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Con la expansión de Twitter y su limitación a 140 caracteres, los servicios acortadores de URLs están viviendo una segunda juventud. Como servicio es extremadamente sencillo de montar: una base de datos que asocie una cadena con otra. El resultado es una amplia oferta, en la que las bazas para el éxito son el uptime, lo cortas que sean tus URLs y los servicios añadidos.

Contar con el beneplácito de Twitter es desde luego una gran ventaja. Pero en Bit.ly saben que eso puede cambiar en cualquier momento, así que para mantener su posición no pueden confiarse. Las últimas mejoras desmuestran que saben cuál es el camino. Por contra, el servicio “reductor” que ofrece Digg se planteó como algo añadido a su campo de trabajo, la recopilación de noticias. Así que su última estupidez es una prueba de que no entienden de qué va la cosa.

Bit.ly piensa en sus usuarios y les protege

Al igual que la industria del porno va abriendo frentes en el mercado cinematográfico, en la red el spam siempre anda innovando en nuevas formas de amargar la existencia a la gente. Son pan de cada día las cuentas ficticias de Twitter que te agregan y que únicamente contienen un enlace disfrazado a un anuncio. Enlace que usa un acortador de URLs, para que no sepas adonde va, viciando el verdadero uso del servicio.

Para evitar esta lacra, desde hace unos días Bit.ly se apoya en servicios anti-spam, detecta cuando la URL de destino está en una lista negra, y en lugar de dirigirte a ella te muestra un aviso: ahora es cosa tuya. Cómodo, sencillo, y si la URL es auténtica, transparente al usuario. Todo un acierto. Y eso es sólo un extra a la lista de servicios adicionales que ya ofrecía: caché de páginas, estadísticas, organización con etiquetas automáticas, feeds…

Digg le toma el pelo a sus usuarios y se aprovecha de ellos

Por contra, Digg la ha liado a base de bien. Ahora, si eres un usuario no registrado y visitas una de sus URLs cortas, en lugar de ir al enlace de destino te redirige a la noticia relacionada en Digg. Lo peor es que esto pasa también con todas las URLs abreviadas, incluso las que se crearon hace tiempo. Es decir, ya no apuntan a donde el creador quería.

Una forma rastrera de redirigir tráfico hasta su web, engañando a sus usuarios. El resultado es un aluvión de críticas y, aparentemente, una discusión interna, puesto que uno de los fundadores de Digg, Kevin Rose, ha comentado que desconocía esta situación y que iba a analizarla. Pero claro, este no es el negocio de Digg, aunque el daño en la imagen ya lo tienen.

Úsese con moderación

Hay que entender el contexto en el que estos servicios son útiles, y también su punto débil. Si un servicio acortador cae, también lo hacen sus direcciones. Es más, si la entidad gestora de dominios de Libia (.ly) decidiera retirar el dominio a Bit.ly por algún tipo de infracción, millones de URLs dejarían de funcionar, permanentemente. Y no parece un negocio prometedor: si Twitter decidiera en una de sus reuniones acortar las direcciones automáticamente (o no contarlas para el límite de caracteres), se acabó.

Vía | TechCrunch (sobre Bit.ly), Mashable (sobre Digg) En Genbeta | Bit.ly, un acortador de direcciones web prometedor En Error500 | Bit.ly, acortador de direcciones web por defecto en Twitter

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