Hoy por fin se ha hecho oficial: Mozilla abandona Firefox OS, declarando su muerte oficialmente y dejando a 50 ingenieros sin trabajo. Aunque el sistema operativo ya tenía fecha de defunción, desde el punto de vista de los medios tecnológicos no deja de ser una pena. Un proyecto del que llevamos oyendo hablar desde hace cinco años, y que en su momento gustó por su enorme potencial, ha acabado pasando al demasiado poblado olvido.
Con su desaparición se va uno de los pocos sistemas operativos móviles realmente libres escritos desde cero, dejando un espacio que rápidamente será cubierto por Android e iOS como si aquí no hubiese pasado nada. Ante esta situación, nos preguntamos si quizá no se habrán diluido las esperanzas de que surja un sistema operativo móvil libre que pueda competir con el duopolio reinante.
Es cierto que Firefox OS lo tenía muy difícil. Competir contra dos gigantes de la telefonía móvil establecidos con un teléfono que no estaba hecho para usuarios finales es una misión suicida, como ha quedado demostrado con esta muerte tan anunciada. Sin embargo, eso no quita para que no nos hayamos encontrado con un proyecto cuyo esfuerzo sólo podemos calificar de encomiable, aunque finalmente no haya logrado cuajar.
¿Qué quiso ser y qué fue Firefox OS?
Firefox OS apareció como una alternativa a los sistemas móviles dominantes haciendo hincapié en aplicaciones web, apostando por los teléfonos asequibles dirigidos a mercados emergentes. Sin embargo, hace dos años y medio conocíamos la decisión de Mozilla de acabar con el proyecto para móviles. Ari Jaaksi, SVP de la división de dispositivos conectados de Mozilla, dejaba muy claro que el modelo de trabajo con operadoras de telefonía llegaba a su fin:
Firefox OS ha demostrado lo flexible que puede ser la web, escalando desde smartphones de bajo coste hasta televisores HD. Sin embargo, no hemos sido capaces de ofrecer la mejor experiencia de usuario posible y dejaremos de ofrecer smartphones Firefox OS a través de los canales de las operadoras.
Y todo esto después de haber recibido el respaldo de 18 grandes grupos de operadores móviles, con Movistar a la cabeza en el caso de España. No deja de ser cierto que a pesar de que marcas como Sony también se apuntaron, y de que intentaron lanzar smartphones muy asequibles, el producto final estaba totalmente en pañales. Incluso se llegó a hablar de una tablet con Firefox OS.
Lo que en un principio pretendía ser una alternativa revolucionaria con ideas muy buenas, acabó por ser un producto que no pudo calar en el usuario final por falta de apoyos. Desde Mozilla intentaron intentaron que su producto pudiera seguir dando guerra, pero finalmente no fue posible.
¿Qué fue lo que falló?
Al final, los telefonos con Firefox OS que vimos eran muy diferentes a lo que en principio se anunció. Desde Mozilla intentaron centrarse en la calidad en lugar de en el precio, como quedó claro en el caso del LG Fx0. En España, la extinta firma Geeksphone intentó darle más salida presentando sus modelos Keon y Peak, manteniendo los precios asequibles.
Cuando en diciembre de 2015 Mozilla "mataba" a Firefox OS en móviles ya hacía tiempo que se intuía que el fin estaba cerca. El ecosistema de aplicaciones nunca llegó a ser tan amplio como en los casos de iOS y Android, y aunque aparentemente WhatsApp decidiera apostar por él dándole un balón de oxígeno (si bien su llegada no llegó a materializarse), su peso en el mercado nunca fue lo suficientemente importante.
Hablando de WhatsApp, en la prueba con Firefox OS que condujeron en Xataka ya se dijo que su ecosistema de aplicaciones era muy discreto. Es de esperar en un sistema operativo en desarrollo activo, pero quizá si se hubiese podido afianzar dicho desarrollo y se hubiese podido atraer a actores importantes de iOS y Android en este terreno (más allá del rey de la mensajería instantánea, a pesar de ser una baza importante) puede que hoy estuviésemos hablando de Firefox OS en otros términos.
