Grace Murray Hopper es una figura fundamental de la historia de la informática: matemática, oficial de la Marina de los Estados Unidos y pionera en la creación de lenguajes de programación: creadora del lenguaje COBOL, del lenguaje FLOW-MATIC (el primero que usaba palabras en lenguaje natural en lugar de meros símbolos) y del primer compilador, nada menos. También fue la primera persona en utilizar la palabra 'bug' para referirse a un problema informático (aunque ella lo hizo de forma literal, no retórica).
Pues bien, Michael Ravnitzky -un periodista estadounidense experto en solicitar la publicación de documentos en propiedad del Estado- había solicitado en múltiples ocasiones (la primera, en 2021) a la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) que hiciera pública una charla de la almirante Hopper titulada 'Future Possibilities: Data, Hardware, Software, and People' ("Posibilidades futuras: Datos, hardware, software y personas") que nuestra protagonista impartió el 18 de agosto de 1982 en la Escuela Nacional de Criptografía, y que se conservaban allí mismo, dividida en dos cintas de vídeo.
La conferencia de Hopper no es sólo una pieza histórica, sino un documento de vital importancia para entender la evolución de nuestro pensamiento y expectativas en torno a la evolución tecnológica, sobre todo partiendo sabiendo que aporta la perspectiva de una persona que siempre fue una adelantada a su época. Su valor para los estudiosos de la historia de la informática parece claro, sin duda.
¿La sociedad tecnológica también perderá sus recuerdos?
Al principio, la NSA había negado que sus fondos albergasen dicho documento... hasta que finalmente se desveló la verdad: conservan dichas cintas, pero no hay forma de publicar su contenido debido a la obsolescencia del formato en el que fue registrado: no quedaban reproductores de vídeo que permitieran acceder a la charla para digitalizarla.
Una agencia gubernamental conocida globalmente por su capacidad tecnológica (específicamente a la hora de captar y recopilar información) se ha visto superada por dos cintas en formato Ampex de una pulgada (un formato que, para más inri, alguna vez fue estándar en el mercado).
Lo cierto es que en las últimas dos semanas, se han alzado voces argumentando que instituciones como la NASA o el Smithsonian deberían contar con equipo adecuado para visionar los vídeos, pero todavía no se han podido confirmar dichas afirmaciones.
Pero la incapacidad (o, siendo optimistas, la dificultad) a la hora de acceder a este material no hace sino indicarnos un problema más amplio: los efectos de la obsolescencia digital sobre la preservación de la información.
Y, aunque las cintas sean un medio analógico, este problema afecta igualmente a los formatos digitales: en un mundo donde la tecnología avanza a un ritmo vertiginoso, muchos formatos antiguos se están volviendo inservibles, poniendo en riesgo la preservación de información histórica vital.
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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