Antes de que todo el mundo hablase de 'Dune' y su planeta Arrakis gracias a la adaptación de Denis Villeneuve, hubo en España otro Arrakis que marcó un antes y un después para los internautas
A mediados de los 90, España se encontraba en los albores de la revolución de Internet, tres amigos veinteañeros, todos ellos sevillanos (Luis Torrado, su hermano Germán, y Juan Ignacio Rodríguez), decidieron apostar por un negocio que entonces era visto con escepticismo: proporcionar acceso a esa red en auge en un país apenas conectado.
Este grupo de emprendedores no partía de cero; contaban con la experiencia previa de pequeño taller conjunto de reparación de ordenadores, llamado 'ADN' (de 'Aplicaciones, Desarrollos y Nodos'). Vale, es cierto que la experiencia no había sido muy provechosa (tuvieron que pedir créditos y al final decidieron cerrar cuando unos ladrones les robaron "hasta el último tornillo"), pero era experiencia, en cualquier caso.
De modo que se decidieron a lanzarse al mercado de los ISP fundando 'Arrakis'. ¿Por qué ese nombre? Fácil, porque Germán estaba leyendo por aquel entonces una novela sobre un planeta que, aunque dotado de pocos recursos, contenía la especia que daba acceso al conocimiento del futuro. El nombre de la novela era, por supuesto, 'Dune' y 'Arrakis', el nombre del planeta en cuestión.
El propio Germán fue también quien diseñó la web de la empresa, así como (tirando de Photoshop y Corel Draw) el logo de la misma.
Desembarcando en el mercado
Hablamos de una época en que, para conectarse a Internet, había que pagar por separado la llamada telefónica (frecuentemente interprovincial) al proveedor, y el servicio del proveedor mismo, que era quien proporcionaba el acceso al Internet global. En resumen, ser 'internauta' era un lujo.
Pero unos meses antes, Telefónica había lanzado Infovía, una compañía que proporcionaba a los ISP infraestructura de acceso telefónico a precio de llamada local, y el número de ISP en sólo dos años se multiplicaría hasta más de 600 (España se convirtió en el país con más proveedores de acceso a Internet de ámbito nacional del mundo).
Pese a toda esa competencia, Arrakis se las apañó para irrumpir en este mercado (en enero de 1996) ofreciendo precios competitivos, servicios de calidad y tecnologías como la conexión vía satélite, lo que propició un crecimiento exponencial.
Sabían que tener muchos clientes (esto es, aprovechar las economías de escala) era la clave de la sostenibilidad de la empresa... y lo consiguieron: en sólo tres años, Arrakis se convirtió en el líder del mercado español de ISPs, contando con más de 60.000 usuarios (más del 15% del mercado del momento) y generando grandes ingresos.
Para muchos, la clave de su éxito radicó en simplificar los trámites de alta de sus usuarios, que pasaron de esperar a que el proveedor les enviase el contrato por correo postal, rellenarlo, firmarlo y remitirlo por la misma vía a poder dar de alta sobre la marcha, a través de llamada telefónica o chat.
Sólo pedían nombre y forma de pago, y te daban de inmediato acceso al servicio y una semana de margen para pagar. Les dijeron que iba a ser su ruina porque el sistema generaría mucho impago, pero el nivel de morosidad nunca superó el 2%.
Éxito y error, todo en uno: la venta a British Telecom
Este éxito no pasó inadvertido para las grandes corporaciones de telecomunicaciones: en 1999, después de un intento fallido de venta a Telefónica, Arrakis fue adquirida (tras intensas negociaciones y especulaciones) por British Telecom, por un monto que rondaba los 13 millones de euros actuales.
Este movimiento marcó el fin de una era para las pequeñas empresas de ISP en España, las cuales habían comenzado a sucumbir ante la presión y las ofertas de las multinacionales
Y entonces comenzaron los conflictos: Luis Torrado, que había sido nombrado director general tras la venta, fue despedido junto con los demás fundadores apenas cinco meses después, en medio de controversias internas y disputas de poder dentro de BT...
...lo que desembocó en una serie de reclamaciones judiciales por parte de Torrado, que reclamaba a BT 2,4 millones de euros por discrepancias relacionadas con el acuerdo de venta (evaluación del valor de la empresa) y su posterior despido (incumplimiento de los términos acordados). Este conflicto legal culminó con un laudo arbitral que favoreció a la multinacional británica.
Un cuarto de siglo después
En retrospectiva, Arrakis simboliza una época de transición en el acceso a Internet en España, y su verdadero legado reside en su contribución al desarrollo y democratización de Internet en España.
Con el tiempo, British Telecom no pudo consolidar el liderazgo del mercado que había adquirido a golpe de talonario, y los fundadores de Arrakis terminaron retornando al sector tecnológico fundando Mentat Consultores, una consultora de telecomunicaciones e Internet.
Como dato curioso, el nombre de la nueva compañía volvía a salir de la novela de Dune: los 'mentat' son un tipo de personajes, humanos especialmente entrenados para realizar complejas funciones de cálculo y análisis, que las grandes casas nobles usaban para sustituir a la prohibida inteligencia artificial.
Imagen | Marcos Merino mediante IA + Logo de Arrakis
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