Hay quien opina que la libertad mató a Firefox OS, porque defendía algo que ninguna de las plataformas actuales planteaba: una alternativa que transpiraba una propuesta honesta, abierta, libre y dirigida a que todo el que quisiera contribuir pudiera hacerlo sin trabas. Y el problema es que pocos desarrolladores quisieron contribuir, quizá porque no se veía como un proyecto con recorrido.
Que Firefox OS decidiese apostar por los mercados emergentes con terminales asequibles era una buena idea, pero al problema de los desarrolladores se añadía que necesitaban un terminal de gama alta que les permitiese presumir y sacar pecho, algo que pudiera demostrar al 100% a dónde podía llegar la plataforma si se le daba espacio y si contaba con el hardware adecuado.
En este sentido, lo más cercano que vimos fue el Geeksphone Revolution, con un hardware al que Firefox OS no supo sacar partido. La plataforma, pasara lo que pasara, no conseguía brillar de ninguna de las maneras. Mozilla no supo vender la libertad que ofrecía, y los desarrolladores no supieron aprovecharla. Y eso es una lástima.
¿Es el mercado móvil solo territorio de Apple y Google?
No han sido precisamente pocos los que han intentado asaltar el trono móvil. Uno de los ejemplos más claros es el de BlackBerry. En 2015 se cumplían 16 años de la primera BlackBerry, y en 2007 (año de nacimiento del iPhone) se presentaba la primera BlackBerry Curve, uno de los teléfonos que más alegrías le han dado a la marca canadiense. Entre 2008 y 2009, sus años de mayor esplendor, llegaron a copar más del 20% del mercado móvil mundial.
Si observamos su evolución a lo largo de los años, vemos cómo su presencia se va haciendo cada vez más residual, a pesar de intentar reflotar la empresa en repetidas ocasiones: primero haciendo compatibles las aplicaciones Android con el sistema BB10, algo que ya vimos en la BlackBerry Passport, y también presentando su propio dispositivo Android en la forma de la BlackBerry Priv.
Otro sistema que también lo intentó, y que llegó a dominar el mercado con fuerza, fue Symbian, que tuvo mucha presencia en terminales Nokia antes de la compra de la marca por Microsoft. Este sistema llegó a tener en su control más del 50% del mercado en 2007, para después ir perdiendo fuerza con el tiempo. El úlitmo terminal donde llegó instalado fue el Nokia Belle en 2012, si bien un año más tarde la lucha por mantenerlo vivo terminó.
En 2010, y ya con un panorama móvil que se decantaba claramente en favor de los productos de Apple y Google, aparecían los primeros terminales con Windows Phone, que tuvimos ocasión de probar. Microsoft intentaba de esta manera meter cuchara en el mercado móvil, e incluso llegaron a superar a BlackBerry en 2013. Sin embargo, y aunque su crecimiento era constante, no llegaba a robarles protagonismo a los dos principales actores.
Su momento de mayor esplendor pareció llegar en 2013, cuando controlaban un 3,6% del mercado móvil, si bien desde entonces su presencia se ha ido reduciendo hasta acabar siendo prácticamente testimonial. En el tercer trimestre de 2016 sólo les pertenecía un 0,4% del mercado, y parece que la aventura de Microsoft con los smartphones se ha terminado.
Uno de los últimos en entrar en la liza es Ubuntu Touch, que por ahora tiene una aceptación muy reducida. Las ideas de la gente de Canonical para con su sistema operativo son muy buenas, pero parece que de momento tampoco es un sistema operativo móvil dirigido a los usuarios finales, que tiene más en mente a los desarrolladores y al que aún le queda mucho camino por recorrer (a pesar de contar con un gran potencial, sobre todo en lo que a convergencia se refiere).
Dicho esto cabe preguntarse, ¿por qué iOS y Android tienen tantos devotos? ¿Qué es lo que ha hecho que desarrolladores y usuarios se interesen tanto por ellos? En primer lugar, y hablando específicamente de Apple, porque han hecho un sistema operativo a medida para sus terminales. Si sumamos a eso la enorme base de fans con la que cuenta la empresa de Cupertino, junto con lo bien que ha funcionado el teléfono en el mercado, tenemos una receta para el éxito.
