencial, sí que nos permite seguir trabajando con los alumnos", expone Jens Peter Maintz, profesor de la Cátedra de Violonchelo Aline Foriel Destezet. "El principal problema es la diferente y a veces insuficiente velocidad de conexión de cada alumno, que influye mucho en la calidad del audio y del vídeo", comenta, pero por lo demás, la vida académica sigue e incluso mejora en algunos aspectos, como en la agilidad de las clases
"El ritmo de enseñanza ahora es mejor, ya que no tenemos cuatro clases en cuatro días seguidos", explica Maintz. Esto supone que los alumnos, entre clase y clase, dispongan de más tiempo para poder trabajar. Y también para adaptarse.
Porque aunque no se van a llevar a cabo exámenes a distancia, sino que las pruebas de grado se han sustituido por un sistema de evaluación continua y los exámenes de fin de máster se han pospuesto a septiembre, cuando esperan que pueda volverse más o menos a la normalidad, algunos alumnos sí han sido puestos a prueba a distancia.
"He realizado el examen de improvisación, y pudimos llevarlo a cabo como estaba previsto", nos cuenta Eva Arderíus, la alumna de violonchelo. ¿Cómo, si tenemos en cuenta que requiere interpretar junto con el docente? Pues con imaginación. "Como no podía tocar al mismo tiempo que el profesor, como hacemos habitualmente, debido al pequeño desfase temporal, él nos envió grabaciones de audio y funcionó bastante bien".
El profesor Maintz también cree que Microsoft Teams puede servir para las pruebas de acceso, aunque "un examen final es diferente".
El futuro para la Escuela Superior de Música Reina Sofía, en cualquier caso, sigue pasando necesariamente por lo presencial en mayor o menor medida. Porque pese a descubrir que, en la práctica, Teams tiene "una mezcla de potencia y simplicidad que hace posible dar clases de música eficazmente cuando, como en este caso, las circunstancias impiden darlas de manera presencial", explica Julia Sánchez, todavía no existe el sistema ideal que permita dar clases online satisfaciendo los máximos requerimientos de los músicos en cuanto a calidad de sonido e imagen.
Más allá de las directrices que marque el Gobierno para la vuelta a las aulas de cara al próximo curso, este renombrado conservatorio musical prepara una rentrée en la que se aplicará un modelo mixto. Se retomarán las clases presenciales manteniendo distancias de seguridad y tomando precauciones higiénicas, sí, al mismo tiempo que se mantendrán las máximas actividades telemáticas posibles. "Practicaremos el llamado blended learning, dando algunas clases presenciales y otras online", dice Sánchez. Un mestizaje docente que ya han puesto a prueba. "Esta experiencia nos ha ayudado, además, a transformar los programas que teníamos previstos para el verano: nuestro Summer Camp de este año se hará enteramente online y el Encuentro de Música y Academia, una combinación de festival de conciertos y curso de verano que hacemos cada mes de julio en Santander, será también blended, mitad físico, mitad virtual", sentencia.
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