Al librarme de una estafa en Airbnb, denuncié a la anfitriona. El anuncio sigue publicado, pero he aprendido tres lecciones

Tengo unos consejos que compartir para ayudar a otras personas a evitar posibles estafas en alojamientos vacacionales. Son sencillos pero muy útiles

Hace una semana compartí una historia a nivel personal de cómo una anfitriona de un apartamento en Punta Cana, República Dominicana, quiso que yo pagara 50 euros extra al irme. Aunque suena a la gran estafa del año, con su forma de gestionar el anuncio, estoy segura de que a otra gente le puede sacar mucho más y también de que es algo sistemático.

Tengo que decir que el equipo de atención al cliente de Airbnb fue muy comunicativo todo el tiempo, llegando a llamarme por teléfono además de las conversaciones del chat que yo solicité, para ver que todo estaba bien. Una cosa que valoro mucho de esta plataforma frente a otras es, de hecho, este servicio de atención directo y eficiente, que permite la comunicación por varias vías.

Me libré de pagar y también denuncié el perfil por estafa. Como os comentaba en el anterior artículo, al salir de la casa me pidió 30 euros por tarifas de limpieza cuando, por políticas de Airbnb, ese dinero tiene que ir especificado ya cuando haces la búsqueda de alojamientos. De todos modos, me han dicho que el anuncio seguirá online, pero que educarán a la anfitriona en el uso de la plataforma para evitar que otras personas pasen por esto. Y no pude cambiar mi reseña para alertar a otra gente de que no recomiendo el lugar, solo la pude eliminar.

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Razones por las que estoy convencida de que es una estafadora

Si esta anfitriona pusiese que cobra 30 euros por limpieza, su anuncio dejaría de ser atractivo en Punta Cana (lugar muy turístico y repletísimo de alojamientos) porque pasaría a tener un precio tan alto como una larga lista de sitios más y eso le haría perder visibilidad, atractivo y, por tanto, clientes. Ahora llama la atención, básicamente, porque está entre los más baratos de la zona. Y lo de la limpieza sin sumar todo lo demás que te puede cobrar si quieres cocinar algo, si te quedas con un ventilador en la habitación o si te dejas una ventana abierta y llueve.

Otro motivo por el que creo que es una estafa es porque, desde Airbnb en principio me dijeron que entendían que yo estaba conforme con el pago extra porque le había dejado a la anfitriona una reseña positiva. Yo tuve que decirles que mirasen bien, porque la petición de cobrarme dinero extra vino tras hacer yo la reseña.

El tema real fue el siguiente: en mi salida hablamos un rato y me pidió por favor que le dejara una reseña, insistió mucho en eso. Tanto que, volvió a escribirme un par de días más tarde para que lo hiciera. Todo eso me llamó la atención.

De todos modos, no soy desconfiada y pensé más que era una persona neurótica y demasiado aburrida, que una estafadora. Pero me equivoqué. Le dejé una buena reseña porque, si bien ella no me había  hecho sentir realmente cómoda, con su larga lista de normas, la casa estaba bien, en una ubicación también positiva, por estar en el medio de todas las zonas de playas que a la gente le puede gustar visitar, barata, amplia y  limpia.

Nada más que realicé la reseña me llegó un mensaje pidiéndome el dinero. No antes. Y pasaron unos 3 o 4 días hasta que la hice, desde mi salida.

Lecciones aprendidas

Aun así, me mantengo como usuaria de Airbnb cuando es para poder quedarme en casa de gente local en algunos de los sitios a los que viajo. Ya os he compartido en otros reportajes cómo sí me gustaba su esencia inicial de compartir con locales en sus casas, algo que en algunos países a los que he viajado en los últimos años sí se mantiene (ejemplo de Senegal). Algo que en regiones de España, por la normativa y los precios base ya es mucho más difícil de lograr.

En este caso la mujer no era dominicana pero eso fue un error mío de comprensión porque reservé a la carrera, pero con unas lecciones aprendidas que quiero compartir

Una lección podría ser no hacer reservas de última hora sin fijarse bien en el anuncio, y que fue uno de los errores aquí, pero para mí no aplica, porque en mis viajes, voy improvisando los destinos.

  1. Si no te sientes cómoda o cómodo con algo, no es el sitio. Igual que en la vida real, yo soy partidaria de dejarme llevar por en instinto y cuando algo no nos encaja como lógico, suele tener una razón de peso detrás. Le hice una buena reseña al irme (especificando que las normas abrumaban) porque confié en ella y no me dejé guiar por mis sensaciones desde el principio, de que todo el anuncio era muy raro. Ahora recomiendo que si vas algo inusual en un anuncio, hay algo que no te haga sentir bien, lo reportes a Airbnb cuanto antes (en mi caso lo vi tras hacer la reserva que era sin cancelación). Los viajes son para disfrutarlos, no para estar estresados porque quien nos aloja no nos hace sentir a gusto.
  2. Evita reservas sin ninguna política de cancelación. Aunque estés reservando de última hora y necesites un alojamiento, fíjate que tenga alguna política de cancelación. Aunque sea de devolver solo una parte del dinero o de avisar con antelación. No reserves muchos días seguidos en un lugar sin que te den esta facilidad.
  3. No aceptes ningún cobro si no estás seguro de qué quiere decir. Lo mejor sería conocer mejor las políticas de la plataforma pero, como usamos muchas al cabo del año, mejor sé prevenida o prevenido. Si te quieren cobrar algo que no consideres, no aceptes. Recházalo y aprovecha el servicio de atención al cliente de Airbnb para solucionarlo directamente con ellos.

Imagen | Foto de Joe deSousa en Unsplash

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