El caso de Android es más complejo. El sistema operativo lo desarrolla Google, pero después lo licencia para los fabricantes y estos le añaden sus toques personales. Algunas marcas como Motorola han decidido apostar por un enfoque más parecido a la experiencia de Android puro, mientras que otros como Samsung, LG, Huawei o Xiaomi usan capas de personalización que se ejecutan encima del sistema.
Por otra parte, los principales fabricantes apostaron por Android. Nos referimos a grandes del mundo de la electrónica como Samsung, LG, HTC o Sony. Al contar con estas empresas detrás, el impacto de Android en los usuarios finales fue muy grande, lo que propulsó su crecimiento hasta el día de hoy, donde copa más del 65% de la cuota de mercado según NetMarketShare.
Entre los dos principales actores han sabido crear un ecosistema de aplicaciones, cuya inmensa mayoría se puede encontrar en las tiendas de aplicaciones oficiales de ambos. Las más importantes (Facebook, Twitter, Spotify, algunas nativas de Google y etcétera) están en Google Play y tienen su réplica en la App Store, y viceversa. Algunos como Windows Phone, Symbian o BlackBerry llegaron a formar parte, aunque sólo fuese tímidamente, de dicho ecosistema, si bien nunca acabaron de entrar del todo.
Algo parecido ocurre con Ubuntu Touch. Cuenta con réplicas de algunas apps en su tienda de scopes, pero por ahora el catálogo sigue siendo discreto (por no mencionar grandes ausencias como la de WhatsApp, algo que en Xataka dejaron claro después de un mes usando Ubuntu Touch). Como decíamos antes las ideas no son malas, pero todavía queda mucho camino por recorrer.
No obstante, cuando tienes una gran parte de la cuota de mercado en tu poder, es fácil convertirse en un estándar. Hoy por hoy Android e iOS son los estándares en lo que a móviles se refiere, lo que significa que una gran mayoría de desarrolladores se dedican a programar para los más usados y, por otro lado, da una explicación de por qué dejan más desatendidas otras plataformas. Y, también, da una pincelada bastante general de por qué son tan importantes los dos principales sistemas.
Conclusiones
Tanto Android, como iOS, como todos los grandes sistemas operativos móviles que han ido surgiendo a lo largo de los años, tienen algo en común: estrategias de alianzas y dispositivos. Apple tiene a sus iPhone, Google llegó a un acuerdo con los principales fabricantes para crear terminales Android, BlackBerry tenía sus propias máquinas, Symbian se hizo fuerte en Nokia y Microsoft compró Nokia para dar más vida a Windows Phone.
En Mozilla pecaron de inocentes, o al menos esa es la sensación que da. Pensaron que una alternativa de código abierto sin una estrategia de alianzas clara, enarbolando la bandera de la libertad y en la que todo el mundo podía contribuir sería suficiente, pero es obvio que se quedaron cortos. A pesar de todo esto, consiguieron llegar a algunos acuerdos con ZTE o Alcatel, pero no consiguieron el apoyo de ninguna _major_ (¿aquello de que Sony se apuntaba? Todo quedó en nada), como tampoco lo tiene Canonical.
Sin embargo, y al igual que sucede con Ubuntu Touch y que ha ocurrido con Sailfish o Tizen, no se puede pensar en entrar a competir con las más grandes sin un catálogo de software que pueda estar a la altura. Como mínimo, incluir WhatsApp o Instagram en la lista de aplicaciones nativas. Todas estas plataformas (a excepción, quizá, de Tizen) no han tenido una gran distribución, y han encontrado un hogar en nichos de usuarios muy específicos y comprometidos con este tipo de propuestas, que pocas veces salen de la oscuridad.
Hoy por hoy, quizá el único sistema realmente libre que quede sea Replicant, una versión basada en Software Libre de Android (y el único sistema móvil que cuenta con apoyo de Richard Stallman y la FSF), cuya base de usuarios es todavía más "de nicho" que la de Firefox OS. Evidentemente, no parece que este sistema operativo libre vaya a salir de su reducido grupo de entusiastas en un futuro próximo.
Hoy por hoy iOS y Android se saben ganadores. Cada uno cuenta con su propio set de reglas, y por ahora todos los desarrolladores las respetan. Firefox OS fue una de las últimas llamas de la libertad en el mundo móvil, y quizá nunca volvamos a ver otra que sea capaz de brillar tanto.
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